EXPECTACIÓN EN LOS MERCADOS

Portugal podría unirse a Irlanda como país necesitado de un rescate financiero de la UE

Lisboa admite que hay un "alto riesgo" de contagio, mientras el BCE reclama a Dublín que diga si pedirá ayudas.

Fachada de la sede del National Irish Bank en Dublín.
Portugal podría unirse a Irlanda como país necesitado de un rescate financiero de la UE
ANDY RAIN/EFE

Irlanda y Portugal siguen en el punto de mira de los mercados, que apuestan porque, tarde o temprano, habrán de ser objeto de operaciones de rescate financiero por parte de los socios europeos. Mientras las autoridades de la isla, inmersa en un colapso financiero, aseguran que no han pedido ayuda, y Bruselas insiste en que esa demanda "no está en la agenda", el ministro portugués de Economía admitió que su país sufre "alto riesgo" de contagio, aunque más tarde precisó que su país no ha pedido ayuda. La situación de España no es en absoluto comparable, recordó por su parte la vicepresidenta económica, Elena Salgado (ver página siguiente).


Para atajar el vendaval, el Banco Central Europeo (BCE) ha pedido a Irlanda que adopte una posición cuanto antes. El vicepresidente de la institución, Vitor Constancio, declaró en el marco de una conferencia financiera celebrada en Viena que es el Gobierno irlandés quien debe decidir "si cree que necesita el dispositivo de ayudas europeas y en qué momento".


En vísperas de una reunión que el Eurogrupo celebra hoy martes y que se anuncia trascendental para la estabilidad de la zona del euro, la inquietud por la capacidad de supervivencia financiera de las economías más frágiles de la moneda única, como la portuguesa o la irlandesa, alcanzaba el paroxismo.


El estruendo de los rumores, de por sí cargados por la precaria situación de las finanzas irlandesas, creció aún en decibelios cuando el ministro portugués de Finanzas, Fernando Teixeira do Santos, declaraba al F'inancial Times' londinense, a primeras horas de la tarde, que existe un "riesgo alto" de que Lisboa tenga que reclamar ayuda a las instancias internacionales (la UE y el Fondo Monetario Internacional, aunque no los citaba por su nombre), no porque el país no pueda hacer frente a sus obligaciones financieras y de estabilización presupuestaria, sino porque otras economías de la zona del euro, (la portuguesa, pero también la irlandesa o la griega), atraviesan dificultades "y el contagio es más probable en este marco".


Fuera del euro, peor

Al utilizar esos términos precisos, el ministro portugués coqueteaba con la idea de que el riesgo de contagio para Portugal podría ser menor fuera del euro, retomando el discurso de algunas élites portuguesas este fin de semana pasado sobre la conveniencia de abandonar la moneda única. No obstante, y a continuación, Teixeira dos Santos reafirmaba los compromisos del Gobierno con la reducción del déficit presupuestario hasta el 7,3% del PIB este año y el 4,6% en 2011.


El ministro portugués, en todo caso, negó a última hora de la tarde la existencia de contactos formales o informales para pedir ayuda a la UE y aseguró que la apuesta de su país es seguir financiándose en el mercado. En declaraciones a los medios de su país, precisó que sus afirmaciones al 'Financial Times' "en nada admiten" que se vaya a recurrir al fondo de ayuda europeo.


Otros países del euro con dificultades financieras han evocado en algún momento la posibilidad -esencialmente teórica; la práctica no está ni siquiera esbozada- de abandonar el euro, pero tales discusiones se han zanjado con la reafirmación de la divisa común, dado que el costo para un país en dificultades de abandonar la Unión Monetaria, en término de penalizaciones de mercados y credibilidad internacional, sería inabordable. De hecho, el ministro portugués reconocía que el costo medio de la financiación que Portugal capta en los mercados internacionales está, todavía, por debajo del 5% fijado por la UE para su Fondo de Estabilización del Euro. Y eso es gracias a la moneda única. A ese Fondo, constituido por la UE en mayo, y cuyo monto total asciende a 750.000 millones (con el concurso de 150.000 del FMI), deberían apelar Lisboa y Dublín, cuyas dificultades económicas son conocidas. Las autoridades irlandesas insistían en su negativa a reclamar el apoyo financiera internacional, que llevaría necesariamente emparejada la imposición de un programa de austeridad aún más severo que el pretendido por los responsables del país.


Preocupación en la CE

En Bruselas, fuentes de la Comisión Europea negaban que Dublín esté siendo presionada por sus pares para solicitar la ayuda del fondo de rescate europeo, pero reconocían la preocupación "por la estabilidad de la zona del euro en su conjunto" por la situación creada. El salvamento del sector financiero privado le va a costar a Dublín 50.000 millones y su déficit presupuestario alcanza la inimaginable cifra del 32% del PIB.


Asimismo, en opinión de expertos como el analista del Royal Bank of Scotland (RBS) para la zonadel euro, Silvio Peruzzo, habrá una intervención en Irlanda en un plazo de dos semanas, y en Portugal en el plazo de un mes, mientras España se libra de momento dentro de este grupo de un ataque de los mercados. Peruzzo consideró que la UE debería intervenir para prevenir el contagio a otros países, ya que, como ya se han percatado los Veintisiete, todos los países miembros de la zona del euro, y no solo los periféricos, comparten los mismos riesgos.


Por añadidura, Grecia volvía a sobresaltar los ánimos, al revisar Eurostat al alza, por cuarta vez, el déficit fiscal del país en 2009. Las nuevas estimaciones lo sitúan en el 15,4% del PIB, casi dos puntos por encima del 13,6% precedente. En 2010, el déficit no será del 8,1%, sino del 9,4%.