LA CRISIS EN LA CALLE

Comer de menú para combatir la crisis

Los clientes ven necesario recortar gastos y recurrir al menú es algo cada vez más usual. Por su parte, los restaurantes comprueban cómo se reduce el número de consumidores en sus comedores. Solo se salvan algunos gracias a la Expo.

El menú por la carta. Es el cambio que muchos ciudadanos se han visto obligados a hacer. Hay que recortar gastos y, a la hora de comer, se mira más al bolsillo que al propio estómago. Incluso algunos trabajadores acostumbrados a comer de menú en un restaurante cercano a su oficina han tenido que cambiar sus hábitos y comer en casa o de alimentos traídos del hogar.


"Antes me podía dar más caprichos a la hora de comer. Últimamente, no puedo porque tengo que ajustar los gastos y en la comida se recorta bastante", explica David Panadero, un cliente que suele comer fuera, por trabajo. "Lo que esta claro es que ahora hay que comer de menú", dice. Algo que confirma María Jesús Ruiz, una cliente de O Rustidor. "Ahora se mira bastante el precio de los platos, porque es necesario ahorrar", asegura.


En cuanto a los restaurantes, la crisis no ha venido igual para todos, y la Expo tiene mucho que ver. Mientras los comedores que reciben a grandes grupos de empresa o procedentes de distintos congresos no han notado aún el bajón de la clientela, otros centrados en particulares han visto reducidos sus ingresos en un 50 por cierto.


Es el caso del Capazorras, que ha sufrido de forma considerable las consecuencias de la crisis. "Desde hace un año hemos notado un descenso de la clientela, pero en estos últimos meses la situación se ha agudizado y ahora recibimos un 50 por ciento menos de consumidores", confirma Javier Tejedor, dueño y cocinero del restaurante. "Además, el gasto de los clientes ha bajado bastante. Se decantan más por los menús que por la carta", dice Javier. "Incluso en vez de salir a comer se quedan en casa para ahorrar", asegura el cocinero.


Mejor suerte han tenido hasta la fecha establecimientos como Sagardi o Pantxica Orio. Así lo confirma Javier Milán, cocinero de este último. "Nosotros trabajamos en un 90 por ciento con empresas y el resto son particulares. Al celebrarse la Expo, muchos trabajadores han contratado comidas aquí y por eso no hemos notado la crisis". "Además, ahora hemos recibido a representantes de congresos celebrados en la Feria de Muestras", explica Milán.


El restaurante Sagardi también le debe mucho a la muestra de este verano. "Sagardi es un grupo presente en varias ciudades. Excepto en Zaragoza, el resto de establecimientos de la cadena han notado, y mucho, los efectos de la economía", explica Javier Guíu, jefe de cocina del establecimiento. "Hemos tenido contratadas muchas comidas de grupos procedentes de la Expo", asegura Guíu. "Imagino que después de las fiestas del Pilar notaremos una bajada de consumidores. De hecho, aún no tenemos completo el comedor para las comidas navideñas de empresa, algo inusual", dice. Sin duda, la situación privilegiada del comedor (en la plaza de España) ha ayudado a hacer frente a la reducción de clientes que sufren otros locales con peor ubicación.


Otro bar en el que han comprobado el ahorro de los consumidores es el Bílbilis. "Se nota que ahora miran por la economía", asegura Iván del Castillo, camarero del Bílbilis. Sin duda la fidelidad es importante para seguir obteniendo beneficios. Este es el caso de la bocatería La Antilla. "Por suerte las mismas personas que venían antes a tomarse un bocadillo lo siguen haciendo", dice María Ángeles Martín, encargada del bar.


Ante esta situación, los restaurantes saben que en los próximos meses será habitual recoger las cartas en favor de los menús. Por eso, en el Capazorras ya se ofrece "un gran surtido de menús, incluido uno económico", comenta el dueño.


Por su parte, Pedro Cabrejas, de O Rustidor comenta que al subir el IPC los precios de los menús también lo hacen, por lo que "hay que tener cuidado para ajustarlos a los consumidores". Igualmente, en el Bílbilis se ofrecen productos con precios asequibles. "No tenemos cartas con precios caros. Entre semana vienen trabajadores y no podemos ofrecer comidas caras porque sino se marcharían a otros bares", explica Iván.


Una estrategia, la de no perder usuarios, que intentan llevar a cabo en el Sagardi. "Está claro que con la crisis la gente comía en restaurantes dos veces por semana, ahora tan solo saldrá una vez. Por eso, intentamos que en esa ocasión vengan aquí", manifiesta Javier Guíu. "Y para ello ofrecemos productos con buena relación calidad y precio", afirma.