Heraldo del Campo

Una afición familiar convertida en una nueva forma de vida

Sara Sánchez fundó Abella Laminera hace tan solo un año. La apicultura le ha permitido emprender y vivir en su pueblo natal, Ojos Negros (Teruel).

La apicultora Sara Sánchez inauguró Abella Laminera en la pequeña localidad turolense de Ojos Negros, lugar donde vive.
La apicultora Sara Sánchez inauguró Abella Laminera en la pequeña localidad turolense de Ojos Negros, lugar donde vive.
S.S.

Volver al lugar donde ha crecido y emprender. Son algunas de las cosas que ha permitido Abella Laminera a su fundadora, Sara Sánchez. La joven inauguraba, hace tan solo un año, un pequeño proyecto de apicultura sostenible que surgía a través de un pasatiempo familiar. En él tratan de ser respetuosos con el medio ambiente, intentando volver a las labores que se hacían antes, diversificando actividades como la apicultura y las plantas aromáticas.

Sánchez emprendió su proyecto en la localidad turolense de Ojos Negros, lugar en el que han vivido ella y su familia durante toda su vida. Aunque pasó unos años lejos de su pueblo, estudiando y trabajando en la ciudad de Teruel, decidió volver porque era donde realmente quería estar y desarrollar su proyecto vital, cuenta Sánchez. Hasta ahora, no se había dedicado al mundo de la agricultura, sino al de salud, como higienista bucodental en la capital turolense, de la que guarda "muy buen recuerdo", confiesa Sánchez.

La apicultora, orgullosa de sus raíces y su territorio, ha querido mostrarlo en el nombre del proyecto: "Soy firme defensora de la cultura aragonesa, por lo que creía que dar el nombre a mi empresa en aragonés era una bonita forma de poner en valor nuestra tierra", explica la apicultora de esta localidad turolense, de poco más de 300 habitantes.

Alguno de los productos ofrecidos por Abella Laminera.
Alguno de los productos ofrecidos por Abella Laminera.
S.S.

La ojonegrina es la única trabajadora del proyecto y, por lo tanto, la encargada de todo el proceso que conlleva conseguir la miel. "A la salida del invierno buscamos las floraciones tempranas en zonas más cálidas para ampliar el periodo productivo de las abejas", explica Sánchez. Tras unos meses, "volvemos a Ojos Negros, donde terminarán la primavera y pasarán el resto del año", añade la apicultora. Después, cuando las colmenas tienen excedente de miel, se realiza su extracción para pasar al envasado y su venta.

Con sus abejas consigue producir miel de distintas variedades, como la miel de bosque, polen, y propóleo. Sus productos pueden adquirirse, principalmente, a través de la venta online en sus perfiles de Instagram y Facebook, ‘@abellalaminera’, donde además comparte el día a día de sus abejas y algunas de sus labores.

También pueden encontrarse sus productos en pequeños comercios de la zona como en la Panadería Hermanas Rubio de Ojos Negros o en la Panadería Lorente y Bar +que un bocata, en Monreal del Campo. Además, en alguna ocasión, participa en ferias y mercadillos.

Un balance "muy positivo"

A pesar de ser un proyecto muy reciente, la apicultora cuenta que "el balance es muy positivo". Sánchez destaca que en este tiempo "se ha alcanzado un volumen de ventas considerable, se han duplicado las unidades productivas y se ha avanzado mucho en el manejo zootécnico", es decir, en conseguir su mayor rendimiento primando el bienestar animal.

Desde que comenzó la andadura de la joven junto a las abejas, "en lo que refiere al clima y floración de las plantas, esta temporada ha sido la más complicada", explica Sánchez. Pese a ello, "se ha conseguido satisfacer la demanda de los clientes y mantener las unidades productivas en buenas condiciones", explica la apicultora, que, a pesar de las dificultades, mantiene la misma ilusión que en su comienzo.

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