sector agrario

Las heladas nocturnas reavivan el miedo a nuevas pérdidas entre los fruticultores

En la comarca de Calatayud han vuelto las velas de parafina y los riegos antihelada. Las bajas temperaturas registradas en Teruel provoca daños en los almendros del Bajo Aragón y el Matarraña.

Fincas de frutales en Morata de Jiloca en las que se intentaron proteger los árboles con el riego frente a las heladas de comienzos de abril.
Fincas de frutales en Morata de Jiloca en las que se intentaron proteger los árboles con el riego frente a las heladas de comienzos de abril.
David García

A los agricultores aragoneses se les ha erizado la piel con la llegada de abril. A pesar de las temperaturas casi veraniegas que llegan a registrarse durante el día, las primeras noches de este cuarto mes del año han vuelto a despertar el miedo entre los fruticultores, que todavía no han olvidado los muchos desvelos que provocaron las heladas de los primeros días de abril de 2022, cuando las temperaturas se desplomaron hasta los 8 grados bajo cero durante varios días y durante demasiadas horas cada noche.

Con especial inquietud han vivido desde la noche del pasado domingo los productores de fruta de la comarca Comunidad de Calatayud la aparición de las heladas primaverales, que ya se han dejado sentir tanto en el eje del Jalón y en varios de sus afluentes como en el Jiloca y el Manubles, zonas por las que se extienden grandes superficies de frutales. De hecho, en localidades como Ateca, las temperaturas en la vega han llegado a los cinco grados bajo cero. Hasta 4,6 grados bajo cero ha marcado el termómetro en Moros, cerca de -4,6 en Sabiñán y hasta cinco en Villalengua.

Y por eso no ha sido extraño ver estas noches por los cultivos de estos municipios el resplandor de las candelas o velas de parafina, una especie de cera que no produce cortinas de humo pero que calienta el aire en torno a la planta, colocadas por los agricultores para evitar los posibles daños de las bajas temperaturas en unos árboles ya en plena floración. También han estado a pleno rendimiento los aspersores con los que se aplican los llamados riegos antiheladas, un sistema que está basado en el efecto de la liberación de calor que se produce cuando el agua a cero grados pasa de estado líquido a sólido y que evita que se alcance el umbral crítico de temperatura de la planta.

"Es la tercera noche. En esta última madrugada desde las tres de la mañana he tenido que encender las velas de parafina y también los aspersores", detalló ayer David García, fruticultor de Morata de Jiloca, que recordó que habrá que esperar para ver los posibles daños y la evolución de los frutales, en su mayoría perales. "Ahora tendremos que sulfatar y poner tratamientos que suponen un 25 o 30% más de gasto, a lo que se suma el coste de la gasolina, entre otros", explicó.

En Moros, Fina Martínez reconoce que "ha sido una helada muy prolongada, desde las dos o las tres de la mañana y con una humedad muy baja". Esta agricultora reconoció que es pronto para calcular los daños, pero asegura que "algún melocotón y cereza ya se ve negro dentro de la flor". No ayuda, añadió, la escasez de precipitaciones y que «haya empezado a hacer tanto calor y tan pronto». Y el fruticultor de Ateca Raúl Pérez destacó que las temperaturas bajo cero se han mantenido "muchas horas", por lo que anticipó que la helada "habrá hecho mucho daño".

En cualquier caso, el responsable comarcal de UAGA, Óscar Joven, señaló que "habrá que esperar" para ver cuáles han sido los daños causados y manifestó el temor de los agricultores de la Comunidad de Calatayud porque aunque estas heladas no han sido tan intensas como las del pasado año, la floración en los frutales estaba muy adelantada incluso en las especies de pepita, que en 2021 no se vieron afectadas.

También en La Almunia el mercurio se desplomó la noche del martes, aunque como explicó Vicente López, fruticultor y representante de UAGA, lo vivido ahora no tiene nada que ver con la situación a la que se enfrentaron los agricultores hace un año. «Entonces las temperaturas fueron mucho más bajas y durante muchas más horas», señaló.

En los almendros de Teruel

En Teruel, las fuertes heladas han provocado daños en la cosecha de almendra de las comarcas del Bajo Aragón y el Matarraña, sobre todo en las variedades mas tradicionales y que estaban en una fase más avanzada de crecimiento. El frío, que alcanzó los tres grados bajo cero en Valderrobres, provocó más pérdidas en las plantaciones situadas a menos altura por la acumulación del aire helado, mientras que las fincas más elevadas se libraron del hielo.

El miembro de la ejecutiva del sindicato agrario UAGA y agricultor de Valdealgorfa, David Andreu, explicó que en las variedades de almendra típicas del norte de la provincia de Teruel, como la marcona y la largueta, ha habido daños "seguro", aunque no se aventuró a cuantificarlos.

Un agricultor de Valdeltormo señaló que el efecto del hielo fue "muy irregular", pero "lo que es seguro es que la cosecha ya no será del 100%". Agregó que las variedades en las que la almendra acaba de cuajar tras la caída de la flor son las más castigadas, mientras que las de floración más tardía han salido mejor paradas.

Las heladas se extendieron por toda la provincia de Teruel, con cuatro grados bajo cero en la capital provincial y un récord de frío para el mes de abril en Torremocha del Jiloca con -10,5 grados.

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