SEGUNDO RESCATE FINANCIERO DE LA UE

Los especuladores bursátiles ignoran el rescate irlandés y atacan ahora a España

Se dispara el riesgo de contagio en la periferia de Europa, con un Ibex que cae un 2,68% y pierde los 10.000 puntosLa Comisión Europea asegura tajante que España no es Irlanda y pide que se eviten "analogías" entre los distintos países.

Jean-Claude Trichet, en el Parlamento europeo
Los especuladores bursátiles ignoran el rescate irlandés y atacan ahora a España
EFE

La voracidad no tiene límites. Mientras la Unión Europea y el FIM ultiman los detalles del rescate irlandés, y las instituciones europeas se afanan en recalcar que se han acabado los problemas serios en la región del euro, los especuladores afilan de nuevo los dientes y miran ya a España y Portugal como sus próximas víctimas.

Lejos de calmar a las fieras, la operación de salvamento a Dublín ha disparado las dudas sobre la solvencia de los países de la periferia europea. En España, el Ibex 35 sufrió ayer el mayor descenso desde agosto, con la banca como gran damnificada, se desplomó un 2,68% y perdió la cota psicológica de los 10.000 puntos. La mañana, con Dublín obligado a enterrar al 'trige celta' para tomar el salvavidas internacional, se presentaba en apariencia tranquila. Pero nada más lejos de la realidad.

Desde el primer momento, la prima de riesgo española no dejó de crecer. La referencia, que mide la diferencia del coste (interés a pagar por el Tesoro) del bono a diez años con su homólogo alemán, subió como la espuma para superar a media tarde los 210 puntos básicos. En concreto, el 'papel' español ofrecía un interés del 4,75% frente al 2,65% del 'bund' germano. La palabra del día era "contagio", y las instituciones se afanaban en intentar separar el trigo de la paja.

Desde Bruselas, el portavoz de la Comisión Europea para Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj, reconocía que la premura para organizar el rescate irlandés (los ministros de finanzas de los 27 aprovecharon el domingo para cerrar el asunto) se debía en gran parte a la necesidad de frenar esa temida plaga de desconfianza. E iba más allá, al subrayar de forma tajante que España no es Irlanda, por lo que pedía evitar "analogías" entre los países.

"El caso irlandés es muy específico", defendió Altajaf, para recordar que España está haciendo los deberes: "la situación se está afrontando con esfuerzos adecuados de consolidación fiscal pero también con reformas estructurales que pueden reforzar el crecimiento potencial y la creación de empleo para fortalecer la confianza". Es más, insistió en que no hay necesidad de un nuevo paquete de recorte o de reequilibrio fiscal. El responsable comunitario de Asuntos Económicos se esforzó por alejar el fantasma del vecino Portugal, también muy castigado por los inversores.

Deberes hechos

En casa, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hizo lo propio en su habitual reunión de los lunes con los 'barones' del PSOE. El mensaje era claro: no somos Irlanda. Así lo explicó después del encuentro el secretario de organización socialista, Marcelino Iglesias, quien recordó que España tiene un nivel de deuda sobre Producto Interior Bruto (PIB) veinte puntos por debajo de la media europea y déficit público "reconducible" con un sistema financiero fuerte y solvente, más si cabe después de los test de estrés del pasado verano.

Junto al presidente, varios ministros aprovecharon distintos foros para insistir en la solvencia y fortaleza españolas. La responsable de Economía y Hacienda, Elena Salgado, aseguró en declaraciones a Rne que el país cumple "al pie de la letra" su particular plan de ajuste, y que los "fundamentos de la economía son muy sólidos y capaces de hacer frente a los mercados".

Los titulares de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, e Industria, Miguel Sebastián, replicaron el mensaje ante 200 inversores internacionales llegados a España para analizar posibles oportunidades de negocio en el denominado 'Spain Invertors Day'.

Pero nada contentó a quienes apuestan a la baja. Y ya hay quien insinúa la posibilidad de un ataque concertado contra el euro. La prima de riesgo portuguesa escalaba a los 414 puntos básicos, con la irlandesa en 563 puntos y la griega, en 928. Tampoco ayudó nada, una vez más, el mensaje de la agencia de calificación Moody's, que anunció su intención de recortar en varios escalones la nota de la deuda irlandesa aún a pesar del rescate. La falta de capacidad de maniobra del Ejecutivo de Dublín, en cierto modo 'intervenido', fue el argumento de la compañía de 'rating'.

Prueba de fuego

En ese escenario, los seguros de crédito frente al impago de la deuda soberana -un termómetro fiable del comportamiento de los especuladores- se dispararon. En el caso español, los denominados CDS treparon hasta los 280.300 dólares por cada diez millones de emisión en bonos a diez años. Un día antes, esa referencia estaba en 260.000 dólares. También crecieron los CDS de Irlanda y Portugal. El Tesoro español se enfrenta hoy a una nueva prueba de fuego, pues tiene anunciada una emisión de letras a 3 y 6 meses por valor de hasta 4.000 millones. En diciembre habrá cuatro 'exámenes' más.

La mayor prueba del peligro coctel de desconfianza más especulación la sufrió el Ibex, que perdió un 2,68%, el mayor ajuste de toda Europa. Los bancos fueron los más afectados, con caídas que rondaron el 4%. El golpe fue general, y entre los grandes valores destacaron los retrocesos de Santander (4,03%), BBVA (3,87%), Telefónica (2,21%), Inditex (1,17%) o Iberdrola (1,99%). En Europa la tónica general fueron los números rojos, aunque en mucha menor medida que en España.

Mal comportamiento

Mientras, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, se afanaba en su defensa de la moneda comunitaria insistiendo en que la crisis actual de la zona del euro debe atribuirse al "mal comportamiento de algunos países" y no a debilidades estructurales de la moneda única.

"No es toda la UE la que está en juego. Se trata de una inestabilidad financiera que se ha producido por un mal comportamiento de las políticas fiscales y con una interacción de los mercados", dijo ayer Trichet, ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo.

Trichet criticó que el "legítimo debate" sobre las medidas que es necesario tomar para salir de la crisis derive con frecuencia en una discusión sobre "la legitimidad del euro". "Hay una tendencia en ciertos canales de comunicación a tomar Europa como chivo expiatorio. Hay una tendencia a decir que si las cosas no van bien es culpa de la Comisión (Europea), del Banco Central Europeo o, incluso, del euro", aseguró el presidente del BCE. Y defendió el euro, como una moneda que "ha mantenido su estabilidad interna y externa de forma destacable" y ha demostrado su solidez "en términos históricos".

A juicio de Trichet, es "la pobre gobernanza económica de la zona del euro" la característica "anormal" que ha permitido la emergencia de la crisis. Por eso, criticó la reforma de la disciplina fiscal acordada recientemente por los Veintisiete por considerarla insuficiente.

Trichet advirtió. La zona del euro se enfrenta a un "año decisivo", dijo, por lo que reclamó a los líderes comunitarios que lleven a cabo las reformas necesarias para mejorar el funcionamiento de la unión económica y monetaria.

"No es momento para la complacencia. Los retos que tenemos por delante son múltiples", insistió Trichet durante la comparecncia ante el pleno de la Eurocámara en la que, sin embargo, eludió referirse directamente al rescate de Irlanda.