MAGNA PREVÉ RECORTAR 1.672 EMPLEOS Y REBAJAR UN 30% LA PRODUCCIÓN

El comité de empresa de General Motors en Figueruelas planta cara al nuevo propietario de Opel

El presidente de GM Carl-Peter Forster (dcha.) y el líder sindical de Opel en Europa Klaus Franz (izda.)
El comité de empresa de General Motors en Figueruelas planta cara al nuevo propietario de Opel
AFP PHOTO DDP/ THOMAS LOHNES

El comité de empresa de General Motors (GM) en Figueruelas no apoyará en ningún caso un plan de ahorro basado en el proyecto industrial presentado por Magna para la empresa automovilística y que le ha servido a la compañía austríaco-canadiense para hacerse con el 55 por ciento de las acciones de GM Europa.


La representación de los trabajadores se ha reunido esta mañana para analizar la decisión del consejo de administración de GM de recomendar la venta del 55 por ciento a Magna y a su socio ruso el Sberbank, y de mantener el 35 por ciento de las acciones, frente a la propuesta de la firma RHJ International, filial del fondo de inversión estadounidense Ripplewood, que parecía más favorable para la fábrica zaragozana.


El presidente de del comité de empresa, José Juán Arceiz, ha explicado que se ha decidido por mayoría, con el único voto en contra de CGT, no negociar ni participar "en ningún plan de ahorro" basado en el planteamiento industrial que defiende Magna, y ya la han trasladado a la plantilla de la planta, que tiene unos 7.500 trabajadores.


Este plan industrial incluye, para la factoría de Figueruelas, más de 1.600 despidos, la reducción de la capacidad industrial y el traslado de parte de las líneas de producción del Corsa tres y cinco puertas, así como la pérdida de la nave de prensas.


Representantes de UGT y de CCOO advirtieron ayer, en sendas ruedas de prensa convocadas tras hacerse público el anuncio de venta, de que habrá conflicto y movilizaciones, e incluso huelga, en el caso de que Magna mantenga el último plan industrial conocido.


Arceiz ha precisado que el comité no ha concretado, en su reunión de hoy, en qué podría consistir su protesta, aunque ha abogado por esperar los "movimientos" del comité de empresa europeo, con el que aún no se han puesto en contacto. La representación de los trabajadores tampoco ha hablado aún con la dirección de la planta.


De momento, el comité de empresa, según su presidente, no descarta "en este momento" ninguna acción y se muestra dispuesto a emplear "todo" lo que esté en su mano para conseguir su objetivo, que no es otro que la defensa de los puestos de trabajo.


"No descartamos absolutamente nada, haremos lo que tengamos que hacer", ha dicho Arceiz, quien ha insistido que usarán todas las "herramientas" posibles para conseguir que Figueruelas tenga un plan industrial "acorde con la planta que es", la más eficiente y productiva del grupo en Europa.


Ha explicado, por otro lado, que entre los trabajadores hay "bastante pesimismo y preocupación", pero también ha dicho que éste es un momento para mantener "una unidad perfecta y sin fisuras entre el comité de empresa y la plantilla" para conseguir la defensa de los puestos de trabajo.


El comité de empresa de Figueruelas esta formado por los sindicatos UGT, que es el mayoritario, CCOO, CGT, USO, OSTA y el sindicato de cuadros Acumagme

 

Iglesias no da "nada" por perdido

El presidente aragonés, Marcelino Iglesias, no da "nada" por perdido tras la decisión de General Motors de vender Opel a la compañía austriaco-canadiense Magna y ha comprometido el apoyo del presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, a la planta de Figueruelas y, sobre todo, a sus trabajadores.


Tras pedir "prudencia y serenidad", ha insistido hoy en que es necesario "no dar nada por perdido", puesto que aún no se conocen con precisión las condiciones de la venta, información que el Ejecutivo autonómico ya ha solicitado a la empresa compradora.


Cuando tenga en su poder estos datos, que incluyen el elemento positivo de que "GM no se va" del todo, puesto que conserva "un número importante de acciones", el Gobierno aragonés tomará "la decisión más conveniente" para apoyar a la planta de Figueruelas, siempre en "coordinación" con el Gobierno central, especialmente con el Ministerio de Industria.


Iglesias ha revelado que esta misma mañana ha hablado con José Luis Rodríguez Zapatero quien, según ha dicho, incluirá este asunto en la agenda de su próximo viaje a Moscú, en donde participará el 14 de septiembre en la conferencia internacional sobre seguridad que se celebrará en Yaroslav (Rusia).


Este anuncio tiene importancia porque el socio financiero de Magna es el banco ruso Sberbank, con una papel "importante" según Iglesias en el futuro de la compañía.


