Heraldo del Campo

bienestar animal

Del perro de Pavlov al cerdo de Volvap

Un proyecto liderado por i+Porc busca mejorar el bienestar animal y la productividad en explotaciones de porcino y aves cambiando conductas dañinas.

Pesaje de cerdos en el marco del proyecto Volvap 4.0, liderado por I+Porc y en cuyo consorcio participa la empresa Vall Companys.
Pesaje de cerdos en el marco del proyecto Volvap 4.0, liderado por I+Porc y en cuyo consorcio participa la empresa Vall Companys.
I+porc

Evitar conductas indeseadas como la caudofagia (el hecho de que los lechones se muerdan las colas unos a otros) que pueden surgir de estados de estrés en los animales es el objetivo del proyecto Volvap 4.0, liderado por i+Porc y en cuyo consorcio participa la empresa Vall Companys. A lo largo de las diferentes fases de crianza, aparecen diferentes problemas conductuales, que suelen tener consecuencias desde leves como heridas, diarreas y pérdida de peso, hasta graves, como la muerte de animales o los abortos en gestantes.

Para evitarlas, el proyecto Volvap busca la implantación de técnicas digitales basadas tanto en sensores que observan a los animales, analizan esta señal y tienen capacidad de actuación, como en sistemas de cámaras y sonógrafos para la detección de estados de nerviosismo.

El efecto sobre el sector, que aglutina a 86.000 pymes, es crítico, ya que estas conductas generan pérdidas cuantiosas. Cabe destacar que la solución de Volvap 4.0 incide directamente en su cuenta de resultados, al evitar esas pérdidas con un sistema de mínimo coste.

"Una vez detectados los momentos en los que se produce la mayor actividad en los animales, el siguiente paso es introducir lo que denominamos ‘contraestímulos’, que puedan paliar estos estados", explica Roger Galofre, responsable de Smart Solutions de Ceva Salud Animal, una de las empresas que participan en el consorcio que desarrolla este proyecto.

Pruebas para obtener el contraestímulo

Para obtener el ‘contraestímulo’ más adecuado se hicieron varias pruebas. "La primera de ellas fue la introducción de unos simuladores [algo así como una especie de ‘juguetes’] que atraen la atención de los animales, pero detectamos que, pasado un tiempo, estos se aburren de ellos y los ignoran", indica Galofre. La segunda alternativa que se analizó fue el empleo de paja, pero este producto complica la gestión de los purines y supone el riesgo de contraer ciertas patologías, ya que se trata de un agente externo que se introduce en las granjas y su necesario control exhaustivo supone una subida de costes para los ganaderos. La tercera alternativa ha sido la de la diseminación de "feromonas maternales sintéticas que puedan tranquilizar a los animales", añade.

La utilización de inteligencia artificial para analizar la probabilidad de que estén sucediendo estas actividades indeseadas en el proceso productivo y poder controlar la aplicación de contraestímulos es el objetivo primordial de este proyecto.

El uso de la visión artificial, una vez desarrollado el algoritmo, "no requiere de tecnología muy sofisticada y cara para su aplicación, sino que, con una cámara, el lector de un móvil o un microordenador podemos obtener resultados sorprendentes. Además, es una metodología abierta, adaptable a situaciones distintas, muy versátil y que no requiere de grandes cambios estructurales", explican desde el proyecto.

En esta iniciativa, financiada por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo en la convocatoria de subvenciones para el apoyo a Agrupaciones empresariales innovadoras, correspondientes al año 2022, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, participan Vall Companys, que es la encargada de proveer la visión realista de su aplicabilidad, el IRTA (Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias), EQtic, y Ceva Salud Animal. Asimismo, cuenta con el liderazgo del clúster español de productores de porcino como promotor y supervisor del proyecto.

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