EXPO 2008

La crecida y las lluvias complican aún más las obras de la Expo e impiden probar el azud

El agua anega parte del graderío fluvial, el iceberg y la península del Pabellón Puente que se estaba retirando. Gistau descarta instalar protecciones, pero asume las afecciones para rematar los edificios y la urbanización.

El tiempo y la premura de los plazos se han aliado en contra de la Expo. La nueva crecida del Ebro y las lluvias que se esperan para toda la semana complicarán aún más la ejecución de las obras, que están ralentizando los trabajos en la recta final e impidiendo que el azud se someta a las pruebas definitivas de represamiento. El río ha empezado a anegar el graderío fluvial, el escenario del iceberg y la península de tierra del Pabellón Puente que se estaba retirando. El aumento del caudal del río ya ha cubierto la ribera junto al nuevo Club Náutico, aunque la plaza junto al edificio está por el momento a salvo.


El presidente de Expoagua, Roque Gistau, asumió ayer los problemas añadidos, pero lanzó un mensaje de optimismo al asegurar que no hay ningún proyecto que esté en peligro para la inauguración y que ni siquiera hará falta colocar protecciones junto al río. Fuentes del área de Construcción aseguraron que las dos instalaciones más expuestas, el anfiteatro y la plaza temática Inspiraciones Acuáticas, están por encima del máximo nivel que alcanzará el Ebro esta semana. A media tarde, el caudal estaba en 681 metros cúbicos por segundo.


Según las previsiones oficiales de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), la punta de la crecida llegará al meandro de Ranillas en torno a la madrugada del jueves, cuando se alcancen los 1.023 metros cúbicos. El nivel será similar a la crecida que se registró en el mes de marzo, que afectó únicamente el iceberg, el graderío y el anfiteatro -en este último caso, por la elevación del freático cuando aún no se había hormigonado-.


El agua también cubrió ayer por la mañana el tramo de ribera aún por recuperar entre el edificio del Náutico y el Puente de Hierro. La pasarela peatonal que baja al río, a la altura de la calle de San Vicente de Paúl, quedó parcialmente cubierta. La contratista da por hecho que no se podrá trabajar en días y adelantó que los remates los dejará para el último momento. Lo que se da casi por seguro es que la plaza pública junto al edificio no se verá afectada por la crecida.


A la subida del Ebro se unen las lluvias, constantes desde hace dos semanas y que ya han provocado que se haya perdido una semana de trabajo real por la ralentización de los contratistas. El presidente de Expoagua incidió en que mientras llueva no se podrá acabar de asfaltar el recinto ni la entrada junto al Pabellón Puente. En un comunicado oficial, la sociedad pública asumió "ciertos retrasos en la retirada de las penínsulas construidas para la ejecución de los puentes y en la urbanización y acabados del recinto". Lo peor es que las predicciones dan precipitaciones hasta el domingo.


Roque Gistau insistió en el refuerzo de personal para compensar los retrasos sobrevenidos. El turno nocturno se ha ampliado con "cientos de trabajadores" para recuperar el tiempo perdido en mayo, al igual que se ha hecho en el Náutico.


Las goteras, solventadas



Parte de los problemas provocados por la lluvia, como son las goteras generalizadas en un ala entera de pabellones del recinto se han solventado. Varios contratistas consultados ayer por este diario indicaron que las filtraciones que afectaron al macroedificio de las Comunidades Autónomas y de empresas -orientado a la avenida de Ranillas- se han corregido, al igual que las del edificio que comparten las naciones del Caribe.


Las precipitaciones impedirán probar de nuevo otra semana la capacidad de represamiento del azud de Vadorrey. Las compuertas solo se pueden subir si el caudal del Ebro está por debajo de los 415 metros cúbicos por segundo. Este número no está fijado por capricho, sino que es el nivel máximo que permite el sistema de seguridad del propio azud.