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Mucha miga en innovación

La pyme aragonesa Novopan, más conocida por la marca Panishop, ha formado parte de un proyecto nacional de investigación en alimentos saludables. El resultado: panecillos y magdalenas que pronto comercializará.

Sara Remón y Estrella Cortés, las investigadoras.
Mucha miga en innovación

SI algo ha conseguido la crisis es que no deje de hablarse de Investigación, Desarrollo e innovación -más conocido por las siglas I+D+i-, tanto para cambiar un modelo productivo demasiado dependiente de la construcción y los servicios como para ganar en competitividad y valor añadido.

Pero en Panishop, marca que identifica a la pyme aragonesa Novopan, integrada en el grupo Rébola Alimentación y dedicada a la elaboración de productos de panadería y pastelería, la I+D+i tiene ya mucho más recorrido, el que inició casi en el mismo momento en que nació la empresa y que concretó en 2002 con la creación de un departamento propio. De ahí han salido el abanico de productos que Panishop ha desarrollado para responder las necesidades de colectivos con necesidades nutricionales concretas: diabéticos, celíacos y mujeres embarazadas.

Fue esa apuesta la que ha conseguido que Panishop fuera recomendada para participar ahora en un proyecto de ámbito nacional, de nombre Higea -que además de ser el nombre de la diosa griega de la salud y la euforia corresponde a las siglas Herramientas para Investigar y Generar Nuevas Metodologías y Tecnologías para la Prevención de Enfermedades Crónicas Alimentarias-.

Investigar «cuesta»

La investigación de Panishop dentro de este proyecto -desarrollado entre 2007 y 2010- se ha centrado en la estudiar el perfil de los hidratos de carbono y relacionarlo con la curva glucémica, es decir, «con la respuesta en sangre que tiene la ingesta de un alimento en la producción de azúcares, en su relación con la saciedad y con enfermedades derivadas a largo plazo», detallan al alimón Estrella Cortés, responsable de I+D en esta empresa, y Sara Remón colaboradora externa. Ambas investigadoras lo explican más fácil: «Se trata de hacer alimentos sanos, funcionales, pero que sigan estando igual de buenos».

Las representantes de Panishop reconocen que «investigar cuesta porque es caro» y aunque el proyecto, cuyo presupuesto asciende a 24 millones de euros, cuenta con financiación pública explican que la subvención del Ministerio cubre el 44% de la inversión necesaria para la realización del proyecto, pero el 66% restante es aportado por las empresas. «Es una apuesta importante, no todas las empresas, y menos una pyme, están dispuestas a dedicar su tiempo y dinero al desarrollo tecnológico» matiza Remón.

La empresa aragonesa no ha estado sola en esta aventura. Ha contado con la colaboración de los investigadores de la fundación Parque Aula Dei y de la Universidad de Zaragoza, concretamente el grupo de investigación de alimentos de origen animal y del grupo de investigación en nutrición (Genud). «Un proyecto de la envergadura de Higea no lo puede abordar en solitario una pyme», insiste la responsable del departamento de I+D+i.

Lanzamiento al mercado

Su participación en el proyecto, al que solo le quedan los flecos administrativos, se ha plasmado ya en dos nuevos productos: unos panecillos y unas magdalenas con bajo índice glucémico que la empresa de la familia Rébola lanzará al mercado en los próximos meses. Pero los responsables de Panishop insisten en que el beneficio empresarial que se consigue con la participación en estos proyectos no llega precisamente de la comercialización de productos.

«Lo que aporta es diferenciación, conocimientos y sobre todo sinergias paralelas para la optimización de procesos, productos y desarrollos nuevos», destaca Remón, que insiste en que así es más fácil que la empresa se coloque en posición ventajosa para seguir compitiendo en el mercado. «Y eso es mucho más que necesario en un momento tan complicado como el actual», matiza la investigadora.