CAOS POR LOS CONTROLADORES

Cuatro largos días de espera en Barajas

Tras cuatro días de espera, la familia del aragonés Jesús Felipe tenía previsto embarcar esta madrugada camino a Bogotá. No será el viaje directo contratado, tendrán que hacer una larga escala en México.

El aragonés Jesús Felipe, junto a su hijo Alejandro, ayer durante su cuarto día en Barajas.
Una familia aragonesa pasa cuatro días de espera en Barajas
ENRIQUE CIDONCHA

Por fin salimos esta noche, a las 0.40 horas, no será el vuelo directo que teníamos previsto hasta Bogotá, pero nos han ofrecido ir vía México y así nos garantizamos al menos llegar el miércoles". Habrán sido más de cuatro días más tarde de lo que estaba previsto, después de dos noches durmiendo en el suelo y los bancos de la T-4 de Barajas y una en un hostal, pero -si durante esta pasada noche y madrugada todo ha ido como les había prometido ayer Iberia- la familia del aragonés Jesús Felipe ya está rumbo a Bogotá y por fin habrá visto al menos el final a su particular odisea en el aeropuerto de Barajas. Aún tienen por delante casi 24 horas más de viaje, incluida una larga escala en México DF. "Ya no queremos más sobresaltos", explica Jesús Felipe, que junto con su mujer Claudia, que es colombiana, y su hijo Alejandro, que tiene cuatro años y es minusválido, quiere poner como sea ya el broche a este inicio de viaje casi interminable.


Jesús Felipe mostraba ayer ya bastante hartazgo por la dura situación a la que se han visto sometidos desde que el sábado por la mañana llegaron al aeropuerto madrileño. "Nos han hecho daño moral, es tremendo, quien lo vea desde fuera y por ejemplo nos haya visto jugar a las cartas pensará que no estamos tan mal, pero ha sido muy duro", explicaba. "Por momentos he tenido la sensación de que en el aeropuerto dejaba una parte de mí, aquí vas perdiendo la dignidad", reconocía ayer minutos antes de pasar por fin el control de pasaportes y entrar en el área de embarque.


Y es que a pesar de la complicada situación en la que se encontraban, con un niño de cuatro años en esa situación, Iberia no ha tenido ningún tipo de deferencia y de hecho casi los ha dejado los últimos de la lista. "Hemos visto cómo iban llenando aviones sin que tuviesen el mínimo gesto con nosotros", relata al recordar cómo una azafata si les prometió un embarque rápido teniendo en cuenta además que ni siquiera tenían dónde dormir y que nada de eso se cumplió.


Felipe explica que en este tiempo perdido en Barajas "nos hemos dejado más de 300 euros por el retraso, además de todo el tiempo que hemos perdido". "Parece que en vez de irnos, con la ilusión que teníamos, estamos ya regresando", lamenta al explicar que el viaje lo tenían previsto hace ya mucho tiempo para poder visitar a la familia de su mujer.


Su historia empezó el viernes por la noche, en la localidad zaragozana de Maleján. De ahí fueron a Zaragoza para coger un autobús con destino a Barajas. "El avión salía a las 12.10 del sábado". El domingo creyeron que se acababa ya su estancia en Barajas, porque los llevaron a embarcar, pero en el momento de la verdad les dijeron que tenían que esperar más. Y así casi cada día, hasta esta pasada madrugada. "No tiene sentido que nos tengan a nosotros por los suelos del aeropuerto esperando mientras dan prioridad a aquellos que tenían billete para días más tarde", afirma sin comprender aún qué ha llevado a Iberia a aplicar este tipo de criterios. Además, explica que si no hay demasiada gente ya en el aeropuerto en esa situación no es porque las compañías lo hayan resuelto, sino porque "muchos han decidido irse a sus casas". Ellos no manejaban otra posibilidad que juntarse con su familia, y aunque cuatro días después, están ya más cerca de conseguirlo.