El empresario aragonés que perfuma desde iglesias a sex-shops
La firma de marketing olfativo Ambiseint acaba de abrir su franquicia número 100 consolidándose como una de las empresas líderes del sector en nuestro país.
Si le llegan a decir a Fernando Castillo (Utebo, Zaragoza; 1981) que tener un olfato más desarrollado que la media iba a convertirlo en uno de los empresarios más exitosos del mercado del marketing olfativo a nivel nacional e internacional, posiblemente no lo habría creído. Sin embargo, los datos hablan por sí solos. Hoy, con su firma Ambiseint, acaba de abrir su franquicia número 100 consolidándose como una de las empresas líderes del sector en nuestro país.
Y es que Castillo traduce sensaciones en olores y aromas, como el amor, que para él huele “a frutos rojos con pimienta rosa, iris y canela con toques cítricos”. La confianza, en cambio, que debería respirarse en un banco, cuenta con matices de espliego y lavanda; mientras que reconoce que la despedida ha de contener matices a infancia aderezado con flores blancas. “Esto último encaja en espacios como un tanatorio o una funeraria”. Y es que, aunque no lo sepamos, muchos de estos lugares trabajan desde hace tiempo el marketing sensorial y, en concreto, el olfativo. “Esto no consiste simplemente en que algo huela bien. Se trata de ligar aromas profesionales a conceptos”, reivindica el zaragozano.
A lo largo de su trayectoria han desarrollado aromas para clientes tan conocidos como Puerto Venecia o Gran Casa, Ikea, Porcelanosa, Air Europa o McDonalds, y también para grandes industrias como Agroveco o Cintasa así como cientos de pequeños establecimientos como la tienda de recuerdos El Torico de Teruel o la sala Oasis. “Uno de nuestros objetivos siempre ha sido socializar el marketing olfativo. Nos apasiona llegar a cualquier marca sea cual sea su tamaño o sector”, concluye.
Todo empezó hace casi dos décadas, cuando decidió viajar a Ibiza para comenzar una nueva vida. “Aquí todo es exclusividad y se cuida el mínimo detalle. No entendía cómo podías estar pagando 300 euros por un cubierto en un restaurante o por la entrada a una discoteca y que oliera a desagüe. El sentido del olfato era el eterno olvidado”, relata. Algo que pasaba a priori inadvertido para la mayoría, pero que él logró convertir en una oportunidad de negocio. Eso sí, con capital aragonés y sede en Zaragoza -concretamente en Utebo-, donde actualmente cuenta con la fábrica de fragancias y aromas que hoy viajan a sus más de 100.000 clientes repartidos en tres continentes y varios rincones del mundo.
Por aquel entonces ni siquiera él tenía muy claro qué era esto del marketing olfativo, cuyo objetivo no es otro que llegar a los consumidores a través de aromas y olores capaces de dotar a la empresa o marca de una serie de valores y sellos inconfundibles. “Esto se puede traducir en ventas, y también en una mayor fidelización”, admite. Su uso cada vez está más extendido, aunque la mayoría de las veces pase totalmente inadvertido. Claro que este arma tan poderosa también cuenta con un doble filo pues, gracias a esta herramienta, aparte de fomentar un estado de bienestar y tranquilidad, también puede invitarse a una compra más impulsiva.
Así pues, en los últimos años muchos centros comerciales de Zaragoza, empresas aragonesas de renombre, gimnasios o restaurantes conocidos por todos, se han ido subiendo al carro del marketing olfativo. “Está demostrado que el ser humano es capaz de recordar hasta un 35% de lo que huele frente a un 2% de lo que escucha o un 5% de lo que ve. Sin duda, es el sentido más potente que tenemos, solo que lo estábamos desaprovechando”, asevera el empresario zaragozano.
Una de las últimas incorporaciones ha sido la sede de Gran Canaria. Ambiseint cerraba el 2022 con un ritmo de crecimiento del 20%, con presencia fija en España, Portugal, México y Dubái. “Ahora tenemos previsto dar el salto a Arabia Saudí, Marruecos y reforzar nuestra presencia en Latinoamérica, principalmente en Argentina, Colombia, México, Paraguay, Perú y Panamá”, explica el zaragozano. ¿La clave de su éxito? “Apostar por la calidad del producto sin perder de vista que sea accesible a todo tipo de empresas, sin importar el tamaño o el presupuesto del que dispongan”, asegura Castillo.
La marca aragonesa, con sede en Ibiza, ofrece un servicio de aromatización totalmente personalizado, así como la venta de difusores -también para el hogar- en diferentes formatos. Además, cuentan con una carta con más de 120 referencias, entre las que se encuentran una dedicada al Real Zaragoza, el aroma Mediterráneo, el Caribe o el Blue Sky, que se encuentran entre sus productos más vendidos en Aragón. “Contamos con sistemas de difusión propios, patentados a nivel internacional y fabricados en nuestro país. Estamos a la vanguardia del mercado aromático internacional”, reivindica el empresario.
Un arma tan poderosa como invisible
El ser humano es capaz de distinguir más de 10.000 referencias olfativas, y, como ocurre con el mundo de la moda, existe un fondo de armario que jamás debe faltar: “olores como a ropa limpia, fragancias dulces como el pastel de chocolate o el pan recién hecho, materias primas como la caoba o los cítricos son esencias que nunca van a defraudar”. Eso sí, las tendencias van cambiando año a año y, como ocurre en otros sectores, vuelven con el tiempo.
“Vamos muy a la par que el mercado de la moda, algunos olores que llevaban años obsoletos ahora están volviendo a triunfar”, admite Castillo. De hecho, su mercado es de lo más variado, y sus fragancias se implementan en sectores tan diversos como la hotelería o la hostelería, todo tipo de comercios, alimentación, moda o concesionarios, así como en lugares tan sorprendentes como gimnasios, bancos, guarderías, iglesias, sex-shops, entre otras muchas.
