Sector agrario

La severa sequía y el intenso calor reducen un 70% la producción de aceite aragonés

El Ministerio de Agricultura estima que se obtendrán 6.250 toneladas frente a las 19.586 de la pasada campaña. En el Bajo Aragón la merma alcanzará hasta el 90%.

El cultivo del olivar está presente en las tres provincias aragonesas.
El cultivo del olivar está presente en las tres provincias aragonesas.
J. M.

Los olivareros aragoneses se enfrentan a una de las peores campañas que se recuerdan en los últimos diez años. La severa sequía y las intensas y continuadas olas de calor que tuvieron que soportar los cultivos durante la práctica totalidad del verano han pasado factura a los olivares de la Comunidad, donde la producción de aceite se estima en apenas 6.250 toneladas. La cifra supone un descenso de nada menos que del 70% respecto a la campaña anterior, en la que la producción rozó las 19.586 toneladas, aunque también hay que tener en cuenta que la 2020/2021 fue una campaña de récord. Con todo, si las previsiones se cumplen, la de este año será la segunda peor campaña en diez años, ya que hay que remontarse a la de 2012-2013 para encontrar cifras tan bajas. Entonces la producción se situó en las 5.869 toneladas.

Son las últimas estimaciones realizadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en las que las previsiones son incluso inferiores a las calculadas en el mes de agosto –7.188 toneladas–. Pese a ello, desde la dirección general de Producciones y Mercados Agrarios del departamento que lidera Luis Planas, matizan que los datos son provisionales y la producción podría aumentar en función de la evolución climática y las lluvias que se produzcan durante el mes de noviembre porque el fruto continua en proceso de acumulación de aceite. En ello confían también desde Cooperativas Agroalimentarias de Aragón, que, aunque dan por buena las estimaciones ministeriales, esperan que finalmente la producción se acerque a los cálculos que manejaba esta organización y que rozaban las 10.000 toneladas.

La ausencia de lluvias y el sofocante calor explican la merma. "Cuando la flor del olivo se estaba abriendo y llegaba la polinización, vino la primera ola de calor y se quedo totalmente achicharrada, por lo que gran parte del fruto no llego ni siquiera a cuajar", señala Alicia Hernández, presidenta de la sectorial de la sectorial del aceite en Cooperativas Agroalimentarias de Aragón. Añade, además, que la falta de precipitaciones que ha afectado notablemente al olivar aragonés ya que estos cultivos están en su inmensa mayoría situados en tierras de secano.

En el Bajo Aragón, la principal zona productora de la Comunidad y en la que se asienta la mitad de las más de 60.000 hectáreas (según los datos del Ministerio) que se dedican en la región a la producción de oliva de almazara, ha sido la comarca más castigada. Lo dicen las cifras. Las valoraciones de Agricultura apuntan a una producción cercana a las 1.000 toneladas, lo que significa que la producción de aceite apenas será el 10% de la obtenida en la pasada campaña, cuando se superaron las 11.000 toneladas. En Huesca, y gracias a los cultivos en regadíos, estas estimaciones hablan de una producción de 1.200 toneladas, ligeramente inferior a la del pasado, mientras que en Zaragoza se espera una cosecha media que supera las 4.300 toneladas.

Las lluvias de las últimas semanas podrían mejorar la situación, porque aunque la oliva "ya tiene el aceite", señala Hernández, "el agua podría ayudar a que el grano se engorde un poco más y eso facilitará el trabajo a las almazaras que no tendrán que meter tanta agua externa y además es mejor que la oliva traiga su propia agua".

Las precipitaciones sí afectan, sin embargo, a la recolección, que se está realizando en estos momentos, y pueden llegar a paralizarla porque si la oliva si llega mojada a la almazara hay que molerla muy rápido porque si no comienza a generar fermentaciones. "La humedad no es buena", indica la representante de la organización de cooperativas aragonesas, que destaca, sin embargo, que las lluvias son beneficiosas para la próxima cosecha ya que el olivo podrá así almacenar agua.

Altos precios y escasez

Con una cosecha tan corta –para el conjunto de España se estima una producción de apenas 780.000 toneladas de aceite de oliva, la mitad que las obtenidas el pasado año– se prevé que el precio del conocido como oro líquido continúe subiendo como ha hecho desde que estallara la guerra de Ucrania.

"El conflicto bélico hizo que mucha de la cuota de mercado que perdió el aceite de girasol se trasvasara a los lampantes, que son los que luego pasan a refinado y son la categoría más baja de los aceites de oliva, lo que hizo incrementar los precios y ya no han bajado hasta alcanzar los cuatro euros el litro", explica Hernández.

La representante de Cooperativas Agroalimentarias reconoce que no se puede precisar las evolución que tendrá el precio del aceite en los próximos meses, porque insiste en que "dependerá del comportamiento de los consumidores", pero también puede ser que la cosecha finalice con cifras mejores que las previstas y eso podría retener las cotizaciones. Admite, sin embargo, que "hay quien habla ya de que llegará a los seis euros". De lo que se muestra más convencida es de que "podría haber escasez" porque la producción "es corta". Y lo es también en Italia y Portugal.

Chus García

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