Agricultura

La mejora vegetal evita una mayor pérdida en los rendimientos del cereal de invierno

En esta "complicada campaña" se han cosechado en Aragón 2,02 millones de toneladas, un 28% menos que en 2021.

Un campo de cereal afectado por el calor y la sequía en Villastar (Teruel).
Un campo de cereal afectado por el calor y la sequía en Villastar (Teruel).
C.E.

Ha sido una de las peores campañas de los últimos diez años. Y eso que los productores de cereal de invierno encaraban la primavera con buenas expectativas, pero las bajas temperaturas de abril, unidas a las tormentas primaverales y las sucesivas y asfixiantes olas de calor terminaron con los buenos augurios y han reducido finalmente la cosecha de cereal de invierno en Aragón a los 2,02 millones de toneladas, un 28,23% menos que la obtenida en la campaña anterior y lejos de los 2,5 millones de toneladas en los que se sitúa la media de la última década.

Algo ha tenido que ver en este descenso el retroceso de la superficie dedicada a estos cultivos extensivos, con destacada presencia en la Comunidad. De hecho, la superficie ocupada por estas producciones (trigos, cebadas, avenas, centenos...) se ha extendido por 728.000 hectáreas repartidas por las tres provincias aragonesas, nada menos que casi 50.000 hectáreas menos que la media de los últimos diez años.

Y mucho de esta pérdida se explica por el descenso del rendimiento de los cultivos –muy castigados por las continúas adversidades climáticas– que se ha situado en el entorno de los 2,4 toneladas por hectárea, cuando la cifra promedio de la última década supera las tres toneladas.

El descenso de la productividad ha sido generalizado y ha afectado a las tres provincias aragonesas. En Huesca la producción ha alcanzado las 836.564 toneladas, lo que supone un descenso del 24,8%. Mayor ha sido la merma en la provincia turolense, en la que la cosecha ha caído un 30,19%, un porcentaje similar al descenso del 20.58% registrado en la provincia de Zaragoza, donde se han cosechado 741.584 toneladas de cereal de invierno.

Podría haber sido peor. Lo ha impedido la mejora genética en el material vegetal, el uso generalizado de semilla certificada y los ensayos en campo –y su transferencia al territorio– que se realizan en Aragón para la búsqueda de variedades más adaptadas a las exigencias climáticas de cada zona. De hecho, entre el 50% y el 60% de la producción la aporta la mejora genética.

Todos estos datos –y sus conclusiones– los han detallado este martes el jefe del Área de Cultivos Herbáceos del Centro de Transformación Agroalimentaria (CTA) del Gobierno de Aragón, Miguel Gutiérrez, y el responsable de Innovación en Cooperativas Agroalimentarias de Aragón, Jesús Abadías, durante la presentación del Dosier de Cultivos de Invierno 2021/2022 elaborado por la Red Arax. Un informe, a disposición de los agricultores para que puedan tomar sus decisiones de siembra, que recoge los estudios realizados en colaboración con 12 cooperativas en más de 8.000 parcelas de ensayo distribuidas por todo Aragón, en las que se analiza la adaptación de variedades de cereal a las actuales condiciones climáticas, su resiliencia, productividad o resistencia a enfermedades.

Los ensayos recogidos en el informe ponen además de manifiesto, ha señalado Gutiérrez, que ante el cambio climático, Aragón cuenta con cultivos “más resilientes” como la cebada, que a pesar de que también ha perdido producción no lo ha hecho en porcentajes tan elevados como por ejemplo el trigo duro, cuya producción ha caído un 35%, no solo porque resulta “mucho menos resistente”, sino porque además ha retrocedido durante la pasada campaña nada menos que 60.000 hectáreas.

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