AGRICULTURA

La "aterradora" situación exige a las cooperativas ganar tamaño y marca

El catedrático de Economía Agraria Jaime Lamo de Espinosa advierte al sector que en los "inquietantes" mercados globales "hay que jugar a ganador y en diferentes tableros".

Más de un millar de asistentes siguieron el Congreso
La "aterradora" situación exige a las cooperativas ganar tamaño y marca
EFE

No pintó un presente nada halagüeño y dibujó un futuro "aún peor". La participación ayer del catedrático de Economía Agraria Jaime Lamo de Espinosa en el VI Congreso Nacional de Cooperativas Agroalimentarias que se celebraba en Zaragoza, estuvo cuajada de calificativos que daban miedo. Aseguró que 2008 fue un "año terrorífico" para el campo, porque de aquellos barros -unos desmesurados incrementos de los insumos como energía y fertilizantes- vienen estos lodos -una caída "sorprendente y aterradora" de la renta agraria que se ha colocado a niveles de 1995-. Y recordó que "el verdadero drama" de la agricultura es la llamada 'presión inversa', es decir, aquella que sobre los productores ejercen, por un lado, los elevados costes de producción, y, por el otro, la caída libre de los precios de sus productos ante la presión de la distribución.

 

El que fuera ministro de Agricultura con el Gobierno de UCD no tuvo piedad al describir la situación del cooperativismo en España. Destacó que cooperativas hay muchas, pero muy pequeñas, "una situación muy difícil de mantener". Advirtió del peso y la competitividad que han conseguido las marcas blancas, por lo que recomendó al abarrotado auditorio que "o conseguimos hacer marca de cooperativa o tendremos muchas dificultades para colocar nuestros productos".

Facturación media

No fue menos inquietante cuando se refirió a las cifras. Lamo de Espinosa mostró cómo la facturación media de las cooperativas de Dinamarca alcanza los 1.346 millones de euros y la de Holanda 1.026 millones. En España se reduce nada menos que hasta los 4 millones de euros y "con esta cifra no se puede hacer nada en el mercado exterior", insistió.

 

En esta "aterradora situación" -como la calificó el experto en Economía Agraria- al sector cooperativo agroalimentario no le queda otra que aumentar en volumen y en marca. Lamo de Espinosa arengó a los cooperativistas a ejercer presión ante el Gobierno para que solo haya una Ley Nacional de Cooperativas que les permita crecer. "Hay que acabar con los reinos de taifas, sé que es difícil pero si todos lo pedís, mucho me temo que nadie se opondrá".

 

Para no dejar mal sabor de boca a los oyentes, dejó entrever que todavía hay solución si se sabe cómo jugar en los "exigentes e inquietantes" mercados. La receta es "jugar a ganador -siendo más grande para poder negociar-; jugar en muchos tableros -diversificando riesgos, mercados y marcas-; jugar a otro juego -suministro directo a través de Internet- y jugar poco pero muy concentrado -tener un nicho tan potente que sea indiscutible-", explicó.

Ayudas directas, sí

Como no podía ser de otra manera, el VI Congreso Nacional de Cooperativas, que fue clausurado ayer por el consejero aragonés de Agricultura, Gonzalo Arguilé y el subsecretario del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Santiago Menéndez de Luarca, abordó uno de los aspectos que más incertidumbre genera en el futuro agroalimentario. 'La PAC, más allá de 2013' ocupó una de las mesas celebradas en la segunda y última jornada del encuentro, porque lo que preocupa es que el presupuesto comunitario que se revisará en esa fecha afecte al volumen de ayudas que llegan ahora al campo.

 

En el debate participaron, entre otros, el italiano Paolo de Castro, presidente de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo, y el griego Tassos Haniotis, director de Perspectivas y Análisis de la Política Agrícola de la dirección General de Agricultura de la Comisión Europa.

 

Ambos justificaron la continuidad de las ayudas directas al campo "porque también en el futuro seguirán siendo fundamentales para el mantenimiento de la renta". Y críticos con los que critican el desembolso que exigen las subvenciones de la PAC, explicaron que las ayudas directas "solo" suponen el 0,43% del gasto público de toda la Unión Europea y que la UE distribuyó el año pasado 50.000 millones de euros entre 10 millones de agricultores, mientras que la liberalizada economía estadounidense se gastó 90.000 millones -casi el doble- en ayudar a la cuarta parte de agricultores (2,5 millones).