Una vez más, hay que hablar de un «año complicado». ¿Qué balance hacen en Mann Hummel de 2022?Pues sí, desde hace tres años nos tenemos que ir adaptando a las dificultades que van surgiendo. Hemos aprendido mucho. Esta vez ha sido por los problemas en la cadena de suministros. Pero vamos a cerrar el año con un buen resultado, y esto nos ha dado la oportunidad de prepararnos para los cambios que van a venir, que no es poco.

En una fábrica como la suya, ¿en qué medida les han afectado los problemas de abastecimiento?Los constructores han estado parados semanas enteras, y esto ha afectado a nuestra producción. Nos ha tocado hacer de todo, como tener fuentes de suministro alternativo, compartir ‘stocks’ con otras plantas de Mann Hummel de Europa o América, traer componentes de donde fuera… Hemos conseguido que no afectara a nuestros clientes.

¿Qué lecciones nos deja esta crisis?Se ha visto que la cadena de suministro actual no es sostenible. No podemos depender tantísimo de terceros países que están en otros continentes y que tienen complejidades que nos afectan. La localización de la producción es una necesidad. Para España y Aragón debería ser una oportunidad que debemos saber aprovechar.

En un sector como el suyo, ¿es posible esta ‘relocalización’?Sí, nosotros lo hemos conseguido. En 2023 vamos a ser los únicos productores en Europa de un componente específico para las baterías de los coches eléctricos.

¿Esa cintura para sortear las dificultades que surgen hace más fuertes a las empresas?Por supuesto. La clave para sobrevivir es la flexibilidad y la adaptabilidad. Por un lado, flexibilidad para poderte adaptar a los cambios de mercado, y por otro adaptabilidad para aprovechar las capacidades que te da el sector de la automoción para cualquier otro sector.

¿Podría explicarlo?Estamos intentando usar las competencias que nos da el trabajar con la automoción para aplicarlo en nuestras casas o en espacios públicos. Esto nos puede compensar para cuando el sector de la automoción no es capaz de llenar nuestra capacidad productiva.

¿Qué espera de 2023?En el sector de la automoción seguimos en un punto de inflexión. Estamos envueltos en un cambio de tipo de movilidad, pero aún no se ha producido. Entre el 60% y 66% de los coches llevan nuestro producto tradicional, pero hay que prepararse para lo que viene.

Lo que viene es el vehículo eléctrico. ¿Le está costando más de lo previsto?El gran cambio llegará a partir de 2027. La norma que va regular las emisiones de los coches dice que los matriculados a partir del ese año tienen que tener emisiones muy limitadas de combustión. Habrá coches que llevarán el motor tradicional, pero otros constructores optarán por el eléctrico.

¿Cree que la sociedad está concienciada para ir hacia una movilidad más sostenible?Entiendo que sí. Todo el mundo habla de cambio climático, pero se trata también de una cuestión de habitabilidad de las ciudades, de tener un ambiente más limpio, menos humos… Quien vea lejos el cambio climático, igual el tema de la salud lo ve más cerca.

¿Cómo afronta el reto personal de asumir la dirección general en España de una multinacional como esta?Tras 22 años en el sector, cambiar a una posición más estratégica fue una decisión importante. Es importante que una multinacional apueste por gente de la casa para estos puestos, da garantías de que se asienta en Zaragoza.

Y es importante que las mujeres accedan a estos puestos de dirección...En nuestra planta, el 50% del comité de dirección y el 40% de los mandos intermedios somos mujeres. Se nos ve como una excepción, pero si se ve la cantidad de mujeres que hay en la universidad, que somos el 57%, realmente debería trasladarse a las empresas. Hay que crear referentes.