La energía es economía, el lema de la XIII convención de la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón (ADEA), ha sido mucho más que una frase recurrente en el principal evento anual de esta organización, celebrado este martes en Zaragoza. La apuesta por la generación de electricidad y gas a través de las renovables ha marcado varias de las intervenciones a lo largo de la jornada, en las que ha primado el mensaje de que depender cada vez menos del suministro de países en conflicto con generaciones de energía más amigables con el medio ambiente es una necesidad hoy, pero también –y sobre todo– un imperativo para progresar en el futuro.

Frente al disparado precio del gas, impulsado en gran parte por la invasión rusa de Ucrania, ponentes como Ignacio Pereña, secretario del Consejo de Redexis, ha incidido en el valor de impulsar la producción de gases renovables como el biometano o el hidrógeno, campo en el que España «va muy retrasado» pero en el que el país, y Aragón en particular, tiene «un potencial enorme». Desarrollar acciones en estos ámbitos es fundamental si queremos ir hacia una mayor independencia energética, ha recalcado.

Juan José Alba, director de Regulación de Endesa, ha corroborado el mensaje de Pereña al destacar una apuesta por los renovables que debe hacerse notar en la generación de gas. Ha destacado asimismo la aportación a la red de la energía producida con sol y con viento, si bien ha reconocido que el desequilibrio existente entre lo que esas fuentes aportan en verano frente al invierno obliga a impulsar un almacenamiento que no se puede resolver solo con baterías.

La transición energética, ha indicado por su parte Marina Serrano, presidenta de la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec), permitirá que bajen los precios de la luz y del gas e incrementará nuestra seguridad energética. «La crisis causada por la guerra en Ucrania demuestra que la transición está yendo demasiado despacio», ha dicho.

Jordi Sevilla, exministro de Administraciones Públicas, expresidente de Red Eléctrica y consejero en Llorente y Cuenca, ha hablado en su intervención del contexto geopolítico y de ese incremento de precios provocado en gran parte por el encarecimiento de la energía. La subida de la inflación, ha dicho, es un "hecho real" que tiene dos efectos inmediatos: «afecta al poder adquisitivo de las familias y les está subiendo el coste a las empresas». Los más perjudicados, ha reconocido, son aquellos que tienen rentas más bajas, lo que da lugar a un aumento de la desigualdad porque «su cesta de la compra está mucho más cargada de gasto en energía y en alimentación que en otras».

En otra mesa redonda, centrada en ‘El presente y futuro de la economía’, Alejandra Kindelán, presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), ha sido muy clara en los mensajes que quiso transmitir en un momento en el que «la economía se enfría». El primero de ellos, que la banca está para contribuir a la economía real, y que a diferencia de lo que ocurrió en la crisis de 2018 y los años que le siguieron, hoy el sector financiero español está muy sólido. El segundo mensaje es que «el principal enemigo de todos» es la inflación, de ahí que haya que trabajar para contener los precios (ese es el principal objetivo de la subida de tipos de interés), pero no imponer un nuevo gravamen a los bancos, punto en el que se ha mostrado muy crítica, asegurando que esa medida «es mala para la economía». Finalmente, Kindelán ha destacado el papel que la banca debe tener en el campo social con medidas como las articuladas para evitar que «la España vaciada» no sea excluida del sistema financiero.

Julio Rodríguez, consejero delegado de Cementos Molins, ha compartido mesa con Kindelán y en su alocución ha destacado la importancia de apostar más por la sostenibilidad en el campo industrial, su especialidad.

En la apertura institucional de la convención han intervenido Jorge Azcón, alcalde de Zaragoza, y Salvador Arenere, presidente de ADEA.