El PP, de renegar de Barberá a elogiarla

En los últimos meses cargos del PP se distanciaron de la exalcaldesa, que fue apartada paulatinamente de sus puestos en el Senado.

Rita Barberá, en Aragón
Rita Barberá, en Aragón
Heraldo

La dirección nacional del PP ha vivido dividida este año la situación judicial que ha afrontado la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá, con dos posiciones claramente identificadas: por un lado, la de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, con apelaciones continuas a la presunción de inocencia de la senadora; y por otro, la de los jóvenes vicesecretarios del partido, como Javier Maroto y Pablo Casado, más exigentes con la exregidora por considerar insuficientes sus explicaciones. Con su muerte se ha escenificado la unidad del partido en torno a su figura.


El goteo de noticias en enero y febrero sobre el 'caso Imelsa' relativo a un presunto delito de blanqueo de capitales por parte del Grupo Municipal del PP en el Ayuntamiento de Valencia, provocó tensiones y sentimientos encontrados en las filas del PP desde el primer momento.


Durante meses, Rajoy en sus apariciones públicas salió en defensa de la exregidora. "Se nos pide que en 24 horas, porque aparezca algo en la portada de un periódico, tomemos una decisión que en muchos casos puede ser injusta e irreversible", dijo el 24 de febrero, después de que un juzgado de Valencia requiriera al Senado constatar la condición de aforada de Barberá. También Cospedal apeló en ese momento a la presunción de inocencia y pidió confiar en la Justicia.Para Maroto y Casado, "insuficiente" explicaciones


Sin embargo, uno de los episodios que visualizó claramente la fractura interna en la cúpula de 'Génova' se produjo el 15 de marzo. Entonces, Barberá anunció públicamente su voluntad de declarar de manera voluntaria ante el juez de Valencia que instruía el 'caso Imelsa', antes de que éste tomase una decisión sobre enviar o no el caso al Tribunal Supremo.


Mientras Rajoy dijo en ese momento que ese paso de Barberá le dejaba "tranquilo", Maroto y Casado vieron "insuficientes" las explicaciones de la exalcaldesa y reconocieron en público que se quedaban con "ganas de más".


La división de opiniones en el PP fue en aumento cuando el Tribunal Supremo confirmó el pasado 13 de septiembre que investigaría a Barberá por un supuesto delito de blanqueo de capitales. En las filas del partido, numerosos cargos 'populares' exigieron su dimisión.

Citación en plena campaña vasca

Esa decisión del Supremo se produjo en plena campaña electoral para las elecciones vascas y gallegas y creció el temor a que el caso pudiera afectar a los resultados en ambos feudos. Uno de los que alzó la voz públicamente en ese momento fue el candidato a lehendakari del PP y exministro Alfonso Alonso: "Si Rita Barberá no toma una decisión adecuada hoy, la tendrá que tomar el partido".


La creciente presión interna forzó que la exalcaldesa emitiera un comunicado anunciando que se daba de baja en el Partido Popular, justo un día después de que el Tribunal Supremo anunciase que abría causa contra ella. Ciudadanos, en aquel momento negociando con el PP la investidura de Mariano Rajoy, presumía entonces de haber forzado esa separación.


Eso sí, Barberá dejó claro que se mantendría en su escaño, a pesar de que en los últimos meses el partido la había ido apartando de sus puestos en el Senado. Primero fue la presidencia de la Comisión Constitucional y, después, ante la polémica por su permanencia en la Diputación Permanente, el PP dejó pasar el tiempo sin constituir este órgano, que se puso en marcha cuando Barberá había dejado ya el PP.


Sin embargo, la tensión no disminuyó entonces porque muchos cargos del partido no aprobaron que continuara como senadora y buena parte de sus compañeros de escaño marcaron distancias con ella.


Desde la cúpula del PP, Javier Maroto le recriminó que se aferrara al escaño y dijo que su actuación en el "final de su carrera" no cumple con el requisito de "dignidad" ni con el de "ejemplaridad" con el que los políticos deben ejercer su vida personal.


También el ministro de Economía, Luis de Guindos, y la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, pidieron en público que dejara el acta. "Siendo senadora, no por elección directa de los ciudadanos sino por designación de una Cámara autonómica, debería renunciar a su escaño", dijo textualmente Cifuentes.


En ese momento, Cospedal sí que justificó la decisión de Barberá de seguir como senadora y exigió un "mínimo de respeto a la presunción de inocencia". Y Rajoy quiso zanjar el tema recalcando que ya no era del PP y, por lo tanto, no tenía "ninguna autoridad sobre ella". "Ha abandonado el PP. Nosotros le pedimos en su día que renunciara a la militancia", dijo en Bratislava, tras participar en una cumbre europea sobre el Brexit.

Este mismo lunes, cuando Barberá debía declarar ante el Supremo, la dirección de los 'populares' se desmarcaba de la exregidora asegurando que ya no era del PP. "No está ya en el Partido Popular y no tenemos nada que comentar al respecto", se limitó a decir en rueda de prensa el vicesecretario de Comunicación del partido, Pablo Casado.


De renegar de Barberá a elogiarla

Después de meses renegando de la exalcaldesa, este jueves decenas de dirigentes del PP han comparecido públicamente para elogiar su gestión durante 24 años al frente del Ayuntamiento de Valencia, situándola como la mejor alcaldesa de la ciudad.


Y algunos de esos miembros del PP han llamado a "reflexionar" por lo sucedido con Barberá, una reflexión que Carlos Floriano ha extendido también al Partido Popular. El portavoz del Gobierno, Iñigo Méndez de Vigo, ha afirmado que "en los últimos tiempos algunos no se portaron bien con ella" pero se ha mostrado seguro de que ella, que era una persona "generosa", los "sabrá perdonar".

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