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Ellas bajan la bandera

Las mujeres se van abriendo hueco en el colectivo de taxistas, pero no sin dificultades

Eva Torres, junto al taxi que conduce en Cártama (Málaga)
Ellas bajan la bandera

"Los comienzos son duros. Tus compañeros te hacen un poco el vacío y tienes que demostrar día a día que haces bien tu trabajo porque si no te cuelgan el sambenito". Así rememora Lucía Campos sus inicios en una profesión tradicionalmente dominada por los hombres pero en la que las mujeres, de forma lenta pero con paso seguro, van abriéndose camino a pesar de la pervivencia de tópicos y prejuicios que, en algunos casos, dan lugar a situaciones desagradables. Desmontar esas ideas preconcebidas es precisamente el objetivo que animó a un grupo de mujeres taxistas a elaborar un calendario que ha sido promovido por las organizaciones que integran la Federación Española del Taxi (Fedetaxi) y en el que participan conductoras que desempeñan su oficio en un total de nueve poblaciones repartidas por todo el territorio nacional.

Lucía lleva cuatro años conduciendo un taxi en Oviedo. Anteriormente trabajaba en una empresa pero, como otras muchas de sus compañeras, decidió convertirse en autónoma para ayudar a su marido, quien había adquirido una licencia. Un paso dado pese a desconocer el campo en el que estaba aventurándose. En su ciudad, alrededor de un 10% de la flota de taxis tiene a una mujer al volante. Un porcentaje bastante mayor del que se da en otras localidades españolas. En Madrid, por ejemplo, hay poco más de 1.000 entre los casi 16.000 titulares de licencia. En Córdoba, según destaca Miguel Ruano, presidente de la Federación Andaluza del Taxi, organización integrada en la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), son unas 20 de 500. En Cádiz, apenas seis de 250. Cifras parecidas a las de otras provincias.

La integración, en este contexto, es complicada. "Cuando a veces llegas a una parada, ellos tienen sus corrillos y tú estás sola", prosigue Lucía, quien subraya, no obstante, que "si luchas, te acaban haciendo hueco".

Difícil lo ha tenido también Eva Torres, quien conduce en taxi en la localidad malagueña de Cártama desde agosto de 2007. Allí son tres las mujeres que trabajan en el sector, frente a siete hombres. Y su sexo pesa en el modo en que la miran sus compañeros de profesión. "Nunca me han aceptado", confiesa la andaluza, quien aclara que su situación "es muy particular y para nada se corresponde con lo que ocurre en el resto de España". Menos prejuicios ha notado entre los usuarios. "Los casos que pueda haber no tienen ninguna trascendencia" teniendo en cuenta la naturalidad con la que la inmensa mayoría suben a su taxi. Una opinión que corrobora Lucía Campos, quien señala que muchos están "agradecidos" de coger un taxi manejado por una mujer. Aunque también revela que se ha topado con algunos clientes que no quisieron subir al coche por el hecho de que ella fuese mujer.

La crisis está provocando "situaciones dantescas"

La del taxi es una profesión "estresante e insegura", apunta Eva Torres. Además requiere muchas horas. Ella está disponible todo el día, dada "la precaria situación" que hay en su localidad. Algo parecido le ocurre a Lucía Campos, quien trabaja unas doce horas por jornada. Antes solía tomarse un día libre, pero el azote de la crisis le ha obligado a prescindir incluso de ese asueto. Los ciudadanos miran cada vez más el bolsillo y eso se deja sentir en el volumen de trabajo que tienen. Lucía explica que en los últimos meses, la caída ronda el 60%, una cifra similar a la que ofrece Eva, quien subraya que esto está provocando "situaciones dantescas en muchos compañeros" que se encuentran en una posición "de extrema gravedad". A ello, según se encarga de remarcar Lucía, hay que añadir el incremento de los gastos que tienen por la subida del IVA o del precio de los combustibles, entre otros factores.

Les perjudica también la facilidad con que se conceden las licencias en España, un proceso, comenta Eva, que "no se ajusta a ningún criterio económico ni de rentabilidad". "Para los políticos, dar licencias es la forma más rentable, y sobre todo gratuita para los ayuntamientos, de cubrir carencias de otros modos de transporte como los autobuses urbanos", añade. En parecidos términos se pronuncia Miguel Ruano, quien aplaude no obstante las mejoras introducidas por normativas como el reglamento andaluz del taxi, que "establece la necesidad de hacer estudios de rentabilidad antes de otorgar licencias".

Trabajadoras autónomas en un contexto de crisis aguda, compaginar la vida personal y laboral parece una quimera. "Lo de la conciliación es una broma", sentencia Lucía, quien recuerda que además del trabajo, ellas siguen ocupándose de buena parte de las labores del hogar. Por si eso fuese poco, su condición de autónomas provoca que el camino sea aún más empinado. "Somos los parias de la sociedad", opina Lucía. "Nos agobian mucho con las subidas de impuestos", añade. Además de la falta de trabajo en épocas como la actual, Eva destaca la inseguridad derivada de "depender cada día cuando te levantas de cómo hacer la recaudación y poder llevar un euro a casa".

Por eso demandan una mayor presencia en las organizaciones correspondientes. "Actualmente la representación de la mujer es nula en las juntas directivas que dirigen los destinos del sector", aduce Eva, quien se felicita de la creación de 'El Rincón de la mujer taxista', un "punto de encuentro de referencia para compañeras taxistas de toda España y que, debido al reducido número que somos, no tienen la posibilidad de compartir sus experiencias, inquietudes, anécdotas, etc."