EXPO 2008

La Expo prohibirá entrar comida y bebida y limitará el tabaco en el recinto de Ranillas

Tan solo hará excepciones con los preparados infantiles y con las dietas especiales por prescripción médica. Fumar un cigarrillo se limitará a espacios abiertos sin colas.

Visitar la Expo será incompatible con llevarse la tartera o el bocadillo de casa. La sociedad pública Expoagua no permitirá la entrada al recinto de Ranillas con ninguna comida o bebida, por lo que el público tendrá obligatoriamente que consumir en los establecimientos oficiales o en los que abrirán una treintena de pabellones. Tan solo se harán excepciones con los preparados infantiles -como papillas y biberones- y con las dietas especiales que, por prescripción médica, deba portar un visitante. También limitará el tabaco a los espacios abiertos en los que no haya colas ni público infantil.


El personal de seguridad asignado a las tres puertas tiene orden expresa de obligar al público a deshacerse de cualquier producto que lleven encima, aunque los vigilantes no inspeccionarán los bolsos o mochilas que lleven cada una de las 68.000 personas que accederán de media diaria. "No nos vamos a volver locos. Los registros se harán por motivos de seguridad, pero la comida también se incluirá (en la revisión)", explicó el jefe del área de Público y Servicios de Expoagua, Eduardo Combas.


La comida no se requisará, pero el afectado tendrá que dejarla o comérsela si pretende acceder. También tendrá la opción de depositarla en las consignas que se han habilitado en las tres puertas. En cada una de ellas habrá personal para atender al público, que solo podrá dejar dos bultos. Se cobrará cinco euros, casi lo mismo que costará comer de bocadillo en cualquier quiosco-bar del recinto.


El Fórum dio marcha atrás


Esta misma medida se aplicó en el Fórum de Barcelona, pero los organizadores tuvieron que levantar la prohibición de acceder con comida por las numerosas protestas. "Este ejemplo no es extrapolable. Duraba más tiempo y tenía una serie de menús fijos. La oferta era más limitada", señaló el jefe del área de Público y Servicios de la Expo, que trabajó en el Fórum.


Eduardo Combas defendió la medida aduciendo que los precios fijados en los quioscos y restaurantes de concesión son "políticos": se podrá almorzar por entre 6 y 9 euros en los quioscos, por entre 9 y 12, si se opta por un local de comida rápida, o entre 10 y 19, si se elige el autoservicio.


Los visitantes también tendrán limitado el tabaco a los espacios públicos abiertos, de los que se excluyen las esperas en colas, los escenarios infantiles al aire libre e incluso las terrazas de los restaurantes. El responsable de Expoagua señaló que será fácil identificar dónde se puede encender un cigarrillo sin ningún problema: junto a las papeleras y el mobiliario que contará con ceniceros. "Es sencillo, se podrá fumar donde no se moleste", sentenció.


En el recinto tampoco se permitirán bicicletas, patines ni monopatines para no molestar al resto de visitantes. Las personas disminuidas dispondrán de sillas de ruedas y las familias podrán recurrir a los carros que ofrecerá la organización para cuando los niños pequeños se cansen de andar.


Los que acudan con sus mascotas tendrán la posibilidad de dejarlas en la guardería de la puerta junto al Pabellón Puente.