El espejo de las Tierras Altas

Las brumosas Tierras Altas (‘Highlands’) de Escocia ofrecen un ejemplo de cómo se puede frenar la despoblación de un territorio. Aragón puede mirarse en ese espejo y fomentar iniciativas que ya están ayudando a fijar población en algunas comarcas.

Consenso político y social y medidas a largo plazo han conseguido que uno de los grandes desiertos demográficos europeos, las Tierras Altas e Islas de Escocia, haya aumentado su población más de un 22% en los últimos cincuenta años. En 2015, en esa región escocesa, con una extensión de 25.784 kilómetros cuadrados, poco más de la mitad de Aragón, vivían 234.110 personas, seis veces menos.

Los resultados se han alcanzado a fuego lento, con participación ciudadana, una agencia de desarrollo territorial que mueve anualmente 140 millones de euros, entre fondos públicos y privados, y un seguimiento de los universitarios emigrados para ofrecerles oportunidades de retorno.

La atracción del talento hacia los territorios despoblados ha sido clave para desarrollar modelos de negocio relacionados con el turismo, con los servicios, con la energía, con la agricultura y el medio ambiente, con los recursos autóctonos que no se deslocalizan.

Las provincias de Teruel, Cuenca y Soria se están mirando desde hace tiempo en el espejo de esta región escocesa, envuelta en un paisaje de misterio, bruma, belleza y biodiversidad, de cine y series como ‘Juego de Tronos’.

La experiencia escocesa, que recibe específicamente fondos europeos habilitados por el Tratado de Lisboa para áreas escasamente pobladas, está confirmando la relación directa entre el retorno de licenciados superiores, a los que hay que dar una imagen positiva de las áreas despobladas para vivir y desarrollarse profesionalmente, y las iniciativas y empresas que están dinamizando el medio rural.

En Aragón, uno de los objetivos políticos tiene que ser lograr que esos fondos europeos, limitados a la provincia de Teruel como referencia de desierto demográfico (menos de 12 habitantes por kilómetro cuadrado), lleguen a las áreas despobladas de las provincias de Huesca y de Zaragoza.

No partimos de cero en iniciativas que estén convirtiendo la despoblación en una oportunidad. Por ejemplo, el turismo activo en el curso medio del Gállego, ligado a las aguas bravas en el único tramo del río sin regular entre el embalse de la Peña y Ardisa. Más de 500 personas están viviendo de esta actividad en Ardisa, Santa Eulalia de Gállego y Murillo de Gállego. En este último municipio, con 166 habitantes censados, se localizan 23 pequeñas empresas. Se asienta y rejuvenece la población en la Galliguera, que está recibiendo alrededor de 80.000 visitantes al año y concentra un tercio del turismo activo de España.

Otro ejemplo es el de las pymes zapateras de la comarca del Aranda que, después de cerrar 70 empresas y perder 1.250 empleos en los últimos 15 años, debido entre otras razones a la competencia del sudeste asiático, el año pasado aumentaron sus exportaciones un 48%, alcanzando una cifra récord de 109 millones de euros.

El calzado se ha convertido, además, en la principal atracción turística de la zona, un turismo de ‘outlet’ y de viajes organizados procedentes de todos los rincones de Aragón, de Cataluña, de Madrid, del País Vasco, a los que hay que sumar los usuarios de los balnearios y hoteles de la comarca de Calatayud. Un turismo zapatero que se puede complementar con el cultural (palacio del Papa Luna) y con el deportivo, con el proyecto de señalizar más de cien kilómetros de bicicleta de montaña en senderos y antiguos caminos de herradura que unan la comarca y el Moncayo.

Y un tercer ejemplo, el de ‘Empenta Artieda’, un proyecto de seis meses de investigación y de acción participativa contra la despoblación en un municipio de 75 empadronados, que pertenece a la provincia de Zaragoza, a la comarca de la Jacetania y que recibe la atención sanitaria en Navarra.

Están en la fase de propuestas después de diagnosticar la necesidad de atraer a jóvenes con formación especializada y superior, que puedan disponer de una conectividad de calidad a Internet para el autoempleo y el teletrabajo, de que las mujeres puedan conciliar la vida familiar y laboral, de que se oferten viviendas de alquiler a precios asequibles, de que se agilicen las licencias de obras y actividades empresariales, de que se bonifique fiscalmente la apertura de negocios, y de revitalizar la agricultura y la ganadería.