Es al Gobierno central a quien le compete la relación con Alemania, ha precisado Iglesias, quien, sin embargo, ha destacado el papel protagonista que ha tenido su Ejecutivo en la negociación para garantizar el futuro de la planta zaragozana con la participación de algunos de sus consejeros en las reuniones que en los últimos meses se han mantenido en Alemania y Bruselas.


El próximo lunes los consejeros de Economía, Alberto Larraz, y de Industria, Arturo Aliaga, se reunirán con el Comité de Empresa de Figueruelas y, probablemente, también el mismo día, con representantes del Ministerio de Industria en Madrid.


El Gobierno aragonés, ha añadido, que va a defender "todos" los puestos de trabajo (unos 7.500) de una factoría que es "la más eficiente y productiva" del grupo y que produce "muchos coches" que el mercado "acepta", motivo por el que se ha mostrado convencido de que las cosas "saldrán bien".


Preguntado por el aval de 200 millones de euros que aprobó conceder el Gobierno de Aragón a GM, condicionado a la puesta en marcha del proceso de fabricación del nuevo Opel Meriva en la factoría de Figueruelas, Iglesias ha advertido de que este aval está "muy condicionado" a la puesta en marcha de esta nueva línea de producción.


En todo caso, no se va a tomar una decisión sobre esto hasta que no se conozcan las condiciones de la venta, ha reiterado Iglesias, quien, no obstante, ha apuntado que Magna ya dio "por descontado" que el nuevo Meriva se iba a fabricar en Zaragoza.


Además, en las conversaciones mantenidas con la compañía en el proceso de negociación, Magna se mostró "muy interesada" en desarrollar los terrenos industriales de alrededor de la planta de Figueruelas, en la que incluso se llegó a hablar, según Iglesias, de invertir más de mil millones de euros.


Iglesias ha mostrado su deseo de que Magna, al elaborar su plan de reestructuración, tenga en cuenta la capacidad productiva de Figueruelas, planta que "nadie" ha planteado cerrar.


La ministra de Economía, Elena Salgado, dice que "de momento" el empleo no peligra

 

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, ha señalado hoy que cualquier solución que se busque al futuro de Opel debe reconocer que la factoría de Figueruelas es la más productiva de la empresa.


"Cualquier solución accionarial debe reconocer esa realidad", señaló Salgado en una entrevista en Radio Nacional de España, en la que consideró que "de momento" no peligran los puestos de trabajo de la planta aragonesa una vez conocida la decisión de General Motors de vender Opel al fabricante austríaco-canadiense Magna.


Figueruelas perderá producción y empleo con la entrada de Magna

 

Cuatro meses, una suspensión de pagos, una sociedad fiduciaria y un cóctel de rumores e intrigas políticas después, Opel ya tiene comprador. El consorcio formado por la fabricante de componentes automovilísticos Magna y el banco ruso Sberbank se hará con el 55% de la marca europea. La decisión, muy celebrada en Alemania, implica consecuencias negativas para la factoría de Figueruelas.


John Smith, vicepresidente de GM y miembro del fideicomiso que gestiona Opel desde que fuera disgregada en mayo de su matriz norteamericana, reconoció ayer en Berlín que los inevitables recortes tendrán como escenario preferente plantas no alemanas. Concretamente, mencionó dos: “Amberes podría cerrar y una parte de la producción de Zaragoza se trasladaría a Eisenach”, profetizó. En total, 10.000 empleos en toda Europa corren peligro, una quinta parte del personal de Opel.


El acuerdo con Magna, supuestamente basado en criterios empresariales, posee un trasfondo político que ayer algunos detalles, lejos de mitigar, se encargaron de evidenciar. “Puedo asegurar que se trata de una medida económica, nada política”, fue la frase más pronunciada por el presidente del fideicomiso, Fred Irwin. Tanto la repitió que parecía sugerir lo contrario de lo que decía.


En realidad, los esfuerzos de Irwin por colocar la noticia en el ámbito de la economía y alejarla de la política llegaban tarde. Una hora antes de su intervención, la venta había sido confirmada desde la Cancillería por una Angela Merkel eufórica. “Estoy extraordinariamente contenta”, proclamó Merkel, con un ojo puesto en el futuro de los trabajadores alemanes y con el otro en las elecciones generales que han de ratificarla, dentro de dos domingos, al frente del Ejecutivo germano.


“Empeño personal”


Durante las últimas semanas, la canciller había sido duramente criticada por su favoritismo hacia la candidatura de Magna, a la que apoyó con su “empeño personal” y unas garantías estatales en forma de avales. Ayer, la canciller no dudó en sacar pecho y reivindicar la “paciencia, constancia y claridad del Gobierno para conseguir el resultado deseado”.


