La mitad de los asalariados trabaja en condiciones de 'alta tensión' laboral

Sufren un 34% más de cardiopatías, un 24% más de infarto cerebral y un 82% más de ansiedad y depresión

Un trabajador de BSH Montañana, en la línea de placas de inducción con extractor incorporado
Un trabajador de BSH Montañana, en la línea de placas de inducción con extractor incorporado
BSH

Casi la mitad de los trabajadores en España se encuentra en situación de 'alta tensión', en concreto el 45,8%, según la última Encuesta de Condiciones de Trabajo y Salud correspondiente al año 2021. Esto supone que durante los dos últimos años se ha duplicado el porcentaje de asalariados en alta tensión respecto a los que sufrían esta situación en 2016 (el 22,3%). En salud laboral se llama trabajar en alta tensión cuando se tiene más trabajo del que se puede hacer en el tiempo asignado y, a la vez, el trabajador tiene escaso control y poca influencia en la toma de decisiones sobre sus tareas, pocas posibilidades de aplicar habilidades y conocimientos o de ampliarlos.

El informe de la Fundación Alternativas sobre la desigualdad en España en 2022 destaca que los factores psicosociales representan hoy uno de los riesgos laborales más importantes en la mayoría de los países. Las investigaciones realizadas desde la década de los setenta del siglo pasado demuestran que si se trabaja a alta tensión se tiene un 34% más de cardiopatías coronarias, el infarto cerebral es un 24% más frecuente y hay un 82% más de ansiedad y depresión.

Sufrir el estrés de altas exigencias en el trabajo con bajo control del mismo, escaso apoyo social de compañeros y supervisores y desequilibrio entre el esfuerzo invertido y las compensaciones obtenidas a cambio dobla el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y acorta en cerca de dos años la esperanza de vida libre de discapacidad. Los métodos de trabajo autoritarios, 'tayloristas' (producción en cadena), están en la base de la alta tensión, pero no son la única causa: las plantillas recortadas, la mala planificación del trabajo en cantidad, calidad y tiempo o las carencias en las tecnologías y procesos también lo producen.

Las sucesivas Encuestas de Riesgos Psicosociales durante el periodo 2005-2016 reflejaron el aumento de la inseguridad laboral y el mantenimiento de cerca de la quinta parte de la población asalariada en condiciones de alta tensión. Esa situación se agravó con la pandemia, como refleja la Encuesta de Condiciones de Trabajo y Salud en el contexto de la covid-19, alcanzando a casi uno de cada dos trabajadores, lo que se ha mantenido después de la pandemia.

Tipos de trabajo

La alta tensión varía en función del tipo de trabajo. Los médicos y pediatras en atención primaria en Madrid han convocado huelga indefinida por la sobrecarga de trabajo que provoca la escasa contratación y que les hace atender a hasta 60 pacientes al día sin poder dedicar ni diez minutos a cada uno. Pero también trabajan con alta tensión los ayudantes de cocina o preparadores de comida rápida, los camareros, los auxiliares de geriatría, los que trabajan en supermercados como cajeras o reponedores -todos ellos con tasas de alta tensión por encima del 60%-, los celadores de hospital, las limpiadoras, los 'riders' y las auxiliares de enfermería, que están por encima de la tasa media. Otras profesiones con esta situación son los maestros, las enfermeras y los asistentes sociales, aunque con tasas menores, según la encuesta de 2021.

La pandemia ha empeorado la situación, pero los problemas venían de antes, como, por ejemplo, las penosas condiciones de trabajo en la mayoría de las residencias de ancianos con ratios solo sostenibles a costa de la salud de las trabajadores y de las personas dependientes, destacan en el informe publicado por Fundación Alternativas.

En la Encuesta de Condiciones de Trabajo de 2020, casi el 37% de los asalariados manifestaban un empeoramiento de su salud y cerca del 42% tenía graves problemas para dormir. El consumo de tranquilizantes y opiáceos se ha duplicado respecto a antes de la pandemia y el riesgo de mala salud mental alcanza a cerca del 61% de los encuestados en 2021, con una marcada desigualdad: las mujeres mostraron un 12% más de riesgo que los hombres y los jóvenes de 16 a 34 años se vieron un 15% más perjudicados que los mayores de 50 años.

Con los datos de las Encuestas Europeas de Condiciones de Trabajo se estimó que alrededor del 5,5% de episodios de enfermedad cardiovascular (que provoca alrededor de 120.000 muertes al año en España y constituye la primera causa de muerte en nuestro país) y el 20% de los trastornos de salud mental podrían ser evitados eliminando la alta tensión en los puestos de trabajo. Su importancia es clara: las muertes cardiovasculares atribuibles a la alta tensión superan las muertes por accidentes de trabajo.

A la evolución negativa de la alta tensión se une la de la inseguridad laboral, tanto en el empleo como en el salario. Aunque medidas como los ERTE han evitado una situación peor, el trabajo inseguro y precario ha seguido siendo un enorme problema, señalan en el informe.

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