LA PRENSA HABLA

'The Economist' sentencia que el plan de Magna "apesta"

El semanario económico asegura que el acuerdo de venta de Opel a Magna "apesta" y era "la peor" opción desde el punto de vista industrial. Incluso, advierte que desafía la normativa europea y que General Motors también se muestra insatisfecho al verse obligado a efectuar la venta.

El acuerdo para la venta de Opel al consorcio formado por Magna y Sberbank "apesta", según critica en su última edición el prestigioso semanario 'The Economist', que asegura que esta opción "era la peor" desde el punto de vista industrial, y que desafía la normativa europea.


'The Economist' revela que incluso General Motors se muestra insatisfecho al verse obligado a vender Opel a Magna y a su socio ruso Sberbank, que tiene previsto llevar la tecnología de la marca alemana a sus propios clientes como GAZ, el segundo fabricante de automóviles de Rusia.


La publicación arremete contra el Gobierno de Angela Merkel, al que acusa de actuar "bajo una política de conveniencia a corto plazo", en lugar de hacerlo en defensa de los intereses de los contribuyentes o por la salud de la industria automovilística.


Así, expone que tanto Merkel como su principal rival en las elecciones del domingo, Frank Walter Steinmeier, quieren apuntarse el tanto de haber salvado a Opel de la quiebra, cuando siempre según 'The Economist', la insolvencia del fabricante alemán habría tenido sentido porque la capacidad de producción instalada en Europa es muy superior a la necesaria.

 

El doble de fabricas de las necesarias

Para el semanario, Opel fabrica vehículos de calidad, pero tiene el doble de fábricas de las que requiere su producción y, además, ha perdido cuota de mercado en los últimos años en beneficio de Volkswagen y Ford. Por ello, incluso con una reestructuración sustancial, habría que cuestionar su futuro.


'The Economist' asegura que la oferta de Fiat por Opel fue rechazada porque fue demasiado rotunda en cuanto a la necesidad de reducir la capacidad productiva, mientras que la sociedad belga RHJ fue considerada como un inversor financiero. Por su parte, cuando General Motors planteó la posibilidad de no vender, Alemania rechazó de plano su propuesta.


La revista cuestiona la capacidad de Magna y Sberbank para devolver los 4.500 euros en créditos que recibirán de los contribuyentes alemanes, pues ve "más que probable" que nunca se lleguen a pagar. "A corto plazo, este acuerdo apesta. Tras las elecciones alemanas, Merkel debería admitirlo de forma alta y clara", sentencia 'The Economist'.