ENTIDADES DE AHORRO

Amado Franco, dispuesto a presentar hoy su candidatura para presidir la patronal de cajas

La CECA buscará el máximo consenso, sin tener que pronunciarse entre los presidentes de Ibercaja y La Caixa.

Consejo de Administración de la CECA del 17 de marzo, en el que Quintás presentó su dimisión.
Amado Franco, dispuesto a presentar hoy su candidatura para presidir la patronal de cajas
JULIO MUñOZ/EFE

El presidente de Ibercaja, Amado Franco, sigue dispuesto a presentar hoy su candidatura a la presidencia de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). En la reunión monográfica que el Consejo de Administración de esta institución celebra en Madrid, el directivo de la caja aragonesa mantendrá su propuesta para liderar la patronal de las cajas de ahorros españolas. Junto a la de Franco es más que probable que se presente la del presidente de La Caixa, Isidro Fainé. Aunque tampoco es descartable que, en aras del acuerdo y para no dar una sensación de división en el sector, los miembros del Consejo de Administración de la CECA opten por una candidatura de consenso en la que se integren ambos responsables.

La decisión que se tome hoy en la sede de la Confederación tendrá una especial relevancia por el delicado momento que atraviesan las entidades financieras, en general, y las cajas de ahorros, en particular. El sector de las cajas tiene pendiente su reestructuración y un cambio de normativa que debe afrontarse en los próximos meses. Por si estas cuestiones no fueran suficientemente importantes en sí mismas, en el seno de las cajas se ha abierto un debate sobre el modelo que debe defender el próximo presidente de la CECA. Tanto el momento económico que estamos atravesando, como las nuevas directrices que van a emanar de Europa con la directiva Basilea III exigen entidades fuertes, con mayores requisitos de liquidez y capital que los que en este momento presentan algunas entidades españolas (cajas, pero también bancos y cooperativas de crédito).

Reforzar el capital

En este contexto, las cajas temen que esa exigencia de refuerzo de su capital acabe dando al traste con su naturaleza jurídica actual y abra la puerta a una semiprivatización de estas entidades financieras. Por su propia idiosincrasia, las cajas no pueden ampliar capital; las cuotas participativas, que podrían cumplir este objetivo, no han tenido hasta el momento una gran aceptación en el sector. Ahora se teme que, a medio plazo, las cuotas acaben teniendo derechos políticos (modificación que las convertiría en una especie de acciones bancarias que cambiarían la naturaleza de las cajas).

Está también en juego la propia reorganización del sector en el que, en la actualidad -y más allá de las fusiones anunciadas y en curso-, conviven 45 entidades de tamaño tan diverso como La Caixa (con unos activos propios consolidados que rondan los 268.000 millones de euros) y Caixa Pollensa (con 345 millones de euros).

Que el sector debe reorganizarse -y reducir su número- es algo aceptado por todas las cajas. En lo que podría haber discrepancias es en el grado de esa reorganización y en las fórmulas que deberían emplearse para lograrla. El presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, avanzó la semana pasada que en su opinión, cuando finalice el proceso de fusiones en marcha, solo quedarán 20 cajas. Un número que otras fuentes elevan hasta las 25 ó 27. Asimismo, está abierto el debate de si es más respetuosa con la naturaleza jurídica de las cajas una fusión convencional o las llamadas fusiones 'virtuales' o 'frías', tal y como están reguladas en este momento.

Así las cosas, el presidente de Ibercaja acudirá a la reunión de hoy con un programa cuyo eje central es el mantenimiento del ADN de las cajas, defendiendo su naturaleza jurídica, su compromiso económico y social con los territorios donde operan y la obra s ocial que realizan. Por su parte, Isidro Fainé esperará hasta la misma reunión del Consejo de Administración de hoy para desvelar si se postula a la presidencia. Fuentes próximas al presidente de La Caixa han avanzado que Fainé no quiere crear un cisma en la CECA, por lo que supeditaría su candidatura al apoyo que pudiera encontrar en el resto de las cajas, deseando que fuera o se aproximara mucho a la unanimidad.