REFORMA BANCARIA

Las cajas se niegan a ser bancos a la fuerza

La exigencia de una reestructuración y recapitalización acelerada enfrenta a las entidades con el Banco de España.

El vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba
Las cajas se niegan a ser bancos por la fuerza
EFE

Nuevo frente abierto para el Gobierno. Con la rebelión ya nada soterrada de las cajas, la reforma de las pensiones no es la única urgencia a resolver de inmediato. La reciente crisis de la deuda soberana, la ofensiva especuladora y la amenaza de que España pudiera necesitar de un rescate han provocado una gran convulsión en el sector financiero.


La exigencia de acelerar su reestructuración y recapitalización enfrenta a las cajas de ahorros con el Banco de España, defensor de su paulatina transformación en bancos, porque asegura que el esquema de funcionamiento de estos últimos "es más fácil de entender" por los mercados. Las cajas han apelado a la vulnerabilidad que puede suponer la entrada indiscriminada en su capital de fondos que invierten a bajo precio.


¿Acaso se puede determinar el valor de estas entidades de ahorro, con fuerte implicación territorial y un destacado compromiso social, en momentos en que están siendo objeto de ataque por todos los flancos?, argumentan.


Discrepancias: El nuevo episodio de cierre del grifo de la financiación mayorista resaltó las debilidades de las cajas de ahorros, un subsector en plena reconversión, -de 45 pasan a ser 17- donde muchas cosas han cambiado, pero otras han seguido como siempre. Las fuertes tensiones de los mercados, y la presión de los grandes bancos que se han visto perjudicados pese a su desahogada posición internacional, han sido aprovechadas por el Banco de España para urgir la radicalización del proceso. Mientras el Ministerio de Economía se muestra más partidario de ir "paso a paso", las opiniones del regulador ejercen cada vez más influencia en el presidente del Gobierno, ahora firme defensor de que las reformas "no se queden a medias".


Nacionalización: Las últimas declaraciones de Zapatero -"Estamos plenamente convencidos de que se puede concluir la reestructuración fortaleciendo el sistema con capital del sector privado y, quizás, con un recurso al capital público"- han encendido todas las alarmas. Se extiende la idea de obligar a todas las cajas a operar a través de un banco y de que la aportación de recursos públicos pueda traducirse a corto plazo en una "nacionalización temporal". Con el actual sistema, la participación del Estado solo se contempla en caso de que, a su vencimiento -incluida la prórroga- no se devuelvan las ayudas prestadas.


Adiós al traje a medida: La reforma de julio dejó a la libre voluntad de las cajas seguir como estaban o integrarse en un Sistema Institucional de Protección (SIP), al que podrían traspasar parte de sus activos, consolidando riesgos y la capacidad para acudir a los mercados. Se abrió también la posibilidad de transferir todo el negocio financiero al banco instalado en la cúpula, y de mantener la titularidad de una mayoría del capital en la fundación que preserva el espíritu -y el estatuto- de una caja de ahorros. El Banco de España apuesta ahora por forzar la conversión de las cajas en bancos porque afirma que los mercados comprenden mejor la manera de funcionar de estos últimos.


Traicionadas: La mayoría de las cajas no quieren ser bancos y ninguna de ellas se resigna a serlo "por la fuerza". El malestar se extiende en un colectivo que se considera traicionado, porque negoció de buena fe una reforma de la ley reguladora (Lorca) que apenas lleva medio año de vigencia, porque ha intentado cumplir "al pie de la letra" las instrucciones del Banco de España -integración mediante 'fusiones frías', publicación detallada del riesgo inmobiliario y sus coberturas- y porque han empezado a detectar que la sensibilidad autonómica, antes tan activa, reacciona ahora con tibieza. En la semana que se inicia, las cajas van a seguir publicando sus resultados y desnudando sus debilidades en el segmento del crédito a la construcción y promoción. Se mantiene la posibilidad de que el Consejo de Ministros del 28 de enero introduzca cambios en la regulación del subsector, pero el malestar de las entidades, y la necesidad de alcanzar un consenso con otras fuerzas políticas podría ralentizar la iniciativa.


Reformas insuficientes: ¿Por qué la reforma de la Lorca y las exigencias de transparencia han resultado insuficientes? El negocio bancario se ha endurecido, la crisis y el 'clima' de desconfianza han restado a las cajas capacidad de captar depósitos domésticos y el mercado mayorista se ha cerrado de nuevo. Conseguir liquidez para prestar a buen precio es cada vez más difícil. Además, nuevas pruebas de solvencia van a plantearse con mayor rigor en los meses de febrero y marzo, y para esas fechas las cajas no estarán todavía en disposición de haber aumentado su capital con fondos privados. El Tier 1 que mide esos requerimientos lo integran el capital, las reservas y las acciones preferentes. Banca Cívica, que acaba de anunciar una emisión de preferentes, ya ha visto cómo el supervisor ha advertido a los potenciales compradores: su remuneración va a depender de la generación de beneficios y el mantenimiento de la solvencia. ¿Cuánto capital necesitan las cajas? Las estimaciones van desde los 30.000 a los 120.000 millones.


Pionera: El viernes, el presidente de la CECA, Isidro Fainé, que además lidera La Caixa, tendrá la ocasión de trasladar a la opinión pública su punto de vista sobre una reforma de estas entidades al margen del consenso. La entidad catalana, por su parte, se encuentra en pleno debate interno para reconvertir su estructura. Cuando segregó a Criteria sus participaciones industriales consiguió el contraste del mercado, pero es consciente de que esas medidas pueden no ser suficientes, y ahora se plantea convertirse en una corporación de tres 'patas': la financiera, con forma de banco; la industrial, a través de Criteria, y la obra social, preservando la Fundación, que se alimentará de los dividendos de las dos primeras. Nuevo frente abierto para el Gobierno. Con la rebelión ya nada soterrada de las cajas, la reforma de las pensiones no es la única urgencia a resolver de inmediato. La reciente crisis de la deuda soberana, la ofensiva especuladora y la amenaza de que España pudiera necesitar de un rescate han provocado una gran convulsión en el sector financiero. La exigencia de acelerar su reestructuración y recapitalización enfrenta a las cajas de ahorros con el Banco de España, defensor de su paulatina transformación en bancos, porque asegura que el esquema de funcionamiento de estos últimos "es más fácil de entender" por los mercados. Las cajas han apelado a la vulnerabilidad que puede suponer la entrada indiscriminada en su capital de fondos que invierten a bajo precio.