Heraldo del Campo

Aragón Alimentos quiere impulsar el etiquetado inteligente

Aragón quiere impulsar el uso del etiquetado inteligente en sus alimentos nobles y de mayor calidad. El primer paso lo ha dado la consejería de Agricultura con una experiencia piloto en el sector del vino.

Aragón ha puesto en marcha una experiencia piloto con etiquetas inteligentes en vinos de 10 bodegas de la Comunidad.
Aragón ha puesto en marcha una experiencia piloto con etiquetas inteligentes en vinos de 10 bodegas de la Comunidad.
Pixabay

El proyecto comenzó a gestarse en la mente de la directora de Promoción e Innovación Agroalimentaria de la consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Carmen Urbano, el pasado mes de marzo, cuando el Monasterio de Veruela acogió la asamblea general de de la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas, que integra a 54 denominaciones de origen de todo el país. Se hablaba entonces en aquel encuentro de las nuevas exigencias comunitarias que a partir de finales de 2023 obliga a las bodegas a incluir en sus etiquetas una lista de ingredientes y una declaración nutricional por cada 100 ml. Un requisito que Bruselas quería que fuese directamente visible que la etiqueta física y que los productores consiguieron que admitiera también la posibilidad de hacerlo por la vía electrónica.

"En ese encuentro se habló mucho de las etiquetas inteligentes y me quedó entonces la inquietud de que mediante el uso de códigos QR no solo se podía dar la información necesaria para cumplir la legislación sino también para atender las crecientes demandas de los consumidores, que ya no se conforman solo con tener a su disposición una lista de ingredientes o una fecha de caducidad", explica Urbano.

El siguiente paso llegó "por casualidad" cuando la directora general participó como ponente en un congreso sobre etiquetado inteligente promovido por Naturcode, una startup andaluza creadora del sistema de etiquetado inteligente que permite al consumidor informarse "de manera veraz e imparcial" sobre productos y bebidas que consume o desea adquirir.

De la suma de una y otra experiencia surgió un proyecto piloto para entrenar y extender este etiquetado inteligente a través de códigos QR a los ‘Alimentos Nobles’ de Aragón. Financiado por la DGA, la experiencia la estrenaron las diez bodegas -Bodegas Aragonesas, Bodegas El Grillo y la Luna, Bodegas Covinca, Bodegas Hacienda Molleda, Daroca Bodega, Finca Valonga, Jordán de Asso, Lagar D’Amprius, Pago de la Boticaria, San Valero- que participaron en la feria Fenavin (donde se presentó) en el expositor institucional de Aragón.

"Además durante un año estas empresas estarán trabajando con esta plataforma y desarrollando la información del producto", explica la directora general, que detalla que hay otro tipo de productos aragoneses con sello de calidad que ya han mostrado su interés por integrarse en esta plataforma que ya cuenta con más de con más de 11.000 referencias de productos, la mayoría de ellos locales, y que se ha convertido en la segunda base de datos de este tipo más importante de Europa.

"Queda camino por recorrer y trabajo por hacer", reconoce Urbano. Porque aunque los consumidores ya estamos familiarizados con la presencia de códigos QR en los lineales de los supermercados (generalmente junto al precio) y acercamos nuestros móviles a alimentos que lucen este tipo información digital, la directora general advierte que lo que encontramos tras ellos suele ser una página web claramente orientada a la publicidad.

"El etiquetado inteligente Naturcode va más allá. Es un sistema circular, que pone el foco en el consumidor al que no solo informa sino también permite interactuar, lo que genera una valiosa información para toda la cadena: productores, distribuidores y administraciones públicas", señala Urbano. Y el salto de las empresas a esa plataforma, "todavía está por dar", admite.

Carmen Urbano en el expositor institucional en el que se presentó el proyecto piloto de etiquetado inteligente con código QR.
Carmen Urbano en el expositor institucional en el que se presentó el proyecto piloto de etiquetado inteligente con código QR.
DGA

Las nuevas normas de etiquetado exigen cada vez más detalles sobre ingredientes y cualidades nutricionales de los alimentos. Y los consumidores también quieren saber más. Están más preocupados por la salud -una inquietud que se ha acentúado con la pandemia-. Quieren alimentarse con producciones sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Muestran cada vez más predilección por lo cercano, por el producto de proximidad y de kilómetro 0. Incluso buscan los ingredientes para diseñar una dieta totalmente personalizada. Y todo ello supone demasiada información para unas etiquetas tan pequeñas.

