Saica cumple 80 años tras superar en 2022 los 4.000 millones de euros de facturación

Creada el 4 de febrero de 1943 y con más de 10.000 empleados hoy, la multinacional aragonesa mira al futuro con un gran plan inversor.

Instalaciones de Saica en El Burgo de Ebro.
Instalaciones de Saica en El Burgo de Ebro.
Toni Galán

Saica (Sociedad Anónima Industrias Celulosa Aragonesa) cumplió ayer 80 años de historia convertida en una multinacional del sector del papel que conserva el carácter familiar, que emplea a más de 10.000 personas, que cuenta con presencia industrial en once países y que superó en 2022 los 4.000 millones de euros de facturación, según apuntó a este diario Ramón Alejandro, presidente del grupo y miembro de la tercera generación.

«Saica llega mejor y más fuerte que nunca a este momento», afirma Alejandro, argumento basado en la positiva situación económica de la firma, en su crecimiento y en un plan estratégico que incluye inversiones por 2.285 millones de euros entre 2021 y 2029.

A falta de consolidar las cuentas de todas las sociedades de un grupo que tiene cuatro divisiones y filiales en tantos países, Alejandro adelanta que en el ejercicio 2022 se rompe la barrera de los 4.000 millones de euros de facturación, muy por encima de los 3.598 millones registrados en 2021, por una inflación que ha obligado a la compañía a trasladar en precios a sus clientes el incremento de sus costes, entre ellos el marcado por la disparada cotización del gas como consecuencia de la guerra en Ucrania. El resultado económico final de 2022, precisa a continuación, será algo inferior al del ejercicio anterior.

El presidente de Saica incide en el buen momento del grupo cuando habla de las inversiones realizadas desde 2021 y las previstas para los próximos años. En los últimos tres ejercicios se han desembolsado unos 527 millones  (175 por año), cifra inferior a la estipulada por el plan estratégico pero que tiene su explicación en que no se han materializado aún algunas de las inversiones más cuantiosas relacionadas con las máquinas de papel.

Con ilusión habla Alejandro, en todo caso, de algunas de las actuaciones que se pondrán en marcha este año, entre las que destacan las inauguraciones de la segunda planta de biomasa, que se levantará en Champblaim (Francia) –que ha supuesto una inversión de 108 millones de euros–, así como las del centro de I+D para todo el grupo y del almacén automático de bobinas, estos dos en El Burgo de Ebro.

En los 527 millones invertidos desde 2021 entran los relacionados con la entrada en funcionamiento de la primera fábrica de papel del grupo aragonés en Estados Unidos, ubicada en la localidad de Hamilton, en el estado de Ohio. Este año, señala Alejandro, se instalarán ahí dos máquinas más de ‘converting’ (transformación de papel), de modo que la factoría tendrá entonces una máquina onduladora y tres de ‘converting’.

Saica prevé construir una segunda fábrica en EE. UU. y en este momento está con procesos de ‘due dilligence’ (una serie de auditorías) vinculados a dos posibles ubicaciones, una en el estado de Indiana y otra en el de Illinois, demostrando así que la firma zaragozana es consciente de que el Midwest estadounidense (los estados del Medio Oeste) son los más proclives a recibir instalaciones industriales.

Los planes de expansión de Saica incluyen también la posibilidad de abrir más centros productivos en Francia, Alemania y Polonia, país este último en el que irrumpió más recientemente.

Consciente de la apuesta medioambiental del grupo, Ramón Alejandro llama la atención sobre sus tres objetivos al respecto: descarbonizar más («sobre todo en las fábricas», afirma), reducir el consumo de agua en sus procesos y conseguir el vertido 0 (evitar el envío de residuos a vertedero), tarea en la que ayudan ya a otras compañías a conseguirlo con el apoyo de la certificadora TÜV SÜD.

La tercera generación y los 88 accionistas

Reconoce Ramón Alejandro Balet, presidente de Saica desde 2010, que si los fundadores de la empresa supieran en lo que ésta se ha convertido «fliparían, como dicen los jóvenes». Se refiere a la primera generación de la compañía, de las familias Balet, Aragüés y Rived, impulsora de un grupo que se expandió de forma sobresaliente con la segunda generación, encabezada por quienes le precedieron en la presidencia, José Manuel Balet, Joaquín Balet y Eduardo Aragüés. Alejandro, de la tercera generación, lidera un grupo que cuenta hoy con 88 accionistas y que, según su protocolo familiar, obliga al presidente a dejar el puesto al cumplir 65 años. Él, que este año cumple 62, avisa que no agotará el plazo.

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