Ribera no primará la biomasa sobre las renovables como pide Lambán pero sí proyectos locales

El Miteco apoya el uso de los bosques para generar energía y luchar contra la despoblación pero teme sus elevados costes

Los montes de la Comunidad de Albarracín proporcionarán combustible para las redes de calor.
Los montes de la Comunidad de Albarracín proporcionarán combustible para las redes de calor.
Laura Uranga

El Gobierno central comparte la preocupación del presidente de Aragón, Javier Lambán, ante el riesgo de grandes incendios provocados por la «ingente acumulación de biomasa» en las zonas forestales de la Comunidad. Y también que la explotación de este material para la producción de energía –tanto eléctrica como térmica– se debe potenciar por parte de las administraciones, y más en un contexto de crisis de suministro por la guerra en Ucrania

Sin embargo, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, rechaza priorizar esta industria incipiente frente a las renovables ‘clásicas’, como reclama el líder del Ejecutivo autonómico, al considerar elevados sus costes de gestión. Propone, por contra, el respaldo de proyectos «locales» a través de ayudas como el fondo Feder, que además asienten población en territorios donde escasea.

Es la respuesta de la Moncloa a la carta remitida por Lambán a Ribera hace dos semanas, en la que reclamaba a la ministra «priorizar las centrales de biomasa en los futuros concursos de capacidad de acceso a la red eléctrica, incluso por delante de otras tecnologías renovables no gestionables, como la eólica o fotovoltaica». De igual modo, le solicitaba aumentar las subastas de Régimen Económico de Energía Renovable (REER) específicas para centrales de biomasa «a fin de favorecer su viabilidad económica».

Es la fórmula que defiende Aragón para, entre otros objetivos, evitar el riesgo de grandes incendios, mejorar la salud de los bosques y luchar contra la despoblación. En concreto, Lambán aboga por una «selvicultura productiva» que permita «multiplicar por veinte el alcance de los trabajos forestales» actuales.

El de la biomasa es un sector creciente, aunque todavía en fases iniciales, que permite generar energía, tanto térmica por la combustión de los pellets, como eléctrica por el movimiento de turbinas con el vapor generado. Como explica Pedro Machín, presidente del Clúster de la Energía de Aragón, aunque el primer modelo «suele tener más problemas logísticos, no necesita subvenciones porque es competitivo». En cambio, la generación de electricidad sí requiere de ayudas públicas.

De ahí que Machín vea «interesante» la propuesta de Lambán, que defiende la colaboración público-privada para hacer viable el modelo. «Si pagas una prima por la electricidad generada a cambio de sacar la madera del entorno, mantienes los bosques y evitas incendios, pero sin ese incentivo el modelo no es rentable», advierte.

Precisamente ese es el temor del Gobierno central. Desde Transición Ecológica explican que España y Portugal son los mayores defensores del continente de la producción de energía a través de la biomasa, frente a los reparos que plantean algunos países centroeuropeos, que recelan de las consecuencias que tendría un apoyo masivo a este modelo en lo que a gestión del suelo se refiere. No obstante, recuerdan que esta industria es «más cara» que otras alternativas verdes, como la eólica o la fotovoltaica, y aunque conlleva beneficios sociales y medioambientales, no se priorizará su implantación a gran escala.

Por contra, se apuesta por un apoyo de ámbito local a través de ayudas como el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), que hasta el año 2027 dejará en Aragón 150 millones de euros. De hecho, parte de esa cantidad irá destinada a proyectos de biomasa, según los planes avanzados por la DGA.

Plantas en desarrollo

En la Comunidad, no obstante, el sector ya cuenta con agentes de primer nivel, como Prodesa, una ingeniería que suministra proyectos llave en mano de plantas completas de producción de pellets de biomasa, principalmente en el extranjero. O como Forestalia, que cuenta con factorías activas en Aragón y en Castilla y León y varias en desarrollo, tanto térmicas como eléctricas.

El director de Biomasa de Forestalia, Mario Scharf, destaca que «el aprovechamiento sostenible de la biomasa permite generar empleo industrial gracias a las plantas», así como «en el medio rural, mediante la recogida, tratamiento y traslado» de la materia desde los bosques. 

La compañía ya se adjudicó en 2006 una primera subasta de renovables con la que se diseñó un proyecto de generación por biomasa en Monzón. Sin embargo, fue judicializado por colectivos ecologistas y se descartó al no poder cumplir con los plazos exigidos.

Por contra, Forestalia sí logró el visto bueno para abrir una planta de generación en Cubillos del Sil (León), de 50 megavatios de potencia, que tras una inversión de 100 millones de euros da empleo a 400 personas. La compañía trabaja en proyectos similares para Zuera, Andorra y Guardo (Palencia), mientras duplica la producción de su planta de pellets en Erla gracias a una inversión de 7 millones de euros que supondrá entre 12 y 15 contrataciones.

Multas por obstaculizar las comunidades energéticas

Las comunidades energéticas se están encontrado con serios problemas para acordar con las empresas distribuidoras la puesta en marcha de estos proyectos de autoconsumo colectivo. 

Así lo reconoció hace unos días en el Senado el director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), Joan Groizard. Confirmaba así las quejas trasladadas por buena parte de las 22 iniciativas impulsadas desde Aragón, que tras superar un largo periplo de tramitación administrativa se encuentran ahora con esta barrera final.

«El autoconsumo está siendo muy rápido, pero luego nos encontramos con retrasos, sobre todo por la gestión con las distribuidoras», detalló Gorizard. En este sentido, el Gobierno central ha «reforzado el marco sancionador para que si hay incumplimientos de los plazos de respuesta, el competente pueda sancionar», añadió. «Cuando se abre un expediente sancionador, de repente todo va más deprisa», comentó.

No obstante, el responsable de IDAE reconoció que «la realidad empresarial de las distribuidoras no está adaptada» a los nuevos modelos de suministro. 

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