CUMBRE EUROPEA

Los líderes de la UE buscan un nueva idiosincrasia para la zona del euro

Las expectativas son grandes porque muchos dirigentes, analistas e inversores consideran que se trata de una de las últimas oportunidades para restaurar la confianza de los mercados.

Merkel y Sarkozy, en Bruselas, en una cumbre europea
Merkel y Sarkozy abogan por un gran pacto de competitividad
EFE

Los líderes de la UE quieren forjar en la cumbre que comienza este jueves en Bruselas un pacto recogido en un nuevo Tratado que permita, con más control y rigurosidad sobre las finanzas, corregir el "pecado original" de la unión monetaria, salvar el euro y dotar de un nueva idiosincrasia a la eurozona.


Las expectativas son grandes porque muchos dirigentes, analistas e inversores consideran que se trata de una de las últimas oportunidades que tiene la UE para dar el esperado golpe de timón y restaurar así la maltrecha confianza de la eurozona en los mercados.


Pero Alemania ya se ha encargado de rebajar las expectativas al insistir en que muchos países no han comprendido la urgencia de la situación, y por ello un alto funcionario del Gobierno germano dijo que era "más pesimista que hace una semana" sobre los resultados.


La cumbre se presenta difícil e intensa, con un factor añadido a tener en cuenta, la posición del Reino Unido, un país no miembro del euro que ya ha advertido que defenderá los intereses nacionales y del sector financiero de la City en un nuevo Tratado, bajo la amenaza del veto.


La posición franco-alemana

Francia y Alemania llegan a la cumbre con una propuesta común y un núcleo innegociable: una reforma del Tratado o una 'nueva' Carta Magna con los 27 Estados miembros y si no, al menos para los 17 países que comparten el euro más aquellos que quieran sumarse.


El objetivo de París y Berlín es que en marzo esté suscrito el nuevo Tratado, pese a que el camino de la ratificación, como ya se sabe, es largo y complicado.


Merkel y Sarkozy quieren sanciones automáticas para los países que incumplan el déficit (3%), incorporar en las constituciones nacionales esa "regla de oro" y que la verifique el Tribunal de Justicia de la UE. También persiguen adelantar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), imponer una tasa a las transacciones financieras, y armonizar el impuesto de sociedades.


Los encuentros mensuales de líderes del euro mientras dure la crisis es otra idea del eje franco-alemán, que rechaza los eurobonos -como propone el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy- y un mayor papel del Banco Central Europeo (BCE).


Alemania ha dicho este miércoles que la vía acelerada que propone Van Rompuy para revisar el Tratado a través de la modificación del protocolo 12 -procedimiento por déficit excesivo- y completarla con reformas en leyes secundarias es un "truco" para evitar una verdadera reforma.


En este protocolo se incluirían la "regla de oro" para la eurozona, el control por parte del Tribunal de Justicia sobre su implantación y un mecanismo de corrección automático en caso de desviación del objetivo de déficit y deuda.


Estos cambios requerirían la aprobación de los 27, pero no una ratificación a nivel nacional.


La vía más completa, pero también más complicada, es revisar los artículos del Tratado referidos a la Unión Económica y Monetaria para modificar el artículo 136 -disciplina fiscal- y revisar el protocolo 14 sobre el Eurogrupo.


Se modificaría el procedimiento por déficit excesivo para la eurozona, al reforzar su automatismo en la apertura del proceso y en la toma de decisión de las sanciones, que se aplicarían salvo que se oponga una mayoría cualificada inversa.


También se otorgaría un mayor poder a las instituciones europeas para controlar los presupuestos y aprobar las grandes reformas económicas de países rescatados.


Otro elemento importante es el fortalecimiento de los llamados "cortafuegos", sobre todo del fondo permanente de rescate, el MEDE, que debería poder recapitalizar directamente la banca y tener la naturaleza de una institución de crédito, lo que le daría acceso a los recursos del BCE, además de tener una capacidad de préstamo por encima de los 500.000 millones de euros establecidos.


Berlín y París pretenden adelantarlo un año y, al igual que Van Rompuy, eliminar el error cometido por Alemania cuando convenció a Francia de implicar a los acreedores privados de deuda en una potencial quita de bonos.


También quieren que las decisiones en el MEDE no se tomen por unanimidad, sino por una mayoría del 85 %, mientras Van Rompuy pretende limitar la unanimidad solo a ciertos casos, como lo hace el FMI, al que quiere dotar de más recursos con préstamos bilaterales.


Alemania rechaza una dotación mayor del MEDE, darle una licencia bancaria, algo por lo que sí ha defendido Francia, y permitir que los dos fondos actúen en paralelo.


Una fuente diplomática ha explicado hoy que eso, en todo caso, solo se produciría durante un año, hasta la desaparición del FEEF.