Mayores ante el frío: "Me aterra pensar que tengo que encender la calefacción"

El número de hogares con dificultades para mantener una temperatura adecuada o pagar las facturas se ha multiplicado.

Frío y personas mayores.
Frío y personas mayores.
K. U.

Teresa Hernández tiene 61 años. Vive sola en un piso del barrio de Las Fuentes de Zaragoza del que paga una hipoteca a descontar de una pensión de 600 euros que apenas le llega para pagar las facturas a fin de mes. Reconoce que su hija, quien le visita "a diario", le ayuda económicamente a afrontar los gastos, "sobre todo los del supermercado", pero ahora lo que más le "preocupa" es encender la calefacción.

"No han bajado las temperaturas todavía para el mes en el que estamos, pero el frío ya se ha metido en casa. No me puedo permitir ni pegar un calentón o ponerla al mínimo, al menos de momento. No sé qué haré cuando me vea obligada a encenderla, voy a intentar aguantar el máximo tiempo posible sin hacerlo", comenta Hernández, quien tiene reconocida una discapacidad física del 67%. 

Caso mujer en Las Fuentes
Caso mujer en Las Fuentes
K. U.

"Reconozco que los huesos de las manos ya han comenzado a dolerme porque enseguida se me quedan frías, pero si el año pasado pagué de media cerca de 300 euros de gas por el consumo de dos meses, no quiero imaginar cuánto me supondrá este invierno", confiesa, con resignación, la zaragozana.

Situación similar la de María Pilar Moreno. Tiene 69 años y vive sola en un piso de 95 metros cuadrados, con calefacción individual de gas, en el barrio de San José. Madre de tres hijos, "que ya hace años que se independizaron", actualmente cobra una pensión de 898 euros. Las facturas a fin de mes, "esperando que no surja ningún imprevisto", son su mayor preocupación, ya que con su jubilación tampoco se puede permitir "grandes lujos"

La llegada del frío le "aterra". "Con la subida de absolutamente todo, no me quiero ni imaginar lo que costará calentar la casa. Suele ser un gasto que me conlleva un sobreesfuerzo importante -en 2021 pagó una media de 280 euros por el consumo de dos meses-", asegura Moreno. 

Gastos mujer que vive sola en San José (Zaragoza)
Gastos mujer que vive sola en San José (Zaragoza)
K .U.

"De momento, lo que tengo claro es que intentaré aguantar lo máximo posible sin ponerla. Cuando no me quede más remedio, lo haré, pero a la mínima temperatura y cerrando los radiadores de algunas habitaciones. Tendré que abrigarme para estar en casa, y aún así me saldrá caro", comenta la vecina de San José.

Preocupación en las comunidades de vecinos 

A pesar de la que la calefacción es central, algunos de los vecinos de la calle de Italia 60, en Zaragoza, también han mostrado su preocupación por "lo que les va a llegar de factura". Así lo cuenta Pedro de la Torre, portero del edificio en el que residen 59 vecinos. 

"Muchos de los propietarios tienen más de 80 años y, en su mayoría, viven solos". "De calefacción todos ellos pagan una parte fija y otra por lo que consumen de manera individual. Eso es lo que más les preocupa y por lo que más me preguntan", asegura el portero.  "De momento, prefieren abrigarse un poco, antes de empezar a gastar ya en el mes que estamos", apunta De la Torre.

Quien ya va con "la bata puesta" en su vivienda es Carmen Ariño, vecina de Almonacid de la Sierra (Zaragoza). Tiene 66 años, es diabética y gracias a la ayuda de Cáritas y "de mi hermana, llego a final de mes". "Cobro solo una pensión contributiva de 480 euros, así que no puedo pasarme con ningún gasto". 

Mujer mayor que vive sola en Almonacid de la Sierra
Mujer mayor que vive sola en Almonacid de la Sierra
K. U.

"El invierno es lo más duro para mí, sin duda. Me paso las horas sin salir de mi habitación, puesto que solo me da para encender una estufa", cuenta la vecina de Almonacid. "Este año no sé, con el precio que lleva la luz, cómo lo voy a hacer", asume Carmen Ariño.

Cómo afecta el frío a las personas mayores

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística en Aragón publicados en 2020, en la comunidad había 73.200 personas mayores de 65 años viviendo solas, de las cuales 47.400 eran mujeres y 25.800 hombres, un sector de la población "al que hay que prestar especial atención con los cambios bruscos de temperatura por los efectos que puede tener en su salud", comenta José Luis Bonafonte, responsable de la Unidad de Geriatría del Hospital San Juan de Dios de Zaragoza. 

"El propio envejecimiento del organismo hace que el sistema de termorregulación corporal se vea alterado, con lo que la percepción de la temperatura ambiente varía. Esta es una de las razones por las que la gente mayor tiene más dificultad para adaptarse a los cambios extremos y, en este caso, tiende a ser más friolera", apunta el doctor. 

"Es muy importante vigilar la temperatura de las casas en las que reside esta parte de población. Estar expuestos al frío durante demasiado tiempo y de manera continuada puede conllevar riesgos añadidos a su salud, como por ejemplo, enfermedades respiratorias estacionales como pueden ser la gripe o bronquitis", apunta Bonafonte.

"A ellas hay que añadir que permanecer en un ambiente fresco también puede ayudar al desarrollo de una posible vasoconstricción, aumentando la tensión arterial y, por consiguiente, el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular en casos más extremos", añade el geriatra.

Otras cuestiones destacables, "no tan graves, pero también importantes" -señala José Luis Bonafonte-, "es el posible agravamiento de las patología previas que puedan tener". "Un ejemplo claro es la artrosis, para la que se suele recomendar calor. Es precisamente el frío su peor enemigo", comenta el doctor. "Si ello añadimos que las bajas temperaturas animan a que se muevan menos, el riesgo de incluso padecer hipotermia aumenta", concluye el geriatra.

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