Irwin y Smith abordaron ante la prensa el tema de los avales, espinoso por tratarse de hasta 4.500 millones de euros procedentes del bolsillo de los contribuyentes germanos. “Hemos alcanzado el acuerdo de que ese dinero no sirva para realizar inversiones en Rusia”, prometió Smith. No en vano, detrás de la propuesta de Magna se esconde una colaboración con la automotriz rusa GAZ, que debería facilitar a Opel el acceso al mercado post-soviético.


Formalmente, la sociedad fiduciaria era la única con capacidad para aprobar cualquier transacción accionarial de Opel. Por eso, el Consejo de Administración de GM solo pudo emitir una recomendación, que posteriormente aprobaría el fideicomiso, aunque no por unanimidad. De sus cuatro miembros -la mitad en representación de GM y la otra mitad del Estado alemán-, dos votaron a favor, uno se abstuvo y el otro se opuso. Como consecuencia, Magna y Sberbank detentarán el 55% del accionariado y la dirección empresarial de la nueva Opel. GM, a la que seguirá vinculada en el desarrollo de productos, mantendrá otro 35% -y se reserva el derecho de vetar cualquier transferencia de tecnología a manos rusas- y el 10% restante se repartirá entre los trabajadores.


Por delante resta aún un largo camino de negociaciones. Según reconocieron los implicados, aún se tardarán unas semanas en rubricar los contratos, y su aplicación podría demorarse incluso meses. 


La falta de concreción del acuerdo refuerza la sensación de que la más satisfecha por un anuncio con muchos flecos pendientes no es otra que la canciller germana, apremiada por las encuestas y necesitada de un golpe de efecto en plena campaña. Su apuesta por Opel se ha mostrado ganadora, para alegría de los trabajadores alemanes. Y preocupación de los aragoneses.

 

Figueruelas, perjudicada

 

La decisión de General Motors de vender Opel a la austriaco-canadiense Magna no va a resultar muy beneficiosa para la planta zaragozana de Figueruelas. Según los planes industriales y de viabilidad que han trascendido durante los meses de negociación de la operación de compra-venta, Figueruelas no va a salir muy bien parada por el recorte de producción (algo más del 30%) y de empleo (superior al 20%) que planea Magna para ella. La previsión que maneja la compañía apunta al despido de 1.672 empleados en la factoría aragonesa (ahora hay casi 7.300 trabajadores) y propone además hacerlo el año próximo. Asimismo, plantea un drástico recorte de la capacidad productiva instalada en la fábrica, de forma que de los 465.000 vehículos que puede ensamblar en este momento Figueruelas se pase, a partir de 2010, a 320.000.


Esta rebaja la quieren lograr trasladando parte de la producción del Corsa que ahora se fabrica en Zaragoza a la factoría alemana de Eisenach. Concretamente, y según los datos que los sindicatos han podido ir recabando en estos meses, Magna plantea trasladar a Eisenach toda la producción del Corsa de tres puertas (que ahora se hace de forma compartida entre la planta española y la alemana) y una parte del Corsa de cinco puertas (que hasta ahora se hacía en exclusiva en la fábrica aragonesa). Pese a la falta de concreción y detalles que aún rodea al plan industrial, el ejecutivo de GM John Smith señaló expresamente -en la rueda de prensa realizada ayer en Berlín- que parte de la producción de la planta de Figueruelas en Zaragoza será trasladada a Eisenach.


Quitar una línea de montaje


Junto a estas medidas (o quizá como consecuencia de ellas), Magna plantea llevarse a la también alemana de Kaiserslautern (donde Opel Europa tiene una de sus fábricas de componentes) parte de las prensas de Figueruelas.


Por último, y esto es quizá lo que más inquietud causa a los representantes sindicales de la planta zaragozana, Magna planea cerrar una de las dos líneas de producción que ahora están instaladas en Figueruelas. En la actualidad, la fábrica de Zaragoza ensambla tres modelos de Opel diferentes: Corsa, Combo y Meriva. En una de las líneas de producción se ensamblan ‘corsas’ y en la otra, ‘combos’ y ‘merivas’. Hasta la fecha, no se ha explicado qué consecuencias de futuro puede tener para la fábrica zaragozana el anuncio de que una de las líneas de producción sea desmantelada. Si hay que entender que, a partir de una fecha, todos los modelos de Opel que se fabriquen en Zaragoza saldrán de una sola línea de montaje o si hay que interpretar que, a medio plazo, Figueruelas dejará de producir alguno de los modelos que ahora ensambla.

 

La Comisión Europea vigilará las ayudas públicas en la venta

 

La Comisión Europea advirtió hoy de que vigilará la venta de Opel y que las ayudas públicas que puedan acordar algunos países no deben condicionarse al mantenimiento de la producción en sus territorios.


La CE vigilará "que se respetan las normas europeas", advirtió el portavoz de la Comisión, Johannes Laitenberger, quien recalcó que las ayudas de Estado "no deben condicionarse" a intereses no comerciales "o a la localización geográfica de la reestructuración".