FINANZAS

La política marca los primeros compases en el baile de las cajas de ahorros

La aprobación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ha abierto el baile de las fusiones; en principio protagonizadas por las cajas de ahorros aunque después llegarán los bancos. Y ha dado el pistoletazo de salida a la carrera de la inevitable concentración en el sector financiero español.


Un movimiento en el que los primeros compases los ha marcado la política. En concreto, algunos Gobiernos regionales, que no quieren perder comba o, dicho de otro modo, aspiran a mantener su cuota de poder en sus respectivos territorios y, si se puede, extenderla más allá de sus fronteras con el apoyo de ejecutivos del mismo 'color'.


Todo ello, claro, con la libertad de acción de las entidades como bandera irrenunciable y un respeto «absoluto» a las reglas del mercado. Algunos han sido más explícitos en su aspiración de contar con grandes cajas regionales, cierto. Pero el proceso ha comenzado y nadie quiere quedarse atrás. Cajas y autonomías tienen claro que quien golpea antes golpea dos veces. El temor a las intervenciones, con el baldón que conllevan, también pesa lo suyo.


No es que la velocidad sirva de demasiado cuando lo que determinará cualquier resultado serán los crudos balances y, en su caso, el visto bueno del Banco de España, aunque sí deja claro quién está dispuesto a liderar esta corriente.


El organismo regulador, como el Gobierno, tiene claro que las primeras fusiones serán intrarregionales. Tan claro como que en una segunda etapa las alianzas romperán fronteras en un proceso que, según la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Elena Salgado, «durará cinco u ocho años» y dejará un mapa financiero «muy distinto al actual».


España adolece una sobrecapacidad financiera que se resume en sólo una idea: hoy día coexisten 49 bancos, 46 cajas de ahorros y 90 cooperativas financieras. El peligro, sobre el que ya han surgido las primeras voces de alerta, es que si las operaciones se limitan a aquellas de tinte regional los problemas que el FROB busca combatir (morosidad, falta de solvencia, exceso de sucursales, etc.) lejos de solucionarse se acrecentarían al aparecer oligopolios.


Foco de atención


En Andalucía, todos miran a Cajasur, que este lunes celebra un consejo de administración que analizará la entrada en la alianza Unicaja-Caja de Jaén. La mala situación de la entidad cordobesa, con la peor morosidad del sistema (7,9% en marzo) hacen previsible la necesidad de acudir al fondo de rescate en una cantidad que podría rondar los 1.000 millones.


La Junta de Andalucía se ha decantado por un movimiento bicéfalo, en el que junto a Unicaja destaque la sevilla Cajasol, que optaría a una alianza con las extremeñas Caja Badajoz, Caja de Extremadura e, incluso, con Caja Guadalajara. Las cuatro ya han celebrado un primer encuentro exploratorio. Caja Granada, por su parte, se ha declarado 'independiente' y sólo moverá ficha si lidera la eventual operación y mantiene su sede.


En Cataluña hay abiertos dos procesos. Ambos con la bendición de la Generalitat. El conformado por las cajas Sabadell, Terrasa y Manlleu, que pedirá al FROB cerca de 400 millones, y el que pilota Caixa Catalunya, y que involucra a las cajas de Girona y Tarragona.


En el país vasco, y tras la fallida fusión a tres bandas (BBK, Kutxa y Vital) del pasado año, se respira una extraña tranquilidad.


Se entiende que la concentración es el futuro natural, aunque quizá convenga esperar algún tiempo para llevar adelante lo que, en términos económicos, se entiende como un buen proyecto dado que, además, no habría demasiado solapamiento de sucursales.


La excepción


La excepción a la concentración regional llega, por ahora, Galicia, donde la Xunta defiende que lo contrario es «improvisar».


De hecho, el presidente de Caixanova, Julio Fernández Gayoso, ya ha dicho -en relación a Caixa Galicia- que para la región «es mejor dos cajas que una».


En Castilla y León, Caja Duero y Caja España tratan desde hace un tiempo de encontrar una fórmula de fusión que convenza a ambas, y que han abierto a otros interesados entre los que podría contarse la Caja de Burgos.


La Caja Insular de Canarias maneja notables «expectativas» de una fusión con Caja Canarias. Otra operación posible para la primera sería una integración de mayor calado con la CAI (Aragón), Caja Rioja y Caixa Sabadell, con las que ya participa en la plataforma tecnológica Asociación Técnica de Cajas de Ahorro (ATCA).