economía

Comercio en los barrios rurales: de 'Volveremos' a ferias para tratar de resistir

Los negocios del extrarradio buscan alicientes para atraer clientela. El efecto de la vuelta a la tienda de la esquina que trajo la pandemia se desvanece frente a la competencia de las grandes superficies e internet.

Alicia Prats, emprendedora de Estética Alis de Monzalbarba.
Alicia Prats, emprendedora de Estética Alis de Monzalbarba.
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Si algo trajo la pandemia de covid-19 hace dos años fue que muchas personas descubrieron las tiendas que tenían al lado de casa. Se redujeron los desplazamientos por miedo a contagios, con la prohibición de atravesar los confinamientos perimetrales y creció el teletrabajo. El efecto se ha ido disipando con la vuelta a la normalidad. En los barrios rurales de Zaragoza se buscan alicientes para fidelizar a los clientes como el plan municipal de descuentos 'Volveremos', que ha comenzado una nueva etapa esta semana los miércoles y viernes de cara las compras del Black Friday y Navidad. En algunas localidades del extrarradio hay pocos comercios y servicios que resistan tras años de cambio de hábitos de compra hacia la ciudad o más recientemente, en internet.

Las rebajas del 15% que sufraga el Ayuntamiento de Zaragoza ahora hasta el 31 de diciembre vienen siendo más utilizadas en las compras en el sector de la alimentación seguido de la moda y los complementos, según el último balance. Los clientes tienen que bajarse la aplicación móvil del mismo nombre y utilizarla al pagar. 

"Tienes que estar pico y pala constantemente y ofrecer cosas distintas a lo que te ofrecen en la ciudad, además con una tremenda competencia" (Alicia Prats, Monzalbarba)

Pocos comercios y barrios dormitorio

"Tienes que estar pico y pala constantemente y ofrecer cosas distintas a lo que te ofrecen en la ciudad, además con una tremenda competencia", reconoce Alicia Prats, que montó hace 13 años su centro Estética Alis en Monzalbarba, prácticamente el único que se ha adherido al programa y satisfecha con los resultados. Solo los establecimientos inscritos pueden beneficiarse. La cercanía con el centro de la ciudad fue lo que le decidió a estrenarse como emprendedora en el barrio rural. Vive en el Actur "a ocho minutos del trabajo", calcula. "Antes trabajaba en Compromiso de Caspe (Las Fuentes) a jornada partida y era un desastre porque en vez de ocho horas trabajaba diez", recuerda, por los desplazamientos. Entonces buscaba poder conciliar porque acababa de tener un hijo. Emprender y poder trabajar a jornada continua fue la solución. 

Sin embargo, como en el resto de comercios y servicios de los barrios rurales más cercanos al centro, la proximidad a la capital juega también en su contra en cuanto a la fuga de clientes hacia el centro. En su caso, para evitarlo y atraer de otros lugares busca tratamientos nuevos que no ofrezcan en otro sitio. "Estando en un barrio rural tengo que tener algo exclusivo par que la gente me venga de fuera", apunta. En cuanto a los precios señala que son "medios". "No tengo precios baratísimos por estar en un barrio, a mí me cuesta lo mismo la luz, los productos y los impuestos que si estuviese en el centro", apunta. 

Alicia tiene clientas de Zaragoza y su entorno, de Alagón, Pinseque, Luceni y "hasta de Alfaro", añade. Para darse a conocer utiliza las redes sociales como Instagram o Facebook y alguna publicación del sector, pero asegura que "lo que mejor funciona, es el boca a boca y el trabajo diario". Se muestra muy contenta de los resultados del plan municipal de descuentos 'Volveremos'. "La gente espera a comprarme servicios y bonos, para ellas o para regalar. La verdad es que me funciona muy bien. Por mí que no lo quiten", resume sobre su experiencia. "A la normalidad de antes de la pandemia no se ha llegado", reconoce, ya que las ventas siguen sin recuperarse. a esos niveles.

"Anima mucho. Hay veces que si pueden venir a recoger las gafas el lunes lo atrasan, y vienen el día del 'Volveremos'" (Clemente Nicolás, Casetas)
Clemente Nicolás, Óptica San Jorge en Casetas.
Clemente Nicolás, Óptica San Jorge en Casetas.
H. A.

