De la ciudad a Lidón para recolectar diamantes negros
Alejandro Tolosa es el impulsor del proyecto Buscón de trufas, que le ha permitido volver a Lidón, su pequeña localidad natal. Trabaja con su perro, Pipo.
Alejandro Tolosa y Pipo, su perro, están sumergidos en su segunda temporada en busca de las mejores trufas de Lidón (Teruel). Tolosa ha llamado a su proyecto Buscón de trufas con el que tratan de recolectar trufa negra (Tuber Melanosporum), un "tesoro que es apreciado en todo el mundo y que por suerte en la provincia de Teruel tenemos una tradición trufera que puede asentar población, generar movimiento y riqueza en el mundo rural", cuenta Tolosa. La provincia cuenta además con "tierras en las que se dan las cualidades con respecto al suelo y temperaturas, para que este hongo tan caprichoso se encuentre cómodo y crezca", añade.
"Pocos podemos presumir de ser de Lidón", cuenta el joven, que vivió su infancia en este pequeño pueblo turolense de algo más de 50 habitantes. Tras sus estudios universitarios en logística, se trasladó a vivir entre Barcelona y Zaragoza para dedicarse a la cadena de suministro, desde la importación, logística y procesos de almacén, hasta control de stock o de calidad. Una experiencia que califica como un plus para su actual trabajo "porque para ofrecer un buen servicio a nuestros clientes necesitamos tener esta parte bajo control, ya que la trufa negra es un producto perecedero y delicado", cuenta Tolosa. Con el paso de los años, decidió "que era el momento de hacer algo diferente y arriesgado", cuenta. El turolense sentía "la necesidad de volver a casa, de tener un día a día en el pueblo con mis padres, que son mayores, de conocer de primera mano los entresijos del campo…", explica.
Ahora trata de vivir de ambas profesiones en el medio rural y combinar el proyecto trufero con un trabajo relacionado con las cadenas de suministro que poder desarrollar desde la pequeña localidad turolense. Tolosa es el único trabajador del proyecto, se encarga desde la recolección al envasado o facturación de la web. Ahora se encuentra en plena campaña de recogida, que ha comenzado más tarde que otros años y con menos cantidad. Aunque realmente, "el proceso empieza en primavera cuando comienzan los cuidados que hay que dar a la tierra y a los árboles", explica.
Tolosa y su compañero de cuatro patas acuden al campo en búsqueda de este hongo, para lo que es importante "que el perro esté bien cuidado, que reciba cariño todo el año y que suba a por trufa con ganas y fuerza. Una vez allí, Pipo manda. Él es quien detecta la trufa y yo quien la saco", explica Tolosa. "Formar equipo con un animal es algo muy diferente. Nosotros bajamos del campo contentos, yo con trufas y Pipo con premios y abrazos", añade.
Sus productos pueden adquirirse a través de la web ‘buscondetrufas.com’ donde también ha incluido algunos complementos como los ralladores para poder "disfrutar de la trufa negra más fácilmente". Además, cuenta con un apartado de suscripción con el que poder recibir las últimas novedades del proyecto, así como una guía de introducción al mundo de las trufas.
Sumergidos en su segunda campaña, Tolosa defiende que el balance del proyecto es muy positivo y mantiene la ilusión intacta. "Hemos avanzado en nuestro objetivo que es colocar trufa negra en las neveras españolas y además, hacer posible que personas que nunca habían probado la trufa negra se hayan lanzado", cuenta orgulloso el truficultor. "Tenemos un tesoro que no es muy conocido, pero poco a poco eso está cambiando", añade. Como para el resto del sector agrícola, 2022 ha sido un año complicado. "El clima es un factor fundamental para la trufa y este año la falta de lluvia y las temperaturas inusualmente altas han castigado la tierra y lo que hay en ella. La trufa no va a ser menos", explica.
