economía

IQE factura 147,9 millones de euros y redobla su apuesta por la sostenibilidad

La compañía química aragonesa incrementó su facturación un 40% en 2022 por la subida de precios.

Instalaciones de Industrias Químicas del Ebro (IQE) en el polígono Malpica de Zaragoza.
Instalaciones de Industrias Químicas del Ebro (IQE) en el polígono Malpica de Zaragoza.
Guillermo Mestre

2022 fue un año muy atípico para Industrias Químicas del Ebro (IQE). El desmesurado incremento de los precios de las materias primas y de la energía, sobre todo del gas, le obligó a repercutir a sus clientes unos costes de producción que en un momento dado se planteó reducir volviendo a utilizar fuel y propano, lo que no ocurrió finalmente. Por esa subida de precios la facturación de la compañía creció un 40% respecto al ejercicio anterior, pasando de los 103 millones de euros de cifra de negocio de 2021 a los 147,9 millones del año pasado. Para 2023, adelanta Eduardo Villaroya, director general de la firma, se prevé cerrar con ventas por 130 o 135 millones después de haber bajado los precios a los clientes.

«En octubre o noviembre pasados estábamos muy preocupados por el encarecimiento de la energía porque nos impedía cubrir costes, de ahí que estudiáramos si volver al fuel y al propano, lo que no nos gustaba nada porque suponía aumentar las emisiones de CO2», rememora Villarroya. «Teníamos avanzado el proyecto, pero no lo hicimos», añade antes de recalcar la creciente apuesta de IQE por la sostenibilidad. «Hay que hacerlo, si no no estás en el mercado, sobre todo en Europa», subraya.

En ese impulso de acciones favorables a una mejora de sus prácticas medioambientables, esta compañía del sector de la química inorgánica básica especializada en silicatos, sílices y derivados se ha planteado como alternativas al gas y al propano la sustitución de calderas de vapor por calderas eléctricas alimentadas por renovables; emplear biomasa, con un estudio avanzado para incorporarla, y el hidrógeno verde. En este último campo, IQE participa con Enel Green Power en uno de los dos Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (IPCEI) apoyados en Aragón por la Comisión Europea para respaldar la cadena de valor industrial del hidrógeno de origen renovable, dado su carácter estratégico (en el otro participa la compañía turolense Térvalis).

«Estos proyectos están avanzados, pero llevarán tiempo, y con una mezcla de los tres o al menos con dos de ellos seguro trabajaremos para conseguir reducir nuestras emisiones de CO2 un 30% en 2030», apunta Eduardo Villarroya. Además de esto, agrega, IQE ha colocado placas solares en su planta de Zamudio (Vizcaya), con la que producirá el 20% de la energía eléctrica que consume, y hará lo propio en la fábrica del polígono Malpica de Zaragoza.

Otra iniciativa importante en la que participa Industrias Químicas del Ebro, en este caso centrada en ahorros energéticos y economía circular, se denomina Zerosilibrine y forma parte del programa LIFE, un instrumento financiero de la UE dedicado, de forma exclusiva, al medio ambiente y a la acción por el clima. Se titula ‘Valorización de aguas residuales de sílice precipitada a través de una estrategia de economía circular para la recuperación de sulfato de sodio y agua’. «Es un desarrollo innovador nuestro», precisa Villarroya, que indica que se trata de un proceso de evaporación de agua y cristalización con el que se consigue reducir la emisión de sulfatos vía vertido.

El proyecto Zerosilibrine propone una solución medioambiental para el vertido producido en la fabricación de sílice precipitada y generará un sulfato de sodio anhidro con un gran interés comercial en el mercado. Con una inversión de casi 4 millones de euros (el 50% con fondos europeos) incluye la instalación de una planta piloto y se prevé concluir la primera fase en 2024. «Si esto tirara seguiríamos con el proyecto y lo ampliaríamos a nivel macro», señala Villarroya.

Un grupo exportador sin ventas hoy en Argelia y Rusia

Industrias Químicas del Ebro (IQE), con más de 60 años de andadura, es una empresa familiar que se ha convertido con el tiempo en un referente europeo en el sector de la química inorgánica. Con sede en el polígono Malpica de Zaragoza, lidera el Grupo IQE, que incluye también a Desilsa (Detergentes y Derivados de Silicatos Alcalinos, SA), fundada en 1961 y que desarrolla su actividad en la producción de una amplia gama de silicatos líquidos en Barcelona, y a Simal (Silicatos de Malpica, S.L.), que tiene sus instalaciones en Zamudio (Vizcaya).

El grupo trabaja para un amplio número de sectores que van desde los neumáticos, los detergentes en polvo o las cerámicas a la alimentación animal y humana, el caucho o la construcción. Con 212 trabajadores (22 en I+D), exporta el 55% de sus ventas a 70 países de los cinco continentes, pero entre ellos ya no están desde hace poco tiempo ni Argelia ni Rusia. En el país del norte de África, por el bloqueo comercial dictado desde Argel contra España por el apoyo de Pedro Sánchez a Marruecos en el conflicto saharaui y en Rusia, por la guerra de Ucrania.

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