Heraldo del Campo

Alimentación

La dieta que impone una alta inflación

El encarecimiento de los alimentos ha adelgazado la cesta de la compra, en la que los productos básicos de la dieta mediterránea están perdiendo espacio

Los consumidores españoles han reducido, en volumen y en valor, la compra de alimentos ante la desbocada subida de los precios.
Los consumidores españoles han reducido, en volumen y en valor, la compra de alimentos ante la desbocada subida de los precios.
Freepik

La inflación, aupada en los últimos meses por el incremento –entre otros– de los precios de los alimentos hasta cotas desde hace años desconocidas, no solo ha impactado en los bolsillos de los consumidores. Además ha adelgazado la cesta de compra, en la que no solo entran menos productos, sino en la que además cada vez es más visible el obligado cambio de consumo impuesto por la necesidad de buscar alternativas más baratas para elaborar el menú diario.

Las carnes y el pescado, precisamente los productos que suponen un mayor desembolso pero que no han conseguido que el Gobierno de Sánchez los incluyera en la lista de alimentos básicos con derecho a una reducción del IVA, están perdiendo peso en la mesa de los españoles. También lo hacen las frutas y las verduras, incluso la leche. Y aunque cae también la compra de arroz y pasta, su descenso es inapreciable si se compara con el de los productos frescos.

Sin embargo, y a pesar de que, según las últimas tendencias de consumo, la pandemia había acentuado la predilección por una alimentación más saludable, el hueco que dejan los ingredientes propios de la sana dieta mediterránea lo van ocupando, cada vez más, los productos precocinados y las conservas.

Desde que la inflación se ha ido disparando, la cesta de la compra pesa menos. Pero no es que el consumidor adquiera menos productos porque estos están más caros sino que es menor la cantidad que los ciudadanos destinan al gasto alimentario. Según el último informe de consumo alimentario que elabora cada mes el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación,  entre noviembre de 2022 y octubre del año anterior las ventas cayeron un 8,8%. Eso en lo que se refiere a volumen, pero el documento también analiza la caída de las ventas en valor. Y este indicador ha caído en doce meses un 2,5%.

Dicho en cifras. Los españoles adquirieron, según los datos más recientes del departamento que lidera Luis Planas, un total de 27.408,9 millones de kilos/litros de alimentos y bebidas, cuando un año antes (octubre de 2020) fueron 30.043 millones. Y a pesar de que en ese momento, la inflación había moderado su escalada pero aún se situaba en el 7,3%, el gasto realizado por los consumidores españoles fue inferior al que habían hecho un año antes. Porque, según el informe del Ministerio, la cantidad desembolsada a finales de 2022 era de 73.574,51 millones, frente a los 75.466,39 registrado en las mismas fechas del ejercicio precedente.

Lo que demuestran las cifras es que se ha comprado menos y se ha comprado más barato. Y así está sucediendo desde hace meses, con una tendencia, tanto del consumo alimentario como del gasto que se dedica a la alimentación, que vive en una continúa caída que está impactando no solo en el menú diario de los españoles, sino también en los resultados del sector alimentario, que no ha dejado de anotarse además unos costes de producción cada vez más desbocados.

Nunca antes, desde que se dispone de registros, se había producido un descenso del consumo de alimentos como el que se ha producido tras el notable incremento que los productos básicos de la cesta de la compra han sufrido durante todo 2022. Lo recoge el informe de consumo alimentario en el hogar que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que evidencia que entre octubre de 2021 y octubre de 2022 las ventas cayeron un 8,8% en volumen y un 2,5% en facturación.

Entre octubre de 2021 y octubre de 2022 las ventas cayeron un 8,8% en volumen y un 2,5% en facturación

No es un caso aislado. Si se repasan los documentos publicados desde que comenzó el año se observa que la tendencia a la baja, con mayor o menor intensidad, se convierte en una constante que ha provocado que aquellos 29.749 millones de kilos/litros que se consumían a comienzos de ejercicio se han reducido ahora a unos 27.408 millones. El diferencial del desembolso realizado también es significativo y no precisamente para bien. Si en enero de 2022 el gasto en alimentación alcanzó la cifra total de 73.989 millones de euros, nueve meses más tarde este dato había adelgazado hasta los 73.574,51. Una distancia que se hace mayor si la comparativa se realiza con los datos de hace doce meses, cuando el gasto se elevaba a los 75.466,39 millones de euros.

Aunque los alimentos son más caro, la reducción de las compras ha hecho además que el valor de las ventas también sea menor. De hecho, la facturación se anota una caída del 2,5% y el valor de mercado también cierra en negativo con un descenso del 6,7%.

Menor atractivo

La carne, muy atacada desde hace tiempo por las negativas afirmaciones de quienes proponen salvar la salud de los ciudadanos y del planeta reduciendo su producción y su ingesta, es el alimento que peor parado sale por el encarecimiento de la cesta de la compra. Su consumo "pierde atractivo" en los hogares españoles, dice el documento del Ministerio, que justifica esta afirmación insistiendo en que "todos los segmentos cárnicos decrecen". Lo hace la carne congelada, que pierde un 19,2% del volumen y sucede también en la transformada, cuyo descenso se cifra en un 8,6%, y arroja peor dato la carne fresca cuyo consumo acumula entre octubre de 2022 y el mismo mes del año anterior, una caída 13,6%.

