PESCA

Francia e Italia esquilman el Mediterráneo con artes ilegales

Utilizan volantas prohibidas, en buques que cobraron de la UE para reconvertir sus aparejos.

Italia y Francia están esquilmando el Mediterráneo con artes prohibidas, según denunció en Bruselas Oceana, una organización internacional privada que centra sus esfuerzos en la conservación de las especies pesqueras.


De acuerdo con los datos presentados en la capital comunitaria, más de centenar y medio de embarcaciones de estos dos países comunitarios fueron descubiertas el año pasado faenando en aguas internacionales del Mediterráneo con volantas "de 10 kilómetros de longitud y aún más", aseguraron en rueda de prensa responsables de la organización.


La situación resulta de todo punto intolerable, pues la UE prohibió las volantas en 2002 y financió generosamente la reconversión de las flotas concernidas.


Aún así, y según lo afirmado por Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana Europa, y Maria Cornax, autora de los informes presentados, embarcaciones que se acogieron a los programas de reconversión, y que cobraron por ello, siguen operando con redes ilegales.


Pastor recomendaba a Francia, que ha acometido un programa de reconversión de flotas, que tome nota de lo ocurrido en Italia, y que ejerza controles más severos con sus pescadores.


La impresión general de Oceana es, de todos modos, que ni Roma ni París quieren poner coto efectivo a los desmanes de sus pescadores. Italia y Francia fueron abiertamente acusados por al Comisión europea el año pasado de sobrepesca de atún rojo en el Atlántico. Debido a estos abusos, Bruselas cerró la pesquería antes de tiempo, dejando a la flota española a falta de capturar 140 toneladas de atún que le correspondían por cuota, y que se han sumado a la correspondiente a 2008, en virtud de acuerdos concluidos en el Consejo de Pesca y con la Comisión.


Pastor y Cornax denunciaban la lasitud de las administraciones de ambos países, que ni controlan desembarcos, ni tienen en cuenta las disposiciones sobre tallas mínimas. la actividad de ambas flotas daña principalmente las poblaciones de atunes juveniles, de hasta 15 kilos, cuando las capturas de piezas por debajo de 30 kilos están prohibidas, en función del plan de recuperación en vigor.