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Joaquín Abós, el ingeniero de finanzas que trabajó y vivió en 67 países del mundo

El economista y bancario de Barbastro presenta con el alcalde Azcón sus memorias bajo el título de ‘Una vida hiperbólica. Memorias (1945-2022)’

Joaquín Abós, en enero de 2022. Reside en Málaga.
Joaquín Abós, en enero de 2022. Reside en Málaga.
Oliver Duch.

Joaquín Abós (Huesca, 1945) recogía hace un año, en enero de 2022, una selección de entrevistas, reportajes y artículos, muchos de ellos aparecidos en HERALDO, donde contaba su vida marcada por la ingeniería industrial, el ejercicio bancario y su peculiar lema o mantra: “Liderazgo en marcha”. 

Aquel tomo, que no era propiamente un libro sino una reunión dispareja de asuntos y recortes encuadernados, se presentó en el Patio de la Infanta y daba una dimensión del hombre que fue clave para que la General Motors se instalase en Aragón. Por entonces, Joaquín Abós Torres anunciaba que estaba escribiendo sus memorias. Ya están aquí y se han presentado en Málaga, entre otros lugares, y el jueves 23 será el alcalde Jorge Azcón el maestro de ceremonias de ‘Una vida hiperbólica (Memorias, 1945-2022)’. Será en el salón de recepciones del Ayuntamiento de Zaragoza.

Joaquín Abós hace una descripción minuciosa de su existencia: lo cuenta todo, hasta los medicamentos con los que combatió la hepatitis C desde 1987 a 2004. “Ajusto algunas cuentas si quiere decirlo así, pero en realidad lo que quiero es contar lo que me sucedió, todo. Refiero mis muchos viajes, sobre todo a Moscú, algunas historias donde me jugué la vida y no me ahorro nada. ¿Sabe por qué? Porque lo he anotado todo durante años. He conservado cartas, documentos, y he vivido un poco frenéticamente”, dice este hombre, fervientemente católico, próximo a Josemaría Escrivá de Balaguer, amigo de José Joaquín Sancho Dronda y José Luis Martínez Candial y contertulio en varias ocasiones de Juan Pablo II. “Lo conocí en su viaje a Zaragoza en los 80 y volvimos a vernos luego”, avanza.

¿Narcisista el libro? Entiendo lo que quiere decir. No era mi intención. Pero soy yo el que habla, es mi vida y las muchas aventuras y peripecias que he vivido en el sector bancario”, dice Abós desde Málaga. 

“He escrito estas memorias por varias razones. Primero. Cuando iba por ahí y daba charlas y explicaba mis quince años en la CAZAR, con Sancho Dronda, y la experiencia de traer la General Motors a Zaragoza, me decían siempre: ‘Joaquín, tienes que escribir tus memorias’. Segundo. Cuando contaba mi paso por el Banco Atlántico, de 1989 a 1992, me ocurría otro tanto; evité que desapareciera durante la guerra del Golfo en agosto de 1990. Tercero. Incluso cuando contaba mi enfermedad, los errores médicos, la escoliosis primero, luego la hepatitis (‘en esos 17 años, me he hecho 4 biopsias y más de 60 análisis de sangre entres países diferentes’, revela), y cómo conseguí los medicamentos que no me daban en España en Londres y en Viena. La gente me decía que tenía que contarlo. Y aquí está”, explica e insiste en que ha escrito un libro donde está todo, incluso algunos secretos o esas historias indiscretas que pueden dar la sensación de que en el libro Joaquín Abós se toma algunas revanchas.

“¿Revanchas? No. No. Eso seguro que no. En absoluto. Cuento las cosas tal como fueron, cuando hablo de algunas traiciones, de incomprensiones, de gente que no cumplió su palabra. Ahí están los documentos, las cartas que he cursado y que he recibido. Y tampoco he querido que sea un libro yoísta, no. Creo que como me han dicho algunas veces mi vida es trepidante y se la ofrezco a los amigos y a los lectores con un ánimo: hay que asumir retos, viajar, evolucionar, querer mejorar, no dejarte vencer por las adversidades. Esos son algunos de mis empeños”, dice.

"Mi vida es trepidante y se la ofrezco a los amigos y a los lectores con un ánimo: hay que asumir retos, viajar, evolucionar, querer mejorar, no dejarte vencer por las adversidades. Esos son algunos de mis empeños”

Como si tomara el aliento del mar de Málaga, hace un silencio y dice. “He tenido muchas adversidades. Muchas. Mi padre, aparejador, se murió cuando yo era niño. Mi madre, muy confusa, se vino a Zaragoza con sus tres hijos, al borde de la depresión. Estudié en Agustinos. Luego hice Ingeniería en Bilbao y Barcelona; sufrí escoliosis, más tarde hepatitis, etc. He pasado momentos duros. A los 50 años, casi me quedé sin trabajo y no sabía qué hacer, pero salí adelante. Y el libro cuenta todo ello y cómo se forja la esperanza”.

Quizá las partes más bellas correspondan a su infancia y primera adolescencia en Barbastro y en Selgua, donde su padre era médico. Iba a los cines, tanto al Teatro Argensola como al Teatro Principal, se bañaba desnudo en el Vero y vivía de manera especialmente intensa la felicidad de los veranos. De mayor, eligió el valle de Tena para sus días de asueto.

Sin embargo, en el libro, donde refiere viajes, personajes, hechos, apuestas económicas, etc., se percibe que donde más dichoso ha sido fue en Londres. “Sin duda. Es la ciudad ideal. Se hablan más de 307 idiomas y dialectos, según acabo de ver. ¿Se lo puede creer? Es la ciudad moderna, internacional, interdisciplinar y multicultural. Lo tiene todo. Entre otras cosas, una intensa vida cultural. Allí fuimos muy felices de 1993 a 1999. Y lo cuento. Solo un detalle: es una ciudad que tiene mucha más música que la sonora y célebre Viena. Con eso se lo digo todo”, apostilla.

"Reconozco que los quince años en la Cazar, ahora Ibercaja, bajo la presidencia de José Joaquín Sancho Dronda fueron de los mejores años de mi vida"

Le pedimos que llegado a este punto, con el libro entre las manos, mire hacia atrás y haga balance. “¿Qué cómo ha sido la vida, cuál es el balance o la descripción que me exige? He escrito un libro extenso, con muchas fotos, para contestar a eso. Quizá le diría que he tenido una vida interesante, apasionante, pero también con dificultades muy duras e incomprensibles que a veces logré remontar con mucho esfuerzo y con entrega. Reconozco que los quince años en la Cazar, ahora Ibercaja, bajo la presidencia de José Joaquín Sancho Dronda fueron de los mejores años de mi vida. Y, sin que quiere presumir de ello, no me he conformado ni resignado: me siento orgulloso de haber estado en 67 países y no de turismo precisamente”, concluye.

Abós narra sus viajes profesionales y de placer alrededor del mundo.
Abós narra sus viajes profesionales y de placer alrededor del mundo.
Oliver Duch.


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