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Frutos secos El Rincón cumple 40: esta es su historia en Zaragoza

La empresa tiene la mirada puesta en el futuro, marcado por el crecimiento y la expansión con la apertura de nuevos establecimientos.

Primera tienda de Frutos Secos el Rincón, inaugurada el 7 de junio de 1983.
Primera tienda de Frutos Secos el Rincón, inaugurada el 7 de junio de 1983.
Flamen&Co

Todo empezó por el deseo de un joven matrimonio de mejorar lo que ahora se conoce como conciliación familiar. Hace poco más de cuatro décadas, Antonio Flamenco trabajaba en un banco. Su mujer, Concepción Lozano, era encargada de un conocido comercio textil. Sus horarios eran incompatibles y ellos querían pasar más tiempo juntos. Para conseguirlo decidieron convertirse en sus propios jefes y poner en marcha un negocio propio, que, como ha sucedido con muchas grandes ideas, se fraguó y comenzo a andar en un garaje. Decidieron emprender con una floristería y como el local estaba situado en una esquina de la avenida de América del barrio zaragozano de Torrero, su nombre fue El Rincón de las Flores.

Este es el comienzo de la historia de un grupo familiar zaragozano, de marca bien conocida y reconocida por los paladares aragoneses, que celebra ahora sus cuatro décadas de éxito. Porque Antonio y Concepción no se conformaron con su primer establecimiento (que, sin embargo, mantienen con especial cariño), sino que decidieron tomar las riendas de la tienda de ultramarinos que regentaban los padres de él, a punto de jubilarse. "Queríamos montar algo diferente y decidimos que, dentro de nuestras posibilidades económicas, la opción era la venta de frutos secos", explica Antonio Flamenco. 

Y aquel 7 de junio de 1983 levantaba la persiana el primer establecimiento de Frutos Secos el Rincón, que 40 años después se ha convertido en el sólido grupo Flamen&Co, que integra desde 2018 a Martín Martín y cuenta con 155 tiendas, el tostadero de frutos secos Buenola, la fábrica de patatas fritas El Gallo Rojo y el obrador de pastelería El Artesano. Su plantilla está formada por 1.250 trabajadores y por sus establecimientos pasan aproximadamente dos millones de clientes cada mes.

Concepción Lozano y Antonio Flamenco.
Concepción Lozano y Antonio Flamenco.
Francisco Jiménez.

A Antonio Flamenco, director general del grupo, le cuesta destacar cuáles han sido los hitos que han marcado la trayectoria de la empresa, porque lo que ha sido decisivo en todo este recorrido "han sido las ganas de mejorar, de ir dando pasos poco a poco, de crecer", señala. 

Pero si Antonio y Concepción tienen que quedarse con un momento especial para Frutos Secos el Rincón –un modelo único que aúna en un mismo establecimiento la venta de pan y repostería, ‘snacks’, frutos secos y golosinas–, eligen aquel verano de 2008 en el que su marca se convirtió en la única tienda de una marca local con la que contaba el recinto de la Exposición Internacional que se celebró en Zaragoza. "Nos hizo mucha ilusión y fue un empujón de ánimo que nos permitió pensar que éramos capaces de hacer muchas más cosas todavía", destacan.

"Un equipo excepcional"

La receta de su éxito, como señalan casi al unísono, es "mucho trabajo", pero no solo el de sus fundadores, sino el que realiza toda la plantilla. "Siempre hemos tenido claro que teníamos que tener un producto de calidad, ser muy buenos atendiendo al cliente y rodearnos de un equipo excepcional a todos los niveles, desde la empleada que está solo los domingos hasta los directores ejecutivos", explica Flamenco, que insiste en que resulta vital para el negocio que la plantilla "sienta y viva la empresa como suya".

No todo ha sido un camino derosas. Los últimos años no han estado exentos de dificultades. 2020 fue "un año muy duro en ventas", reconoce el director general del grupo, que recuerda la incertidumbre que generó en la empresa el anuncio del confinamiento por la covid-19. "Al día siguiente teníamos que abrir las tiendas porque éramos esenciales y no sabíamos ni lo que teníamos que hacer", relata Flamenco, que añade que "fueron unos meses muy duros económica y profesionalmente". Cuando parecía que lo peor había pasado llegó la crisis energética, a la que Flamen&Co hizo frente "con el esfuerzo ahorrador de toda la plantilla". Y ahora es la elevada inflación la que "está haciendo muchísimo daño", dice.

Aún en un escenario complicado, el grupo aragonés, al que se ha incorporado ya la segunda generación, y su emblemática marca amarilla mira hacia el futuro con planes de expansión. Han invertido dos millones de euros en el obrador de pastelería y ya están buscando locales para abrir en lo que queda de año "unas cuatro tiendas en Zaragoza y en ciudades próximas de mediano tamaño". 

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