Sector agrario

Los altos costes agrarios ahogan la subida de precios en 2022 y asfixian a los agricultores

El balance agrario de UAGA evidencia una merma de la producción, pero también un aumento de la facturación, que “no está llegando a los profesionales”.

José María Alcubierre, secretario general de UAGA, acompañado por los secretarios provinciales elegido en la pasada asamblea general celebrada en diciembre
José María Alcubierre, secretario general de UAGA, acompañado por los secretarios provinciales elegido en la pasada asamblea general celebrada en diciembre
UAGA

Más que un balance agrario yo lo llamaría el balance de un año agrio”. Lo ha dicho este martes el secretario provincial de UAGA en Huesca, Óscar Moret, durante la presentación de las cifras con las que la agricultura y la ganadería aragonesa cerraron 2022, en la que ha participado el secretario general de la organización, José María Alcubierre, y los máximos responsables en las provincias de Zaragoza y Teruel, José Antonio Miguel y Alberto Escura, respectivamente.

Y es que las cifras son para olvidar. Guerra de Ucrania, adversidades climáticas y una nueva PAC que “no mira por las personas ni por los profesionales” explican un balance que se salda con menor producción, pero también con unos mayores precios, que, si bien han contribuido a incrementar la facturación total del sector, han quedado devorados por los disparados costes de producción, “ahogando la economía de las explotaciones y asfixiando a los agricultores profesionales”, ha señalado Alcubierre.

Todas las producciones agrícolas fueron acompañadas por el signo negativo. Ha habido mermas en el cereal. Se cosechó, según el balance agrario de UAGA, algo más de 3,9 millones de toneladas, un 18% menos que el pasado año porque a pesar de las buenas nascencias y el correcto desarrollo del cultivo, las olas de calor del verano redujeron los rendimientos, especialmente en el regadío, en el que hubo que lidiar no solo con las altas temperaturas sino con una ausencia total de precipitaciones que dejó las reservas a la mínima expresión.

Las heladas fueron el principal enemigo de los leñosos. Los frutales perdieron por las bajas temperaturas un 13,16% menos que el pasado año (381.500 toneladas) pero la pérdida muestra “la grave situación que sufre el sector”, ha detallado Moret, si se tiene en cuenta que un año antes, es decir, en 2021, los agricultores ya habían perdido un 40% de cosecha, con lo que la merma en fruta dulce “es de un 60%”, ha insistido. Solo aumentó la producción de cereza y aunque el balance recoge un incremento de producción del 50%, Moret ha explicado que hay que tener en cuenta que la campaña anterior el hielo había provocado graves daños. Y dado que este sector es el que mayor número de mano de obra utiliza la pérdida de producción se ha traducido en una menor necesidad de trabajadores, por lo que, según los cálculos de la organización agraria, la contratación ha caído hasta un 15%, especialmente durante los meses de verano.

También es menor la producción de almendra (un 36% menos que el pasado año), un cultivo en el que el nivel de aseguramiento es prácticamente nulo, ha recordado el secretario provincial de Huesca. Y se ha desplomado la cosecha de aceite, que se ha reducido una media a la mitad, pero que deja descensos del 85% en la provincia de Teruel.

“Un año de incertidumbres”, ha calificado el responsable de UAGA en Teruel el ejercicio que han vivido los sectores ganaderos, donde el porcino y el vacuno de carne continuaron manteniendo su liderazgo. Más complicado fue 2022 para el ovino y especialmente para el avícola, con unos costes energético totalmente desenfrenados, y el cunícola, que continúa lidiando con un imparable descenso del consumo.

La única alegría del pasado año llegó al sector agrario en forma de precios. Ahí están los datos de facturación. La producción final agraria alcanzó en 2022 cerca de 5.641 millones de euros, lo que supone un aumento del 11,5% respecto al ejercicio anterior. Un porcentaje que se eleva al 16,5% si se habla de la cifra de negocio de la ganadería, que supera los 3.500 millones de euros y que supone el 63% de la producción final del conjunto del sector.

Pero estas buenas cifras, han señalado los representantes de UAGA, han quedado engullidas por “un desorbitado coste de los insumos (fertilizantes, gasóleo, piensos, fitosanitarios) que se ha incrementado más de un 50%”, ha detallado el líder de la organización agraria, que ha advertido que “aunque parezca que los ingresos han crecido”, lo cierto es que, según los datos del propio ministerio de Agricultura, “los profesionales han perdido un 8,5%”. Eso significa que, ha insistido, que esas ganancias “no repercute en el medio rural sino en grandes empresas que se aprovechan del sector agrario para incrementar su cuenta de resultados”, ha criticado el líder de UAGA. Prueba de ello, ha añadido, es que en un año de buenos precios, el número de profesionales agrarios se ha reducido en 200.

La PAC no ayuda

Si 2022 ha sido un año complicado e incierto las perspectivas para el nuevo ejercicio no son más halagüeñas para UAGA. 2023 llega con una nueva reforma de la PAC “muy pobre, muy poco profesional, bastante peor que la que había”, ha asegurado José Antonio Miguel, que ha lamentado que a pesar de que su aplicación permite excepcionalidades que permitirían aplicar la nueva norma a la realidad del sector en Aragón “el consejero Joaquin Olona parece reticente y nos está costando mucho conseguir que aplique una mayor flexibilización”, ha lamentado.

Unas exigencias que esperan poder abordar en una próxima reunión con el titular del departamento de Agricultura, al que ya los máximos responsables de la organización agraria han trasladado ya la necesidad de convocar un encuentro “urgente”.

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