EMPRESAS

Pikolin calcula que el efecto de la crisis económica en sus resultados no superará el 5%

Pikolin afronta la crisis económica confiando en canales como las ventas a la hostelería, que se mantienen frente a la reducción de las compras de los particulares. El fabricante de colchones aragonés calcula que la coyuntura económica no dañará "más de un 5%" sus resultados de 2008 y "con suerte empataremos", indicó ayer el director general de la compañía, José María Mendizábal, durante la jornada de puertas abiertas celebrada en la planta de Zaragoza. El pasado año, el grupo colchonero alcanzó los 300 millones de euros de facturación.


El frenazo de la construcción ha afectado a sectores muy ligados a ella como los fabricantes de electrodomésticos, muebles, menaje, etc. "La bajada del consumo empezó en octubre del año pasado y cada vez está siendo más intensa", explicó el directivo. Sin embargo, "la hostelería está funcionando bien", apuntó. Así, sus colchones se pueden encontrar en los hoteles de lugares tan lejanos como el Caribe. Aunque estas operaciones a tantos kilómetros pueden ser menos atractivas por el coste del transporte, Mendizábal explicó que en una situación económica como la actual "estamos sacrificando rentabilidad para no perder cuota de mercado". Para ello, reconoció que es necesario aumentar la cifra de ventas en el exterior. "En España no se están construyendo tantos hoteles, pero las compañías españolas están saliendo fuera y nosotros les acompañamos", añadió.


Mantener el empleo



Con todo, el grupo tiene por objetivo "mantener el empleo". En la factoría de Zaragoza trabajan un millar de personas, de las 2.200 que tienen en España (en Zaragoza y los centros logísticos) y Francia.


La situación económica no ensombreció la celebración de ayer en las instalaciones de la carretera de Logroño, aunque estuvo a punto de hacerlo la lluvia. El presidente Alfonso Solans no quiso que el encuentro entre los trabajadores y sus familiares sonara a despedida ante el próximo traslado a un nuevo emplazamiento. Sin embargo, a algunos se les hacía cuesta arriba pensar que tendrían que despedirse de la factoría y su emblemática torre, construidas en 1973. El grupo sigue buscando una ubicación en la ciudad de Zaragoza a la que trasladarse para seguir creciendo, para la que se ha fijado un plazo de dos años. "Antes de final de año debemos tenerlo decidido", indicaron. Actualmente estudian alternativas como el polígono Pla-Za, el Parque Tecnológico de Reciclado (PTR) o Empresarium. La compañía necesita 20 hectáreas de terreno para dejar las históricas instalaciones de la carretera de Logroño. El pasado mes de abril se llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Zaragoza, por el que los 180.000 metros cuadrados donde se asienta la compañía pasarán a destinarse a otros usos.


El fabricante es consciente de que la situación económica seguirá empeorando y reconoce que la crisis actual es más dura que otras anteriores por el encarecimiento de las materias primas. Algunas de las que más les afectan como el acero han llegado a aumentar su precio un 50%. Entre las razones, el incremento del consumo mundial, impulsado por las necesidades de los países asiáticos.


La compañía afirma que no se ve perjudicada directamente por los problemas para encontrar financiación ajena, ya que no recurre a ella. Sin embargo, nota los efectos indirectamente, ya que los consumidores tienen más dificultades para acceder a los créditos al consumo, la forma habitual de adquirir sus productos.