EDITORIAL

El forzoso giro económico

El giro económico del presidente Zapatero, la asunción de las medidas reclamadas por los organismos internacionales, ha dejado en evidencia su desastrosa gestión de la crisis. Zapatero queda en precario cuando España inicia un necesario esfuerzo que afecta a todas las comunidades, incluida Aragón, cuyo presidente fue ayer ambiguo sobre las medidas a tomar.

MEDIA hora de comparecencia en el Congreso significó ayer el acta de defunción de lo que han sido las banderas de la política económica y social del presidente Rodríguez Zapatero. Si todavía en febrero pasado el presidente fiaba a la suerte la reducción del déficit y aseguraba que en abril se contendría, las fuertes presiones internacionales, la última de ellas la del presidente Barack Obama, le han hecho rendirse a la evidencia. Como se temía, los dos años perdidos por el presidente, más ocupado en negar la crisis que en combatirla, han tenido como consecuencia la presentación de un durísimo plan de ajuste, sin concesiones a plazos ni lenitivos para algunas de las medidas sociales más populistas -y criticadas por los expertos- del Gobierno socialista, que se verán suprimidas de un plumazo. Paradójicamente, el paso adelante dado por Zapatero, que ha suscitado el apoyo del FMI y la UE, ha puesto de relieve el empecinamiento con el que el presidente ha demorado la adopción de medidas reclamadas desde las más variadas instancias. Si el presidente se encastilló en su inmovilismo por temor a la reacción de los sindicatos, es evidente que también fue una decisión errónea. Las centrales criticaron ayer duramente el draconiano ajuste, que incluye la bajada de sueldo a los funcionarios; la suspensión de la revalorización de las pensiones, salvo las no contributivas y las mínimas; la eliminación del régimen transitorio para la jubilación parcial; la supresión de los 2.500 euros por nacimiento; la reducción de los gastos en farmacia; y la desaparición de la retroactividad del pago de prestaciones por dependencia. Serán sacrificios compartidos con las comunidades autónomas, cuyos presidentes socialistas fueron convocados ayer a la Moncloa. Es evidente que también las autonomías habrán de sufrir los recortes. En el caso de Aragón, el Gobierno PSOE-PAR ha reiterado que ya había hecho el ajuste. Pero es evidente que no. Iglesias se mostró ayer en exceso genérico y autocomplaciente. Las medidas anunciadas por Zapatero, pese a su dureza, no actuarán por sí solas. Hacen falta pulso político y liderazgo para una recuperación sostenida y sólida.