Heraldo del Campo

vitivinicultura

Las centenarias joyas del Campo de Borja que hay que proteger

La D. O. Campo de Borja pone en marcha un proyecto pionero en Europa para proteger, conservar y promocionar sus garnachas históricas.

Viñas viejas de garnacha plantadas en seto dibujan los paisajes de la D. O. Campo de Borja.
Viñas viejas de garnacha plantadas en seto dibujan los paisajes de la D. O. Campo de Borja.
Campo de Borja.

Saben que tienen un tesoro y no solo están dispuestos a protegerlo sino que quieren demostrarlo y mostrarlo al mundo. Y, para ello, los responsables de la Denominación de Origen Campo de Borja, respaldados por los viticultores y las bodegas, han creado un grupo operativo que impulsará un proyecto pionero que tiene como objetivo "valorizar, preservar, proteger y promocionar" los viejos viñedos que forman parte de su paisaje y dan personalidad a sus vinos.

Aunque las 12 bodegas comercializadoras de Campo de Borja hubieran querido formar parte, las exigencias de los grupos operativos limitan el número de socios a cinco. Por eso, integran esta iniciativa, que lleva por nombre ‘Garnachas Históricas Project’, las bodegas más grandes de la D. O. (Bodegas Ainzón, Bodegas Aragonesas y Bodegas Borsao), así como las universidades de Zaragoza y la pública de Navarra. Las primeras aportan sus viñedos viejos, las segundas serán las encargadas de datar "científicamente" la edad de las viñas y avalar con investigación las ya reconocidas virtudes de las uvas de garnachas con más historia y los preciados caldos que con ellas se elaboran.

El innovador proyecto acaba de comenzar a andar y para presentar sus primeros pasos, el consejo regulador quiso "volver al origen y hacer un guiño a la historia". El marco elegido fue la Casa de las Conchas de Borja, un palacio del siglo XV recientemente restaurado, en el que se encuentra una de las bodegas más antiguas de la zona, con más de 500 años de historia y que también guarda una joya: un documento que demuestra que los vinos de Campo de Borja ya ganaban premios en Chicago allá por el año 1893.

El innovador proyecto acaba de comenzar a andar y para presentar sus primeros pasos, el consejo regulador quiso "volver al origen y hacer un guiño a la historia"

Todo comenzó el despacho del consejero de Agricultura del Gobierno aragonés, Joaquín Olona. Hasta allí se habían desplazado los representantes del consejo regulador de la D. O. Campo de Borja para recabar el apoyo público cuando el consejero les animó a constituir un grupo operativo con el que desarrollar un proyecto innovador para investigar el viñedo viejo con el que contaban y convertirlo "en la razón de ser de Campo de Borja".

Los responsables de la denominación recogieron el guante lanzado por Olona, pero antes de comenzar a dar forma a la iniciativa decidieron investigar qué era lo que se estaba haciendo por el mundo para conservar, proteger y promocionar el viñedo histórico.

Y encontraron muchas fuentes en las que beber. Conocieron que desde 2009 existe en Australia una asociación que mima sus viñas de mayor edad, "no solo las de una variedad concreta sino el conjunto del viñedo que tienen", explica el secretario de la denominación, José Ignacio Gracia.

 Y lo que tienen son viñedos con más de 170 años de edad y algunas de las garnachas más viejas del mundo. "Clasificaron el viñedo y han conseguido tener una fama internacional importantísima entre las más prestigiosas universidades, restaurantes y sumillers del mundo. Todos los estrellas Michelin hablaban de esos viñedos históricos de Australia", explica Gracia.

Bucearon también entre los logros de una sociedad de California, creada en 2011 a imagen y semejanza de la australiana, encargada de proteger viñedos que tienen entre 120 y 130 años. "Y lo hacen con un desarrollo enoturístico impresionante, con el que han conseguido superar los dos millones de visitas", añade.

Hallaron iniciativas similares en Sudáfrica, donde se ha conseguido clasificar el viñedo viejo de la zona. Eso sí, matiza Gracia, "no lo hacen con una metodología puramente científica".

Y se dieron cuenta que en Europa, aunque no existen iniciativas de esta índole –la de Campo de Borja es pionera–, existe una organización llamada ‘The old vine conference’, creada en 2021, que intenta proteger y preservar el viñedo histórico de todo el planeta. "Impulsada por un grupo de Master of Wine, con Sarah Abbott a la cabeza, allí se recogen todas las iniciativas que existen en el mundo para la protección del viñedo histórico", explica Gracia.

En Campo de Borja fueron conscientes de que debían de conocer dicha organización y explicarle el proyecto que tenían en mente. Así que viajaron hasta la capital británica y se volvieron con un contrato bajo el brazo, "el primero de una denominación de origen que apoya esta organización mundial, ya que hasta ahora solo tenía entre sus filas de colaboradores a iniciativas o bodegas particulares", indica el secretario de Campo de Borja. Un contrato, detalla con orgullo, en el que figura también una "muy buena iniciativa" que llevará en 2025 hasta Borja la celebración de un "importantísimo congreso mundial sobre el viñedo viejo".

