LA NUEVA OPEL

Tres frentes para defender Figueruelas de los planes de Magna

El futuro de la nueva Opel se decidirá en los próximos meses en los ámbitos financiero, sindical y el de las administraciones. Zaragoza parte con desventaja en el plan de Magna, pero queda mucho por negociar.

Banderas de Opel en la planta de General Motors en Amberes (Bélgica).
Tres frentes para defender Figueruelas de los planes de Magna
AFP

General Motors se decantó esta semana por la oferta del fabricante de componentes austriaco-canadiense Magna para cederle el control de su negocio europeo en la que será la nueva Opel. Pese a que en los días previos a la decisión, hecha pública el jueves, se apuntaba con insistencia la posibilidad de que el grupo automovilístico de Detroit decidiera finalmente no vender su filial europea, la balanza se inclinó a favor de la oferta presentada por Magna y el banco ruso Sberbank, que deberán trabajar ahora en tres frentes muy claros -el financiero, el sindical y el político- antes de llevar el barco a buen puerto.


Magna contó para llevarse el gato al agua con el apoyo determinante del Gobierno de Alemania, país que -con la mitad de los 50.000 trabajadores de la compañá y una canciller muy activa- ha marcado en gran medida el ritmo de este proceso de compra-venta. La firma de componentes fue elegida candidata preferente por Detroit el pasado miércoles, pero la sociedad fiduciaria que ha llevado las riendas de la filial europea de GM desde que la multinacional estadounidense entrara en mayo en suspensión de pagos -de la que salió luego- debía dar luz verde a la operación el jueves. Así lo hizo, con una votación sorprendente: dos votos a favor (de GM), uno en contra y una abstención (los dos últimos, del Ejecutivo alemán).


El consorcio Magna/Sberbank se perfila entonces como el próximo dueño de la nueva Opel con un 55% de su capital, mientras que GM mantendrá un 35% y los trabajadores, un 10%. Pero la oferta que se impuso a la de la firma belga RHJ deberá superar aún un proceso que se anuncia largo -varios meses- y enrevesado.


Sobre el papel, los planes de Magna dejan bien paradas a las plantas alemanas y en peor situación a las de otros países. En España, la planta zaragozana de Figueruelas no sale precisamente fortalecida en el proyecto del inversor, ya que prevé un recorte de 1.672 empleos, la reducción de la producción del Corsa por un traslado de volumen a Eisenach (Alemania) y la posible pérdida de la exclusividad de la producción de prensas para el utilitario de Opel. Peor pintan las cosas en Bélgica o el Reino Unido con anunciados cierres en Amberes y Luton.


Todos estos planes, en todo caso, son eso: planes. Medidas que pueden ser modificadas a lo largo de las intensas negociaciones que -en los tres frentes citados, en los que la parte española deberá ser sagaz en la defensa de Figueruelas- se prevén muy complicadas.