Pero, en este último segmento no todos los tipos de carne pierden la misma proporción de espacio en la cesta y en el plato de los ciudadanos. La carne de ovino y caprino, una producción con importante presencia en la Comunidad que incluso cuenta con una denominación de origen asociada a este alimento (Ternasco de Aragón), se convierte, muy a pesar, en la protagonista del mayor descenso de consumo. Su compra, según informe, se ha desplomado en doce meses un 24,7%. Le siguen, a distancia, pero también con un descenso a doble dígito, la carne de vacuno y el conejo, cuya negativa variación supera el 15,0%.

No se libran del retroceso las carnes frescas de pollo y de cerdo (mucho más baratas que las anteriores), y aunque aguantan mejor la embestida que provoca la inflación en las decisiones de compra de los españoles, su consumo no se libra del descenso. Sus ventas caen un 13,8% y un 10%, respectivamente.

La venta de pescado en Mercazaragoza ha caído en los diez últimos años.
El pescado es uno de los alimentos que más se ha visto afectado por el retroceso del consumo.
Guillermo Mestre

Fuerte contracción

Como le ha sucedido a la carne, el pescado es otro de los alimentos principales que escasean cada vez más en los platos de los españoles. Lo deja claro el Ministerio, que habla de la "fuerte contracción" que sufre el sector de la pesca. El consumo de sus productos se ha retraído un 14,7%. Sucede así tanto si se trata de pescado fresco (con un descenso del 16,3%) como en el caso de los congelados, cuyas ventas se han frenado un 13,0 %.

Mucho mayor es la caída que se anotan los mariscos y moluscos, que han reducido su peso en la compra de la cesta de nada menos que en un 17,1 %. No se salvan tampoco las conservas de pescados y moluscos, que aunque consiguen que su descenso sea menor, no pueden impedir que los consumidores adquieran un 8,7% menos en volumen que lo que compraban en octubre de 2021.

No es favorable tampoco la evolución de las ventas de lácteos, productos de los que ahora se consume un 6,5% menos, un porcentaje que se reduce cuando se trata de leche líquida (5,8%), pero que se agranda si lo que se analiza son los derivados lácteos (-7,4 %). Incluso los productos más básicos y habituales en el menú de los españoles se han visto afectados por el impacto que el incremento de los precios ha tenido en las decisiones de compra de los consumidores. El consumo de huevos cae un 8,9% y el doble lo hace el azúcar (-16,7%). Baja también la pan (un 7%) y un 2,2% es el descenso de las ventas de legumbres.

No hemos cambiado la carne o el pescado por la verdura, porque, en un nuevo golpe a la dieta mediterránea, la escalada de la inflación impulsada en los últimos meses por la energía pero también por los precios de los alimentos, también ha restado presencia a frutas y hortalizas en la cesta de la compra, cuyo consumo se reduce en torno al 13%.

Y es un suma y sigue el descenso del consumo si lo que se analiza son las bebidas. No es ya que el consumo de vino y derivados retroceda un 13,8 % o que las gaseosas y bebidas refrescantes disminuyan un 6,3%, es que, además, lo hace el agua envasada, cuyo consumo pierde un 2,8%.

Menos volumen, más valor

En el aceite se da una circunstancia muy distinta. Todos los productos pierden ventas tanto en volumen como en valor, pero no sucede así con el oro líquido. Es cierto, que, como indican las estadísticas del Ministerio de Agricultura, la compra de aceite ha sufrido "una contracción transversal a los dos tipos de producto con mayor participación dentro del mercado".

Así, ha caído el consumo del de girasol un 18,3% y los consumidores también han reducido, pero mucho menos, sus compras de aceite de oliva, que caen un 4,2%. Sin embargo, la evolución del valor de las ventas aparece en positivo. El motivo no es otro que los precios medios de este alimento, que –por la escasez provocada por la guerra de Ucrania en el caso del girasol y la reducida cosecha de oliva por la merma provocada por la sequía– han subido un 36,4%, disparando la facturación oleícola en un 24,7%.

Eroski comercializa más de 150 especies de pescado sostenible entre frescos, congelados, conservas y comida para mascotas.

Más marcas blancas y súper 'low cost'

Los cambios en la dieta de los españoles no solo los reflejan los datos del último informe de consumo en el hogar del Ministerio. Los corroboran también los ciudadanos. Así, una encuesta realizada en diciembre por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en colaboración con otras tres asociaciones, a 5.268 personas (1.307 residentes en España) de entre 25 y 74 años, evidencia que nueve de cada diez consumidores asegura haber modificado sus hábitos alimentarios. Lo hace, según los datos publicados esta semana, priorizando los productos en oferta (69% de los encuestados), las marcas blancas (66% de los entrevistados) y los súper 'low cost' (58%).
El 32% reconoce, además, que está reduciendo el consumo de productos frescos, como la carne y el pescado, pero hay también un 18% de los encuestados que compra menos fruta y verdura, y son un 28% los que afirman que llenan ahora el plato con productos de amplia vida útil, como los alimentos envasados y congelados. 

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REALIZADO POR BLUEMEDIA STUDIO
Este contenido ha sido elaborado por BLUEMEDIA STUDIO, unidad Branded Content de Henneo.

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