ECOLOGÍA

El creciente furtivismo de marfil puede llevar al elefante africano a la extinción en 2020

Un estudio del ADN de los colmillos permite conocer de dónde procede el animal y, por tanto, en dónde actúan los cazadores

Los elefantes africanos podrían desaparecer en 2020, según los expertos de la Universidad de Washington, que achacan la peligrosa situación de este animal a su caza indiscriminada con el fin de obtener marfil. Ante esta situación, los los científicos han desarrollado un estudio que permite conocer el ADN de los colmillos por el que se puede saber de qué área concreta procede el animal, y por tanto, en dónde actúan los cazadores furtivos.


Hasta un 8 por ciento ha aumentado en el último año la mortalidad de los paquidermos africanos como consecuencia del crecimiento del mercado del marfil, a pesar de que éste se prohibió en el año 1989 a través de un tratado internacional. Esta situación ha llevado a estos grandes mamíferos a formar parte de la lista de las especies en vías de extinción y, según el estudio publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', se prevé su total desaparición en poco más de una década si continúa la situación actual.


En el artículo, el profesor de biología de la Universidad de Washington, Samuel Wasser, señala que la población actual del elefante africano en el planeta está por debajo del medio millón, y que "si sigue esta tendencia, los elefantes sólo existirán en áreas cercadas" y bajo supervisión humana, en donde se puedan proteger de los cazadores furtivos. Para solucionar esta situación, Wasser, pide a la opinión pública que se presione a las autoridades para que se pongan mayores medidas en contra del contrabando de marfil. Actualmente sólo se ha conseguido frenar un 10 por ciento de esta actividad.


Dentro de este estudio, en el que han colaborado diferentes expertos de varios países africanos, se han desarrollado instrumentos de ADN que pueden determinar de dónde proviene el marfil que se está comercializando, cuando las fuerzas de seguridad se hacen con un alijo de este producto. Estas pruebas permiten conocer cómo se está desarrollando este mercado negro y en dónde actúan los furtivos, ya que muchos de ellos, trasladan el marfil conseguido en un país a otro cercano, para aludir así la ley.

Nuevas medidas


En este sentido, explican, gracias a este sistema se ha podido saber, por ejemplo, que 6,5 toneladas de marfil que las autoridades incautaron en Singapur en 2002, fueron transportadas desde Zambia, un dato que aportó el ADN del marfil. Otro caso solucionado fue el de un envío realizado en 2006 de 3,9 toneladas interceptadas en Hong Kong. En un principio se creyó que procedía de Camerún, pero el ADN mostró que los elefantes que portaban dicho marfil se situaban en Gabón.


El marfil, destacan los científicos, no está presenta en una amplia área geográfica, por lo que es más fácil de detectar en donde se centra el mercado negro de este materia y los cazadores suelen tener siempre manadas específicas a las que atacar, dicen los expertos. Con tal información, Wasser cree que las autoridades pueden realizar mayores esfuerzos por centrar la vigilancia en dichas áreas en donde se llevan a cabo las matanzas.