¿Es de letras o de ciencias?

La verdad es que tengo desarrolladas las dos partes del cerebro, la lingüística y la científica. Cuando tenía cuatro años leí ‘La vida es sueño’, de Calderón de la Barca. Aprendí muy pronto a leer y a escribir porque me encantaba. Ese libro me marcó definitivamente para querer ser poetisa.

Sin embargo se decantó por los números.

La gramática se me daba fatal. Así que me decidí por una carrera científica. Iba a estudiar Matemáticas pero, en el último momento, me cambié de fila y me matriculé en Físicas. Los problemas son más complejos, pero ahora pienso que ya tenía alma del poetisa y me gustaba mucho la relatividad y la física cuántica.

¿Queda hueco para la poesía en la Física Atómica y Nuclear?

Sí. Sin duda. Las partículas elementales del núcleo tienen un álgebra, al que le han puesto propiedades como encanto, belleza, extrañeza... que son pura poesía. La física contemporánea tiene mucho de poesía y filosofía, aparte de sus matemáticas. Por eso me gustó, aunque los problemas de relatividad sean tan enrevesados.

¿Los átomos sirven como musa?

Claro. He escrito poemas dedicados al espacio, a las galaxias y a la energía nuclear. Se puede hacer poesía de todo. De hecho, muchos de mis poemas tienen un trasfondo científico. Inconscientemente, cuando voy a escribir toda mi formación se refleja en el papel. Muchos son abstractos, como las Matemáticas, y en otros introduzco conceptos de la Física.

Trabajó casi 30 años como profesora de instituto. ¿Cómo era la enseñanza de disciplinas científicas?

Llegué a impartir Matemáticas con poesía, y conseguí que los niños aprendieran. Era una forma de romper con el esquema que tenían los alumnos del docente. La verdad es que me dio muy buenos resultados.

Es vicepresidenta de la Unión Mundial de Escritores por la Cultura, la Ecología y la Paz. ¿Cuál es su función de este colectivo?

Se busca la paz a través de la poesía y de las imágenes. Tratamos temas de ecología, para que se vea la evolución del planeta y la gente se conciencie de que hay que llevar otro plan de vida. Y eso a través de la cultura, con poemas, muchos ecológicos, y siempre en castellano. La sede está en Argentina.

Habla de crear políticas ecopoéticas. ¿Es porque la política es todo un poema?

Respeto más la poesía que el panorama político actual.

En unas semanas viajará a Miami para representar a este organismo.

Así es. Y después, en octubre, estaré en Chile y Bolivia. En la feria internacional de Cochabamba presentaré una antología Bolivia-España, que surgió en la cita del año pasado, cuando acudí a presentar mis libros.

¿Qué hará en Chile?

En la reunión de directivos de la Unión de Escritores daré una ponencia sobre el ruido. España es el país más ruidoso del mundo después de Japón.

¿Se nos ha olvidado la poesía en el día a día?

Sí, porque la poesía es cariño, amor, sentimiento e intimidad, que en la actualidad son difíciles de encontrar.

¿Cuándo descubrió su vena más artística?

Tengo cuatro cursos de Bellas Artes y he participado en 20 exposiciones de pintura en Madrid, Teruel y Zaragoza. Pero me gusta más la poesía. Cada vez que recito un poema o presento un libro disfruto y me siento como una niña de cuatro años. Esta era mi ilusión.

¿Cuántos libros ha escrito?

Tres de poesía y una novela sobre la historia del Manantial del Ciervo, de Cervera de la Cañada. También he dirigido un corto.

En su trayectoria aparecen disciplinas muy diferentes.

Además de física, soy diplomada en Cinematografía, en Teología y en Historia de la Ciencia. Eran materias que me interesaban en ese momento y disfrutaba estudiando

¿Y el siguiente proyecto?

Ahora quiero empezar con Filosofía y Letras.