EXPO 2008

Una noche mágica

La Expo deslumbra. Una brillante ceremonia de inauguración en la que destacó el impresionante espectáculo "Iluminar" llenó de luz el recinto de Ranillas y las riberas del Ebro, engalanadas para la ocasión. La Torre del Agua, de azul intenso, se recortaba en el firmamento.

El Rey Juan Carlos inauguró la Exposición Internacional ante 5.000 invitados y con toda la ciudad pendiente de su mayor acontecimiento en los últimos cien años. La Familia Real al completo, la plana mayor del Gobierno central y el autonómico, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Duräo Barroso, el de México, Felipe Calderón, y el de Portugal, Anibal Cavaco Silva, junto con el primer ministro de Marruecos, Abbas el Fasi, dieron lustre a la puesta de largo de un evento consagrado durante los próximos 93 días al agua y el desarrollo sostenible. Asistieron también los presidentes de casi todas las comunidades autónomas y los alcaldes de las principales ciudades españolas.

La Expo ofreció una brillante puesta en escena en la fiesta de su inauguración, en la que el protagonismo, a partes iguales, fue del agua, la danza, la música y, sin querer, del viento.


El Palacio de Congresos del recinto de la Expo cobró vida a las 20.00 horas para comenzar a recibir a los 1.500 invitados a la fiesta de apertura en este lugar, presidida por la Familia Real al completo y el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, y con la presencia de muchos de sus ministros.


El Rey alabó una cita que subraya "el valor insustituible del agua como soporte de la vida". "Los contenidos de esta Expo promueven la exigencia de gestionar y de conservar los recursos naturales pensando en el presente y en las generaciones venideras, luchando mediante la cooperación y el avance tecnológico contra el deterioro medioambiental y el cambio climático. Esa responsabilidad y ese compromiso a todos nos afecta", añadió.


El presidente del Gobierno, por su parte, recordó que el agua y el desarrollo sostenible son "un desafío que todos tenemos que encarar". "Tenemos que avanzar hacia una nueva cultura del agua", dijo Zapatero, y recordó que la Expo 2008 es un asunto de Estado al que el Gobierno ha contribuido con mil millones de euros.


Muchas de las personalidades viajaron en un AVE especial desde Madrid con destino a la Estación de Delicias, justo en las puertas de la Expo. Una prueba de la inversión en infraestructuras que ha transformado la fisonomía de la capital aragonesa.


Mientras esperaban se formó algún corrillo, imposible en cualquier otro foro, como el formado por el líder del PP, Mariano Rajoy, con el consejero de Economía del Ayuntamiento de Zaragoza, el socialista Francisco Catalán, y la vicepresidenta del Congreso, Teresa Cunillera.


Lo más exótico, los saris y túnicas de colores de las africanas e indúes y los turbantes de árabes y pakistaníes. De lo más emotivo, el rostro de Guillermo, el voluntario de mayor edad de la Expo, con 104 años, que ocupaba un lugar destacado en la segunda fila, tras los asientos de los ministros.


Las más altas autoridades del Estado y de Aragón esperaron a los Reyes en el exterior del Palacio de Congresos. Doña Sofía llevaba un traje de chaqueta beige; Doña Letizia, una camisa negra con una falda en plata, rojo y negro; Doña Elena, un traje azul agua y el pelo recogido en una cola de caballo, y Doña Cristina, un vaporoso pantalón ancho gris con una chaqueta blanca. La vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, llevaba un pantalón dorado con casaca y zapatos rojos.


En el cielo pocas nubes y, como invitado inesperado, el cierzo, que se llevó la lluvia que ha caído insistentemente sobre Zaragoza el último mes pero que jugó una mala pasada al Rey, a quien alborotó el cabello. El primer plano del monarca, despeinado, firmando en el libro de honor de la Expo y que se pudo ver por la pantalla gigante provocó sonrisas entre el público.


Ya con todas las autoridades en el escenario, delante de una pantalla sobre la que se proyectaban unas nubes, se pudo ver cómo el presidente de Expoagua, Roque Gistau, llevaba al cuello su acreditación colgando de la cinta con el logotipo de la Expo, la misma que lucen miles de trabajadores y cientos de periodistas. Quizá temía que le impidieran el paso entre tanta cara conocida.


Una de las ovaciones más espontáneas fue la que recibieron los voluntarios que retiraron del escenario la mesa y las sillas.


La actriz Belén Rueda presentó después el acto más lúdico, una coreografía acerca del gozo del agua, de cómo dejarse llevar por su sensualidad y por los sentimientos, de cómo el agua influye en las estaciones y en el ánimo.


Acto seguido, la soprano Montserrat Martí interpretó el himno oficial de Expo Zaragoza 2008, una mezcla de estilos a cargo de una orquesta de violines y violas y de un grupo moderno, con batería y guitarras eléctricas. Unos pocos tocadores de tambores de Calanda y un cuadro de cincuenta joteros completaron el número musical del cierre del acto.


Los invitados degustaron más tarde y antes del espectáculo pirotécnico, un cóctel de platos típicos de Aragón, con vinos de Cariñena y Somontano.