EMPRESAS

Un año sin noticias de Martinsa

Lo peor que han hecho es no haber informado a sus clientes, de lo que sabían o de lo que podían informar", critica Manuel Vázquez sobre el silencio de Martinsa-Fadesa tras su caída hace un año. Su hija compró en 2006 un pareado en la macrourbanización de 3.000 viviendas (2.000 de Martinsa) Las Dehesas de San Mateo, con campo de golf, por el que llevaba adelantados 61.000 euros que pudo recuperar en enero. Él recopila información para los compradores en un completo blog (elsaboyal.blogspot.com). La falta de comunicación es reprochada por el propio alcalde de San Mateo de Gállego, Jesús Villagrasa, que afirma que lo que sabe el municipio le ha llegado "por la prensa".


La crisis estalló el 14 de julio del año pasado. Los compradores se levantaron con la noticia de que la empresa había solicitado la declaración del concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos) al no poder hacer frente a unas deudas de 7.000 millones de euros. Los afectados no olvidan su malestar de aquel día. "Pedí permiso en el trabajo y me fui corriendo a la caseta de información de San Mateo", explica Vanesa Nalváez. Allí encontró a otros compradores y ninguna ayuda. En marzo de ese año había empezado a pagar con su novio letras de 700 euros al mes para un piso de 50 metros cuadrados que le costaba unos 100.000 euros. Los foros de Internet pusieron en alerta a Ángel Ortiz, comprador de un piso de 98 metros por 185.000 euros, que le suponía 1.100 euros al mes desde abril de 2007.


La confirmación llegó el 24 de julio, cuando el juzgado de lo Mercantil de La Coruña declaró el concurso de la constructora, la mayor suspensión de la historia de España. Entre los 2.000 compradores en todo el país 450 eran zaragozanos, sumadas las promociones de San Mateo y Los Cados de La Joyosa. Esta última, de 1.711 viviendas, no se construirá, afirma Santiago Pérez de la asociación Adicae, basándose en que no está incluida en la lista de proyectos que contempla el convenio de acreedores, pendiente de aprobación por el juzgado, como pronto, tras el verano.


La mayoría ha continuado pagando, no sin indignación, siguiendo el consejo de los expertos. "En febrero terminamos de pagar los 61.000 euros", explica Begoña Martín. Vanesa ha abonado 20.000 euros y Ángel, 40.000. No pueden recuperarlos hasta que no haya algún incumplimiento de los plazos de entrega de sus contratos.


"Muchos culpables"

"En este proceso ha habido muchos culpables, no solo Martinsa", afirma Begoña, apuntando a las administraciones y a los bancos. Manuel afirma que el dinero se ha ido devolviendo a quienes contaban con un aval bancario, unos 200, como en el caso de su hija. A medida que se incumplen los plazos se puede solicitar la rescisión del contrato y ejecutar el aval. Algunas entidades financieras han puesto trabas y los compradores han tenido que acudir con el aval a los tribunales. Ángel está dispuesto a hacerlo en noviembre, cuando le vence el suyo.


Los problemas son mayores para quienes no tienen aval. Es el caso de Vanesa y Begoña. Temen verse en el saco del convenio de acreedores, cuya propuesta incluye devolver el dinero en ocho años. Vanesa esperará. "No estoy dispuesta a regalar nada", dice. Adicae explica que para el centenar de compradores de La Joyosa, el juzgado elaborará un plan especial para cobrar. Si no se logra la rescisión, la asociación de consumidores plantea ir a los tribunales, aunque el cobro deberá esperar al convenio.


Mientras, en San Mateo, el Ayuntamiento debe decidir si autoriza la prórroga de un año del proyecto de urbanización solicitada por Martinsa. "Queremos creernos de verdad que va a tirar adelante", dice el alcalde, que pide a la empresa un gesto. Villagrasa se plantea autorizarla pero por la mitad de tiempo. El municipio cuadruplicó todos los sistemas generales para dotar de servicios a la futura urbanización, que a largo plazo añadía 9.000 vecinos a los 3.100 del municipio. Confía en que el esfuerzo sirva. "No sé si serán ellos ni cuándo se hará, pero seguro que alguien desarrollará esto", afirma.


Los afectados han salido escarmentados, aunque algunos como Begoña no han perdido la ilusión de vivir en la casa que un día soñaron. Eso sí, en ese caso necesitaría tener todo atado y bien atado.