CUMBRE DEL G-20

Salgado subraya las diferencias con Irlanda

Dejó claro que España someterá su política económica a la supervisión del Fondo Monetario Internacional como el resto de miembros del G-20.

La ministra de Economía, Elena Salgado, durante la cumbre en Seúl
Salgado subraya las diferencias económicas con Irlanda
EFE

La ministra de Economía, Elena Salgado, reconoció en Seúl que existe "preocupación" por la situación de Irlanda, que podría necesitar un paquete de rescate financiero como el de Grecia.


Tras la primera sesión de trabajo de los jefes de Estado y de gobierno en la quinta cumbre del G-20, Salgado separó claramente la situación de España de la de Irlanda, país con cuyos bonos, los españoles mantienen un diferencial de más de 350 puntos básicos.


Salgado, dejó claro que España someterá su política económica a la supervisión del Fondo Monetario Internacional como el resto de miembros del G-20 y consideró también "razonable" que los principales bancos españoles sean vigilados como entidades sistémicas.


La vicepresidenta española, que acompaña al jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, ofreció una rueda de prensa en Seúl tras concluir la cena de trabajo con la que comenzó la cumbre del G-20, donde España ha consolidado su participación tras recibir cinco invitaciones consecutivas.


En la cumbre, los líderes de las principales economías y de las potencias emergentes darán luz verde al acuerdo de Basilea III, que aumentará los requisitos de capital de las entidades bancarias para hacer frente a crisis futuras, y Salgado avanzó que también se fortalecerá la regulación y la supervisión de las entidades sistémicas, entidades tan grandes que su quiebra pondría en peligro el sistema financiero.


Se comenzará con los bancos de dimensión global y será el Foro de Estabilidad Financiera el que elabore la lista de las entidades que tendrán que someterse a examen, aunque Salgado consideró "razonable" que bancos como el Santander y el BBVA estén en ella dado su tamaño.


El plan de acción que se aprobarán mañana recogerá los compromisos de cada país para lograr una recuperación sostenible y España, a pesar de que sigue ostentando el papel de país invitado, también se someterá su política económica a supervisión.


Cada país ha entregado al Fondo Monetario Internacional la documentación con sus principales indicadores, las medidas de austeridad y las reformas en marcha y esa información se plasmará en fichas individuales.


Como el resto de países, insistió Salgado, España ha marcado sus compromisos ante el FMI y atenderá las recomendaciones que le haga en el futuro como participante en el G-20.


Entre los logros de la reunión, destacó también la reforma del FMI, organismo en el que España ha dado "un paso histórico" al incrementar su cuota de participación en el capital hasta el 2%, el decimotercer lugar.


Respecto a la participación de España en el comité ejecutivo del Fondo, donde ocupa una silla dos años de cada seis ya que la comparte con otros países, Salgado señaló que el objetivo es "conservar o mejorar" ese peso, que en ningún caso se verán reducido.


El problema más espinoso de la cumbre es la denominada "guerra de divisas", un término "desafortunado" en opinión de Salgado.


La ministra española consideró que siempre va a haber opiniones diferentes sobre la evolución de los tipos de cambio y estimó que lo fundamental es que los líderes acuerden trabajar en colaboración para analizar las consecuencias supranacionales que tienen las decisiones que adopta un país y evitar los efectos negativos.


Tras rechazar un posible cambio de monedas de referencia, opinó que además de rechazar las devaluaciones competitivas es necesario lanzar un mensaje a los países que, sin devaluar su moneda, no le dan una flexibilidad total.


Zapatero intervendrá este viernes en el plenario de la Cumbre y subrayará la importancia de que crecimiento económico haga énfasis en la creación de empleo de calidad.


Ése fue también el eje del discurso que pronunció en la cumbre empresarial que precedió a la reunión del G-20 y en la que presidió una mesa de trabajo centrada en el "crecimiento verde".


En ese foro subrayó que el sector de las energías renovables, el transporte y la edificación sostenible y la ecoindustria tienen en España un potencial de creación de un millón de puestos de trabajo en los próximos diez años.


Zapatero coincidió en esa cumbre con los presidentes de Repsol, Antonio Brufau; Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; Acciona, José Manuel Entrecanales; Telefónica, César Alierta; Ferrovial, Rafael del Pino; y del BBVA, Francisco González; y uno de los vicepresidentes del Santander, Manuel Soto.


Tras estas jornadas asistió en la Asamblea Nacional de Corea a la reunión del Grupo de impulsores de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, del que es copresidente.


En línea con el mensaje lanzado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en la Asamblea, Zapatero se comprometió a seguir luchando para alcanzar dentro de cinco años los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados por la ONU, a pesar de la crisis: "No vamos a desistir, no vamos a detenernos".


Tuvo también un momento para reunirse con el rector de la Universidad de Estudios Extranjeros Hankuk, Park Chul, y entregarle la Gran Cruz de Carlos III por su labor como hispanista y primer traductor de El Quijote al coreano directamente del español.