La solución, insiste Carmen Urbano, directora general de Promoción e Innovación Agroalimentaria de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Aragón, está en el uso de códigos QR y la adhesión de las empresas a plataformas como Naturcode, con las que "satisfacer las necesidades legales, pero poniendo a los consumidores en el centro, proporcionándoles no solo aquella información que impone la normativa sino aquella que necesita".

Solo hay que acercar el móvil a la etiqueta y el consumidor puede obtener la más completa información sobre el alimento. "Va más allá de un mero listado de ingredientes", destaca Urbano. Y es que en ese pequeño código digital, el productor puede geolocalizar su alimento, delimitar la zona de producción, destacar una declaración de alérgenos, incluir todas sus acreditaciones mediante certificados -medioambientales, ecológicos, sociales, huella de carbono, bienestar animal, halal-, describir su proceso de elaboración y las materias primas utilizadas, detallar el valor nutricional, reseñar sus singularidades y reconocimientos y aderezar la escritura con imágenes o vídeos.

"Se trata de una información profunda, que se puede ir actualizando y con garantía de veracidad y transparencia", detalla la directora general, que avala su argumento destacando que Naturcode cuenta con un comité científico asesor, con miembros de distintas universidades, y un comité asesor de asociaciones de consumidores que garantizan que todo lo recogido en la etiqueta inteligente responde a las ‘seis eses’ de los alimentos (seguros, saludables, sostenibles, solidarios y sociales).

Para toda la cadena

Estas etiquetas inteligentes no son solo "de lectura". El consumidor también tiene mucho que decir y puede hacerlo de una forma activa, escribiendo una reseña evaluando el producto o dirigiéndose directamente a la tienda online si el productor la tiene disponible. "Incluso puede diseñarse una lista personalizada de la compra seleccionando los productos en base a, por ejemplo, su cercanía, su mayor sostenibilidad o por la presencia de determinados ingredientes", asegura la directora general.

Así, señala Urbano, la información se hace "circular", para que pueda manejarla todos los eslabones de la cadena. Porque dicha interacción permite a los productores disponer de datos de mercado tan valiosos como las veces que su etiqueta inteligente se ha escaneado y dónde se ha realizado su visión, qué otros productos similares se han adquirido o cuál es la opinión que los consumidores tienen de sus oferta. Agricultores e industriales pueden conocer así las tendencias del mercado y los perfiles de los compradores y los distribuidores reciben información esencial para configurar su surtido a partir de los datos que muestran por donde caminan las demandas de sus clientes.

"Tiene muchas más ventajas que no solo ser un repositorio de información", reitera la directora general.

Para todos los productos

El proyecto piloto impulsado por el Gobierno de Aragón, a través de la consejería de Agricultura, ha centrado su apoyo en el sector vitivinícola. Y son diez bodegas -las que participaron en expositor institucional de Alimentos de Aragón en la feria Fenavin- las primeras en testear las ventajas y oportunidades que ofrece este tipo de etiquetado inteligente. Pero la responsable de la promoción e innovación alimentaria en el departamento que dirige Joaquín Olona insiste en que esta iniciativa puede trasladarse a todos tipo de alimentos, sobre todo, aquellos que lucen una marca de calidad. De hecho, explica que producciones como las que se cobijan bajo la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ternasco de Aragón ya se han puesto en contacto con impulsores de Naturcode para estudiar la posibilidad de utilizar el etiquetado inteligente en sus carnes.

Reconoce Urbano, sin embargo, que "queda trabajo por hacer" porque aunque ya hay muchos alimentos que llevan códigos QR, "una cosa es que esa información la maneje solo el productor en su web y otra distinta que den el salto a este tipo de plataformas". Y en este último paso "todavía hay mucho camino por recorrer", reconoce la directora general, que muestra su confianza en disponer en próximos ejercicios con suficiente presupuesto como para continuar impulsando este tipo de proyectos.

"Siguiendo el ejemplo de lo que hicimos en Fenavin, me gustaría que pudierámos llevar una experiencia de este tipo a todas aquellas ferias de alimentación en la que estemos presentes e impulsar el etiquetado inteligente no solo en el vino sino también en otras producciones, especialmente en fresco", explica. Pero, de momento, Urbano esperará a ver como queda el escenario presupuestario y después decidirá qué producto y que sector podría beneficiarse de estas actuaciones.

