El Gobierno confía bajar el paro al 10% en tres años por un nuevo rebote de la economía

Las optimistas previsiones enviadas a Bruselas vaticinan que el PIB subirá un 2,4% en 2024 y que se crearán 1,1 millones de puestos de trabajo hasta 2026.

Oficina del Inaem
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DGA

Ni la inflación ni la subida de tipos harán frenar la economía española, según las previsiones que el Gobierno envió a la Comisión Europea este viernes en su Programa de Estabilidad 2023-2026. Unos planes que esperan una mejoría del mercado laboral que le hará regresar a una situación similar a la vivida antes de que pinchara la burbuja de 2008. El Ejecutivo anticipa a Bruselas que España podrá recuperar la tasa de paro del 10% dentro de tres años, en 2026.

Se trata de una referencia que no veía la economía desde hace 15 años, cuando se encontraba en plena expansión inmobiliaria. Solo una vez en la historia España ha tenido una tasa de paro inferior, en 2007, con un 7,9%. Entonces, había 20,7 millones de ocupados y poco más de dos millones de parados, con lo que se consideraba que existía el deseado 'pleno empleo'.

Este nuevo cálculo laboral de Moncloa se fundamenta en la esperada incorporación de 1,1 millones de ocupados más hasta 2026, con una media de unos 400.000 más por cada año. Economía recuerda a la UE que esa cifra se suma "al millón de puestos de trabajo creados después de la pandemia" y que, según las previsiones del Ministerio dirigido por Nadia Calviño, "permitirá alcanzar niveles récord de ocupación". E insiste en que España lo logrará con un "aumento de la población activa y la mejora en la calidad del empleo".

Estas nuevas previsiones llegan con los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) del primer trimestre recién publicados, en los que se muestra una ligera caída del empleo poco habitual para este periodo que suele ser históricamente dañino para la economía. A finales de marzo, la tasa de paro se situó en el 13,2%, aunque el objetivo es cerrar este ejercicio en el 12,2%. Por comparar con otros cálculos, el Banco de España la eleva al 12,7% y esperaba llegar al 12% en 2025.

En el caso del paro estructural, el que va vinculado a una inflación cercana al objetivo del BCE y no depende de los ciclos económicos alcistas o bajistas, se fija en el entorno 9%. De esta forma, el compromiso pasa por "la convergencia a nivel europeo", indica el documento.

El reajuste de las perspectivas de la economía española para por un "cambio estructural" sobre el que el Gobierno insiste en señalar en todo el documento. También en el campo de la temporalidad, que prevé seguir reduciendo en los próximos años. Hasta el primer trimestre de 2023, la tasa de temporalidad se encontraba por encima del 17%, aunque ya había iniciado la senda de reducción desde más del 30% que tenía España a finales de 2021. Justo en ese momento entró en marcha la reforma laboral que, con el impulso de la figura de los fijos-discontinuos, "está permitiendo la reducción de la temporalidad" en el empleo, según señala el documento.

Crecimiento superior al europeo

El Ejecutivo fía todos sus cálculos laborales a una recuperación de la economía que será más intensa de lo esperado hasta ahora. Así, confía en que el PIB crezca este año un 2,1% (después de haber cerrado el pasado en el 5,5%), pero que en 2024 rebote hasta el 2,4%, por encima de las estimaciones del resto de organismos económicos.

El nuevo cuadro macroeconómico prevé que la demanda interna sea el principal motor de crecimiento durante este año, y especialmente el consumo privado, con una previsión de crecimiento estimada del 2,1%, sostenido principalmente por la evolución del empleo.

Son previsiones "prudentes" según indicó el ministerio dirigido por Nadia Calviño, tras el "fuerte crecimiento económico" de los últimos años y que continúa en el primer trimestre. Sin embargo, los organismos de análisis económico no son tan optimistas: el Banco de España es quien más se aproxima a los cálculos del Gobierno, con una previsión del 2,3% para 2024, pero el FMI vaticina el 1,5% y la OCDE calcula el 1,7%. Este mismo viernes la Autoridad Fiscal (Airef) avalaba este nuevo cuadro enviado a la Comisión.

Aún así, el Gobierno reconoce en el texto remitido a Bruselas que este escenario macroeconómico está enmarcado en un contexto internacional marcado por el rápido endurecimiento de las políticas monetarias, los episodios de tensión financiera y la incertidumbre en el plano geopolítico y energético. En este sentido, el Ejecutivo asegura que España mantiene un crecimiento económico "sólido" desde el final de la pandemia y que en 2023 liderará por tercer año consecutivo el avance del PIB entre los principales países de la eurozona.

Un inicio de 2023 al alza

Son cálculos que se asientan sobre la base de un primer trimestre más fuerte de lo esperado. La economía española avanzó un 0,5% gracias sobre todo al impulso de las exportaciones y a la inversión, según los datos del INE publicados ayer. Pese a la desaceleración de la última parte del año pasado, ahora la economía coge aire y se acelera hasta casi recuperar el nivel de PIB previo a la pandemia.

Este avance trimestral hace crecer a la economía un 3,8% a nivel interanual, nueve décimas más que en la última parte de 2022. España se convierte así de nuevo en el país de la eurozona que más crece en este primer trimestre. Las potencias del euro avanzaron de media solo un 0,1% aunque lograron esquivar el peor de los escenarios: la recesión.

Pese a estos buenos datos, hay que destacar que el consumo de los hogares se hundió un 1,3% frente al último trimestre lastrado por la elevada inflación, la subida de tipos y la crisis financiera, pero las exportaciones tiraron un 1,9% y la inversión un 5,8% aupada por los fondos europeos. Pero comparado con el primer trimestre del año pasado, el consumo de las familias creció un 1,5%, aún así la menor tasa en dos años. Dada la inflación, los hogares gastaron un 6,5% más que en el mismo periodo de 2022, pero solo pudieron comprar el 1,5% más que entonces.

Pérdida de poder adquisitivo

Sobre la elevada inflación -que en abril marcó el 4,1%- prevén que las medidas adoptadas -rebaja del IVA y de los impuestos a la luz y el gas, entre otras- facilitarán "la vuelta gradual del IPC a su nivel de medio plazo", indican desde Economía.

De hecho, estiman que el conjunto de medidas adoptadas en 2022 -entre las que también se incluye la bonificación de 20 céntimos por litro de carburante que finalizó a cierre de año- mitigó la pérdida de poder adquisitivo en un 20% al conjunto de los hogares, con un impacto superior en los de menor renta.

El coste del conjunto de medidas adoptadas el año pasado ascendió a 1,7 puntos de PIB, unos 22.000 millones de euros y, según sus cálculos, permitió rebajar el IPC registrado en 2022 (8,4%) en más de dos puntos, por lo que sin ellas la tasa de inflación hubiera superado el 10%.

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