El terremoto que sufre Colonial, que ha perdido en bolsa un 29% en lo poco que va de año y un 72% en los últimos doce meses, no ha terminado. Así lo teme el presidente y consejero delegado de la inmobiliaria, Mariano de Miguel, quien no descarta "nuevos desplomes".

El ejecutivo defendió ayer el modelo de negocio -muy protegido del descenso de la venta de casas que vive España- y el plan estratégico de la compañía, y desvinculó el comportamiento de los títulos de la deuda de 8.600 millones de euros que afronta Colonial. Reconoció que el actual valor de la empresa la hace susceptible de sufrir una opa y adelantó que este año va a vender activos por valor de, al menos, 1.000 millones de euros.

La deuda de sus accionistas

El descalabro de Colonial, una de las inmobiliarias más grandes de Europa, trae de cabeza a sus ejecutivos. De Miguel subrayó que el grueso del negocio de la empresa (80%) reside en el negocio patrimonial (alquiler) de oficinas en las mejores zonas de Madrid, Barcelona y París y que, además, el 57% de los ingresos totales del grupo procedentes de estas rentas se generan en Francia. Una salvaguarda respecto a la crisis de venta de pisos que, reconoció, no se ha sabido explicar.

Sobre la deuda, De Miguel apuntó que 6.100 millones provienen de un crédito sindicado obtenido para financiar su espectacular crecimiento en 2007, basado en operaciones corporativas. De ese préstamo, añadió, sólo se han de abonar 150 millones de euros este año. Una cantidad cubierta con creces con las ventas previstas. Pero el problema de Colonial no reside en su deuda, que no está vinculada a la cotización, sino en la deuda contraída por algunos de sus principales accionistas. Créditos que solicitaron precisamente para comprar títulos de la inmobiliaria y que, ya sea por contratos de coberturas sobre los mismos títulos o por haber financiado los préstamos con esas mismas acciones, están haciendo caer a plomo el precio.