"Sería impensable dar toda esa información sin un QR"

Pago de la Boticaria, situada en la localidad zaragozana de Daroca, no solo es una de las diez bodegas que participan en el proyecto piloto financiado por el Gobierno y presentado en la feria nacional del vino de Ciudad Real (Fenavin) para impulsar el etiquetado inteligente a través de códigos QR.

Es además la empresa que consiguió hacerse con el reconocimiento el reconocimiento otorgado por el Ejecutivo como empresa más valorada por los asistentes al certamen. Un éxito que se hizo patente en los comentarios y opiniones que los consumidores realizaron haciendo uso de la etiqueta inteligente.

"La principal ventaja de este tipo de etiquetado es la facilidad para llegar al cliente", señala Pilar Herrero, directora de la bodega darocense, que insiste en la importancia del contacto directo con el consumidor final.

Herrero explica que el código QR puede ir en la botella de vino, en la caja e incluso en los folletos promocionales y el consumidor "que ya está muy acostumbrado a utilizar estos códigos" solo tiene que acercar el móvil para llegar a la información que desea el productor. "Si quieres lo llevas directamente a la información del vino o si prefieres lo encaminas a la página web de tu bodega", destaca Herrero.

La impulsora de Pago de la Boticaria afirma con rotundidad que los consumidores aprecian esta nueva tecnología, porque no solo están cada vez más concienciados con una alimentación saludable y respetuosa con el medio ambiente, sino que se muestran interesados por el origen e incluso los métodos de elaboración de aquellos productos que llevan a su cesta de la compra.

"La gente lo que quiere saber es de qué se trata el producto que van a comprar, con lo que valoran mucho poder informarse, incluso antes de catar el vino como es nuestro caso, absolutamente de todo, desde el inicio en la cepa hasta el final de la botella", explica Herrero, que insiste en que "sin un código QR toda esa información sería impensable en el etiquetado".

Por eso, y convencidos de la competitividad que esta tecnología aporta a sus producciones, la bodega ya utiliza este tipo de etiqueta en todos sus vinos.

Pilar Herrero con sus vinos en la feria de Feravin.
Pilar Herrero con sus vinos en la feria de Feravin.
DGA

"Queríamos dar visibilidad a nuestra tradicional selección"

En Cosanse, decidieron este año optar por el etiquetado inteligente para dar visibilidad a sus tradicionales métodos de producción y aquellas familias de agricultores que los hacen posible. Lo hicieron durante la campaña de cereza -una producción estrella por su valor y su marca-, que lanzaron al mercado en una nueva caja de madera con un código QR al que el consumidor solo tenía que acercar su smartphone para conocer cómo la cooperativa y, especialmente sus socios, producen, recolectan y calibran esta fruta dulce.

Y es que en todo ese trabajo Cosanse marca la diferencia. "Nosotros seguimos trabajando como se hacía siempre, es decir, hacemos la selección en campo y no con máquina como así sucede en el resto de las centrales hortofrutícolas", señala el gerente de la cooperativa, Alberto Navarro. Puede que este método sea menos preciso y menos homogéneo que si se realiza con una calibradora, pero el producto que llega al mercado tiene una mayor frescura, "porque se expide el mismo día de la recolección o como mucho al día siguiente", añade.

Nueva caja de cerezas de Cosanse con un código QR.
Nueva caja de cerezas de Cosanse con un código QR.
A.N.

Hay además otra diferencia. Si la clasificación se hace con máquina hay que enfriar la cereza primero y, además, durante la clasificación, también se utiliza agua por lo que hay que someter al producto a tratamientos fungicidas. "Nosotros no tenemos que añadir ningún producto postcosecha", matiza. Y todo eso es lo que puede conocer a través del código QR con el que Cosanse ha querido dar visibilidad a "todas esas familias de fruticultores que están detrás de estas producciones de calidad, con las que generan empleo, riqueza y asientan población en el territorio", añade Navarro.

De momento, este etiquetado solo acompaña a las producciones de cereza -lo hará también en sucesivas campañas-, aunque la cooperativa no descarta aplicarla "más adelante" a otros productos como el albaricoque. Su gerente reconoce, sin embargo, que resulta menos viable para "un melocotón, una nectarina o una manzana que son productos más generalistas".

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