economía

Paradojas del IPC: refrescos de máquina más baratos que en el supermercado

La subida desbocada de los precios este año ha provocado un desfase entre los que las empresas de autoventa pactaron en sus contratos y sus costes actuales.

Foto de La Almunia de Doña Godina
Foto de una usuaria junto a una máquina expendedora. 
Eboca

¿Cómo puede ser que una lata de refresco fría cueste más barata en una máquina expendedora del trabajo que caliente en un supermercado? ¿Qué ocurre para que alguien pueda ahorrar comprando la bebida en el rincón del café de la empresa en vez de llevarla de casa, y sin subvenciones de por medio?

El desboque de los precios este año, con la inflación al 7%, ha provocado situaciones como esta que suponen poner en aprietos a sectores como el del 'vending', cuando todavía no se había recuperado de las consecuencias de la pandemia de covid-19 que vació los centros de trabajo, aunque para los bolsillos de los usuarios sea un respiro.

Un refresco, un café, un sándwich, un paquete de frutos secos o un dulce suelen ser los productos más frecuentes en las máquinas de autoventa de los lugares de trabajo y centros públicos. Se trata de alimentos, precisamente, el epígrafe que más sube todos los meses en el Índice de Precios al Consumo (IPC), además de estar gravados algunos desde el año pasado con subidas de IVA por poco saludables como el caso de las bebidas azucaradas.

Incrementos en los costes

Ahora hay que sumar que "el azúcar y el café ha subido un 50%, la bollería industrial lo ha hecho hasta tres veces y nosotros igual hemos subido 5 céntimos y nos hemos quedado ahí", cuenta Susana García, desde la firma zaragozana Automáticos Rogar, una de las más veteranas de sector del 'vending'.  Se han trasladado las alzas en parte, pero no totalmente.

"Se ha recuperado el volumen económico, pero a consecuencia de la inflación", confiesa Raúl Benito, desde la firma oscense Eboca. No es que se venda más sino que quienes han podido incrementar algo los precios han aumentado su facturación, aunque matiza que esto no supone que hayan conseguido unos márgenes mayores. "Los costes de los productos han sufrido incrementos nunca vistos". Apunta a que el precio que le cobran sus proveedores por el café casi se habría duplicado en lo que va de año, la leche acumula alzas del 40%, el azúcar del 33% y los chocolates y cacaos se moverían en torno al 40%, según sus cálculos. Luego están los incrementos en el combustible y los suministros.

El sector afirma que no había vivido una situación como la actual con alzas de precios continuas durante un año, el plazo en el que suelen acordar precios con sus clientes. "Si hay circunstancias excepcionales se habla y se han trasladado muchos incrementos de precio, pero parcialmente y al final los márgenes han retrocedido", explica Benito. "Como los clientes ven subir los precios pueden tener la percepción contraria, de que los márgenes aumentan y en realidad, retroceden", apunta. 

"Es absurdo que una lata de Coca-Cola fría en el trabajo cueste menos que en el supermercado. Forma parte de las dificultades de trasladar las subidas"

En el caso de las máquinas instaladas en espacios públicos es más complicado encarecer los productos. "En contratos con la Administración Pública es más complejo", confiesa. "Al final todos esperamos tener una buena relación con clientes y que sea equilibrada, pero hay subidas que es complicado trasladar y si no la trasladas, también lo es soportarlas", concluye.

"Los proveedores nunca habían subido tanto, hasta tres veces en un año", pone como ejemplo García. Esto ha minado sus márgenes. Ante esta situación, las compañías preparan de cara al inicio del año incrementos de precio para poder recortar en lo posible la brecha actual. "Es absurdo que una lata de Coca-Cola fría en el trabajo cueste menos que en el supermercado. Forma parte de las dificultades de trasladar las subidas", explica Benito. "Nosotros tenemos una política respecto a los precios que es que aspiramos a que sean justos, los que razonablemente tengan que ser y en este momento, muchos están desequilibrados", afirma.

Ajustar precios sin perder clientes

Sin embargo, las compañías son conscientes de que tienen que mantener un complicado equilibrio para negociar aumentos sin perder clientes ni asustar a los usuarios, que también sufren la pérdida de poder adquisitivo por la inflación y que son menos desde la irrupción del teletrabajo con la pandemia. "Todavía no hemos alcanzado los volúmenes de 2019, estamos un poco por debajo en unidades vendidas", reconoce Benito. Y eso que el impacto del teletrabajo pasada la fase aguda de la pandemia ha sido menor en ciudades medianas como Zaragoza. "Aquí ya hemos recuperado un 80% o un 85%, pero en Madrid o Barcelona solo ha vuelto el 50% a las oficinas", cuenta García.

El sector se ha ido recuperando tras el parón por la pandemia, pero Benito calcula que ahora se estará un 10% por debajo de la actividad de 2019. En España, el sector de 'vending' facturó 1.725 millones en 2021, un 16,9% más que en 2020, lejos todavía de las cifras anteriores a la crisis sanitaria, según los últimos datos del sector, correspondientes al ejercicio de 2021, recogidos por Europa Press. Las ventas conjuntas del parque de máquinas expendedoras de alimentos, bebidas y tabaco crecieron un 16,9% hasta 1.725 millones de euros, según el Observatorio Sectorial DBK de Informa (filial de Cesce). En concreto, la recaudación de las 368.000 máquinas de alimentación y bebidas se situó en 975 millones de euros, un 15,4% más que en 2020.

Entre los factores que han ralentizado la recuperación del sector figura que en las empresas donde se encuentran instaladas las máquinas hay menos plantilla trabajando de forma presencial o lo hace menos horas. Muchas empresas han aumentado la flexibilidad de horarios y hay poca actividad por las tardes al hacer más empleados jornadas continuas. En espacios públicos sigue la cita previa o aún se encuentran limitadas las visitas a los centros sanitarios. A ello se une la "contracción del consumo" por la crisis actual y la propia subida de la inflación, que hace que la gente gaste "con más cuidado".

En enero los usuarios verán que costará más el café con los compañeros o el refresco de la tarde, en función de la subida que haya conseguido negociar el sector. 

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