Ocho "joyas"

Con todo lo aprendido por el mundo, la D. O. Campo de Borja puso a andar su iniciativa. Logró el consenso de las bodegas y los viticultores de la denominación para la creación de un grupo operativo del que forman parte Bodegas Aragonesas, Bodegas Ainzón, Borsao, la Universidad de Zaragoza y la pública de Navarra. Todos ellos transitarán en el proyecto, en el que se invertirán 150.000 euros con el apoyo del Gobierno de Aragón y de la UE, hasta 2025.

Dos son los motivos que explican la selección de estas bodegas. "No nos cabían las otras nueve porque solo se permiten cinco miembros", señala Gracia. Así que se optó por esas tres, no solo porque son las más grandes –tienen el 95% de las superficie del viñedo de Campo de Borja–, sino también porque la mayoría de las viñas viejas de Campo de Borja están en sus dominios. Pesaron, además, iniciativas como la de la cooperativa de Fuendejalón. "Es pionera a nivel mundial en un proyecto para conseguir que no se arranque ni una viña más, para que cada cooperativa tenga su núcleo de viñedo viejo (150 o 250 hectáreas) así que cuando un agricultor se hace mayor y no puede cultivarlas las deja en manos de las cooperativas", señala el secretario. Un ejemplo que la denominación quiere que se haga extensivo no solo en sus seis cooperativas, sino en el resto de Aragón, "y si le sirve a otras regiones de España, pues también", añade.

Responsables de la consejería de Agricultura y de la D. O. brindan por el proyecto pionero.
Responsables de la consejería de Agricultura y de la D. O. brindan por el proyecto pionero.
Almozara

Con los socios del grupo definidos llegaba el momento de seleccionar las viñas sobre las que se realizará la investigación. "Las joyas", como las denomina Gracia, están repartidas en ocho parcelas cuyos cultivos tienen entre casi un siglo de vida y un mínimo de 30 años de historia.

Muy especial es la situada en el Monasterio de Veruela, un pequeño jardín de 18 cepas que puede presumir de ser el primer viñedo transplantado en el mundo. Tienen 96 años y llegaron a ese enclave en 2007.

A ella se suman los tesoros que se encuentran en Pozuelo (Carrapozuelo, 32 años), Ainzón (Bollincillos, 42 años), Tabuenca (La Dehesa, 42 años), Fuendejalón (Monte Alto, 47 años), Ambel (El Duermo, 78 años) y Magallón (El Plano, 84 años). Cierra el listado un viñedo histórico situado en Borja, concretamente en el Santuario de la Misericordia, "que logró salvarse del terrible incendio que arrasó la zona el pasado verano", recuerda José Ignacio Gracia, y en el que la mitad de la parcela es una plantación a marco real y la otra mitad a tresbolillo y en disposición romboidal. Dado que este es el marco de plantación más antiguo de Campo de Borja, se estima que la viña podría "superar perfectamente los 85 o 90 años de edad", puntualiza.

Métodos científicos

En Campo de Borja, la denominación que impulsó el cultivo de la garnacha cuando esta variedad estaba muy denostada en España, conoce bien las virtudes de las uvas de sus cepas más antiguas y las inconfundibles características de sus vinos. Pero quieren demostrarlo y certificarlo con ciencia.

Es el reto que tiene encomendado en este proyecto la Universidad de Zaragoza. Y será el profesor Vicente Ferreira, director del Laboratorio de Aromas del Vino y Enología de la Facultad de Ciencias, el encargado del estudio de los precursores aromáticos y de los compuestos químicos que hacen que la uva de viñedo viejo tenga una capacidad de longevidad mayor en el vino. "Se trata de demostrar científicamente que la uva de viñedo histórico puede producir garnachas de guarda, esas que tienen capacidad para envejecer durante mucho tiempo en botella, y conseguir así, como lo están haciendo algunas de nuestras bodegas, añadas míticas para nuestros vinos", señala Gracia. Para ello, en la pasada vendimia se recogieron las primeras muestras de uvas y ya se han realizado las microelaboraciones de mistela para someterlas a los preceptivos análisis.

De la edad de las viñas se ocupará la Universidad Pública de Navarra, a través de la cátedra de Gonzaba Santesteban, que se encargará de desarrollar una herramienta, "ya sea con el ADN, con la prueba del Carbono 14 o con otras técnicas", añade Gracia, que haga posible que exista una metodología científica que garantice al 100% la edad del viñedo y el año de plantación.

"Ni un arranque más"

Todo este trabajo tiene un objetivo fundamental. "Para nosotros es muy importante que no se arranque ni una viña más de garnacha vieja", explica Gracia. Y eso no siempre es fácil, porque la edad del viticultor, las condiciones de laboreo, el bajo rendimiento, el precio de las uvas "y un sinfín de factores más", reconoce, empujan al propietario individual de la parcela a tomar la decisión de vender o arrancar.

Es precisamente para estimular al viticultor y darle motivos para que mantenga sus viñas por lo que esta denominación de origen situada a los pies del Moncayo quiere investigar y describir las virtudes que tiene esa uva.

"Se trata de darles todavía más valor para que cada viña histórica se trate como una joya, ya que nadie se desprende de una joya y menos si es de nuestros antepasados", explica el secretario general, que considera que los viticultores y bodegas de Campo de Borja tienen "la obligación moral" de dejar a las futuras generaciones de productores este valioso patrimonio, que ahora representa el 25% del total de la garnacha de la D. O.

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