En otras localidades del entorno de la capital se reactivan ferias de comercio y servicios que quedaron interrumpidas por las restricciones de la pandemia. Este viernes se inaugura Expocasetas en el pabellón municipal de Casetas para volver a convertirse en un escaparate de los negocios que resisten en el barrio rural más poblado y de la zona. "En la feria algo de venta haces, pero lo considero como una inversión en publicidad porque llegas a muchos sitios que de otra forma no ibas a llegar", comenta Clemente Nicolás, desde la Óptica San Jorge y la asociación de comerciantes que organiza la feria. Espera que se acerquen visitantes de los pueblos cercanos de la Ribera del Ebro.

El barrio rural es el que cuenta con más establecimientos en el programa de descuentos 'Volveremos'. Él se adhirió al plan desde su nacimiento con la pandemia en 2020 para incentivar la vuelta de los clientes. "Anima la ventas en general. Se nota mucho", afirma. "Hay veces que si pueden venir a recoger las gafas el lunes lo atrasan, y vienen el día del Volveremos" pone como ejemplo. Entre su clientela afirma que mantiene muchos fieles. En una época de crisis como la actual, nota que hay más gente de la que hasta ahora aprovechaba lo que podía las gafas, por ejemplo, la montura, y que ahora se anima a cambiar. Confía en que la feria contribuya también a mover la actividad comercial del barrio.

Bajas de negocios del programa

Hay también establecimientos que participaron en las primeras ediciones del Volveremos pero decidieron descolgarse porque no les compensaba. "Garrapinillos no es como la capital, no hay tanto movimiento", cuenta Miguel Bernabeu, dueño del restaurante España de dicho barrio rural, situado en la plaza del mismo nombre. Lleva casi dos décadas sirviendo comidas y reconoce que "cuesta" atraer clientela solo con los descuentos. "La gente lo gasta más en comercio que en hostelería", entiende, y lo dice por experiencia propia. "Como particular he gastado en comercios", afirma, por lo que la campaña le parece que como consumidor le funciona, pero no en su negocio.

En establecimientos de alimentación de otros municipios ha habido bajas porque no conseguían atraer clientela pese a los descuentos. Algunos lo achacan a que el fenómeno de la vuelta a la tienda de barrio que trajo la pandemia se ha ido desvaneciendo. Otros ven que vuelve de forma puntual algún comprador solo cuando se activa el programa de descuentos municipal y la mayoría nota que hay más miedo a gastar en el actual entorno de crisis, con el temor a las facturas de la luz y el gas o la subida de las hipotecas.

"Aquí te queda la gente mayor que sigue viniendo y que me da pena porque si un día me voy se quedan vendidos. No somos conscientes de lo que es el comercio de barrio" (Marta Giménez, San Juan de Mozarrifar)

Marta Giménez está al frente de Laymar en San Juan de Mozarrifar, uno de los comercios que sigue en el plan 'Volveremos' . Cree que la principal competencia no es Zaragoza sino internet. En cuanto a 'Volveremos' dice que "algo se nota, daño no hace, pero por ejemplo tengo una amiga con una papelería en un barrio de la ciudad que lo nota una barbaridad. Incluso hasta duplicar la venta los días del 'Volveremos'. Aquí no pasa", resume sobre su experiencia en el programa de descuentos. Con todo, desea que "ojalá lo repitan".

Laymar, ferretería y tienda de regalos en San Juan de Mozarrifar.
Laymar, ferretería y tienda de regalos en San Juan de Mozarrifar.
H. A.

"Este es un barrio dormitorio, mucha gente compra fuera y hay mucha gente mayor", enumera sobre los problemas para aumentar las ventas, pese a los descuentos, comunes a otros barrios rurales. "Mi padre siempre me dice que con la mitad de habitantes había más vida de barrio que ahora. Se gastaba más en el barrio, era diferente", rememora. Ella se quedó la tienda que abrió su madre como un ferretería, cuando esta falleció hace cinco años. Ha ido ampliando a papelería, juguetería, regalos y otro tipo de productos por diversificar.

"El comercio de barrio ha sido siempre complicado", confiesa y reconoce que el confinamiento "ayudó porque al no poder salir del barrio hubo gente que compró aquí". Sin embargo, es consciente de que "es imposible competir con internet en precios y en rapidez", en referencia a las grandes plataformas 'online'. "Aquí te queda la gente mayor que sigue viniendo y que me da pena porque si un día me voy se quedan vendidos. No somos conscientes de lo que es el comercio de barrio", lamenta.

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